Hola a todos en general y más en concreto, Hola Max,

En la actualización de la Web del pasado viernes pudimos leer muchas respuestas a tus preguntas. Con un pelín de retraso te cuento mi experiencia al respecto.

Como decía Isadora, los actos de piedad que hice eran buenos en sí mismos, independientemente de mi pertenencia o no al Opus Dei. En ese sentido no me tendría porque arrepentir de haberlos hecho. Pero hoy tengo la certeza de que esos interminables y finalmente agotadores actos de piedad, conseguían apartarme del mundo que se suponía debía santificar y de la gente a la que se suponía debía acercar a Dios. Esa es posiblemente la idea (no la teórica, pero desde luego sí la práctica...), centrarte tanto en el Sagrario que te olvides de que existe nada más. A mí eso no me parece positivo, porque es impropio de personas que viven en medio del mundo. Si fuésemos religiosos seguramente sería estupendo. Como yo fuí de las que se esforzaban tanto por hacer lo que 'les decían que tenían que hacer' que al final no hacía 'lo que relamente tenía que hacer', en ese sentido sí debería estar arrepentida de tanta 'rezadera', que dices tú. La realidad es que no me pesa en la conciencia porque lo hice de corazón pensando que era lo mejor que podía hacer y lo hice lo mejor que supe/pude, pero hoy no lo haría así. Por supuesto (pienso...) que hay que dedicar un tiempo diario a cultivar la vida interior, pero soy más de la escuela de "a Dios rogando y con el mazo dando". Y claro, si te pasas el tiempo rogando, ocurre que no te da ni tiempo a ver donde está el mazo, olvídate de dar nada con el mismo...

Preguntas también si nos daba consuelo en las dificultades. A mí personalmente me daba el consuelo de saber que Dios me escuchaba, pero ya está. En ocasiones era lo único que podías hacer ante tanta incomprensión, tantos oídos sordos, y ante tanto desamor. Pero a mí consuelo-consuelo no me daba. A mí nadie me enseñó a rezar en el Opus Dei (aquí más de uno está alucinado seguramente, pero como lo pienso lo digo). Dieron por supuesto que viniendo del colegio Obra Corporativa que venía y teniendo un aceptable plan de vida, sabría 'hacer oración'. Curiosamente eso es lo mismo que dieron por supuesto en el mencionado colegio, así que unos por otros a mí nadie me enseñó nada. Mi oración era sincera pero artificial, en el sentido que seguía los clichés que iba cogiendo de aquí y allá en meditaciones y demás medios de formación, al respecto de cómo se hacía oración. Yo pensaba que mi oración era fetén, pero hoy sé que no era así. Me dí cuenta cuando después de muchos años de dejar el Opus Dei encontré a Dios en mi corazón, y entendí que la oración brota espontáneamente, no se hace. Y que a Dios lo oyes a veces, no siempre, y desde luego no siempre que quieres, ni en el momento que has decidido que harás la oración y Dios te hablará... Dios habla cuando Él quiere, y tú le escuchas cuando puedes...

La oración que hacía entonces no era mala, pero no era como ahora, y por lo tanto no podía darme la misma paz ni el mismo consuelo que me da ahora. Para que me entendais os pongo un ejemplo que seguramente a muchos os resultará más cercano. Yo salí del Opus Dei con 20 años y me casé a los 35, por lo que estuve en disposición de tener novio durante 15 años. Tuve dos novios de los que pensé estar muy enamorada, hasta el día que conocí al que hoy es mi marido, y entendí sin necesidad de razonamiento alguno, que yo jamás había estado enamorada de alguien anteriormente. Pues lo mismo...

Realmente conversábamos con Dios?. Pienso que en ocasiones sí, pero la mayoría de las veces es un monólogo, en el mejor de los casos referente a tu vida interior. Para escuchar lo que Dios te dice, necesitas en primer lugar haber encontrado el rincón del corazón desde el que te habla. Eso requiere tiempo, y la media hora justa no te pases ni un minuto, a la hora prevista y no llegues tarde que te corrigen fraternalmente, con el tema que la directora 'ha visto' que tienes que trabajar porque es tu defecto dominante aunque tú opines lo contrario (por favor releeros el escrito de Satur al respecto)... Pues no ayuda mucho a encontrar a Dios y a afinar el oído a ver si oyes algo, la verdad. A mí no, al menos.

Espero haber contestado a tus preguntas.

Un abrazo para cada uno,

Isabel Nath