Agradezco de veras a E.B.E., tan atinado como siempre, sus observaciones y sugerencias a mi correo sobre Delimitar el carisma del Opus Dei y desmitificar su organización. Es verdad: no parece probable que los dirigentes del Opus Dei puedan remediar el problema en que se encuentra la institución. Pues, aun en el supuesto de que la Santa Sede les obligara a corregir las prácticas contrarias a la moral cristiana, la mentalidad inmovilista de los dirigentes del Opus Dei no les permitiría jamás rectificar los aspectos prácticos establecidos por el Fundador, que, siendo lícitos, son incompatibles con la espiritualidad secular que predicó.

Por eso, para que el carisma –que me parece que es real y, comparándolo con las restantes realidades eclesiales, muy diferente de todos ellos- no caiga en el olvido por falta de un cauce concreto de aplicación y promoción, es decir, para que no siga siendo una utopía (de u-topos, en griego = sin un lugar), necesitará encontrar un topos adecuado, fuera de la organización actual. Pues, como escribía E.B.E., «para que algo parecido a la Obra sea viable, pienso que tendría que nacer de nuevo y no ser el remiendo del saco viejo».

Tengo la impresión de que gran parte del trabajo previo ya se ha comenzado a realizar en esta Web, a través de muchos de los estudios publicados, en los que se ha ido efectuando una labor de análisis crítico, riguroso y sereno, muy importante; a lo que hay que sumar la imparable labor de documentación sobre las fuentes, que tanto puede facilitar la complementaria tarea de criba y decantación: de delimitar el carisma de la Obra, purificándolo de sus adherencias antiseculares.

Por lo demás, respecto de la dificultad de E.B.E. para explicarse cómo Escrivá montó una organización poco acorde en algunos aspectos con el carisma que predicó, en mi escrito apuntaba a las peculiaridades de su compleja personalidad, que en mi opinión le dificultaron percibir las contradicciones entre sus enseñanzas y su fundación, así como la ilicitud de ciertas prácticas establecidas por él, y que en esta web se vienen documentando ampliamente: violación de la confidencialidad, faltas de caridad, métodos proselitistas coactivos, etc. Pero el tema tiene suficiente entidad como para tratarlo monográficamente en otra ocasión. Dios mediante, la próxima semana enviaré algo al respecto.

Saludos cordiales,

Doserra