Los buenos en el lado oscuro.- Dionisio
Fecha Friday, 13 October 2006
Tema 100. Aspectos sociológicos


Queridos orejas y especialmente Australopitecus:

 

Todas las generalizaciones son falsas…

Incluida esta.

 

Perdona que me meta en tu conversación con Carocha, pero es que el tema de la gente buena en el lado oscuro es fascinante.

 

Primero te cuento algunas de mis vivencias interiores. Recuerdo claramente cierta etapa de mi vida en el lado oscuro en el que yo le repetía con amor y fuerza al Señor en el Sagrario: aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré. Esa era mi respuesta al ver lo mal que andaban las cosas por allí dentro. Yo estaba convencido de la autenticidad de la vocación, de la santidad de la obra, de la realidad de la Providencia obrando por medio de Escrivá para salvar a la Iglesia del desastre y de las garras del demonio. Sin embargo, me sentía impotente para hacer que las cosas cambiaran. Los que tenían el poder en sus manos no estaban interesados en cambiar lo malo. Sus criterios me resultaban incomprensibles. Mi único recurso y consuelo era la oración. Aunque todos te abandonen…; el Señor es mi Pastor, nada me falta. Perdona por los troncazos, Australopitecus, son expansiones de confianza. Recuerdo incluso, que ante la posibilidad de que uno de mis entonces “hermanos” abandonara, yo ofrecí mi vida al Señor a cambio de su perseverancia. Supongo que estos testimonios, junto con mi dedicación al apostolado y al proselitismo, la disponibilidad absoluta para toda clase de encargos (estupideces incluidas), el cariño sincero hacia mí de “mis” supernumerarios y de los chicos de San Rafael, me calificarían como que yo era uno de los buenos. Sin embargo, el sistema me fue corrompiendo hasta el punto que en los últimos meses que estuve dentro del lado oscuro me comporté como un verdadero hijo de puta, con perdón de mi madre, que es una santa.  Es más, en buena parte, me fui porque me estaba asustando de mi propia hijoeputez. Me avergüenzo de mi comportamiento, esto no es humildad, es vergüenza cruda. Si la tendencia se mantenía, yo no se qué clase de bicharraco sería en estos momentos. Salir del lado oscuro fue mi salvación. Creo que he recuperado mi sanidad (sin t) moral, mi salud espiritual. La salud corporal nunca la perdí, pero no descarto que el mal camino por el que iba hubiera empezado a tener repercusiones en el cuerpo. Por supuesto, a Él no le he abandonado. Mi vida espiritual está mucho mejor que nunca. Cumplo mis promesas.

 

Yo acepto que tengas una opinión diferente, pero, después de contarte estas intimidades, comprenderás ahora que mi opinión esté más cerca de la de Carocha que de la tuya. Es decir, admito la posibilidad teórica de que haya gente buena en el lado oscuro (agregados y numerarios con la fidelidad hecha, los supernumerarios son otra cosa, en general no se enteran de nada y mejor para ellos), sin embargo, afirmo que en la práctica, esa supuesta gente buena, son excepciones. Tales casos son muy aislados. Como tú, yo podría dar algunos nombres, no más de tres. Uno con más de setenta años y varios tornillos benignamente sueltos. Otro, un cura caído en desgracia, que se refugia en una intensa piedad para no ver lo que no quiere ver, para no dar una patada al tablero cuando está ya cerca de los setenta años. El otro, un hombre al que yo metí allá, un alma buena y sencilla, de esas que a uno le hacen poner en duda la universalidad del pecado original, al que no veo desde hace muchísimo tiempo, y del que lo último que sé es que no tiene ningún cargo de gobierno, que no es una persona de la confianza de los directores (gratias tibi Deus), y que se dedica a hacer apostolado con jóvenes de un barrio muy pobre. De verdad, muy poca cantidad comparada con la mayoría de elementos del lado oscuro que están integrados en su perverso sistema.

 

Termino aclarando que no he sido nunca rencoroso, ni escribo esto indignado. Es mi opinión, mi testimonio de lo que yo fui, de mi transformación y de lo que yo vi. Respeto tu diferente punto de vista. Por supuesto, coincido contigo en afirmar que entre los que nos hemos ido hay de todo. De algunos, entre los que no se incluye Australopitecus, diría parafraseando a no-me-acuerdo-quién: “que Dios los guarde, pero lejos de mi.”

 

Con todo cariño,

 

Dionisio, muy contento de que el Señor no aceptara su ofrecimiento e informando que la causa de su ofrecimiento también se ha ido del lado oscuro.

 

P.D. Entre unos y otros hemos puesto buena a la pobre Encarna. Yo no se porqué no escarmientan y dejan de venir a provocar. Creo que un aviso del Consejo General no estaría de más para frenar a algunos impetuosos personajes del lado oscuro. Les iría mejor, me parece a mí. Lo difícil sería redactar ese aviso. Quizá por eso no lo han hecho.









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