Querido Peter,

Aprovecho el espacio que me has dado para aclararte un poco más sobre lo que te cuestionas.

En el opus se cuidan mucho de que las cosas no se hagan “por escrito”, para que no quede prueba escrita de nada (nunca se sabe cuando alguien puede utilizar un documento en su contra). Por ello, lo del “famoso contrato” no es un contrato formal como el que suscribes con una empresa o un tercero, en el que se manifiestan claramente los derechos y obligaciones de las partes. Aquí no. La “declaración formal de carácter contractual, renovable anualmente”  a la que te refieres no es ni más ni menos que la carta al padre que deberás escribir solicitando la admisión a sus filas. En tu caso, como supernumerario, no se la escribirás al padre, sino al Vicario, que es su “representante” en la región en la que te encuentres.

Y es a eso a lo que se refieren con que sea una declaración formal de carácter contractual. Es formal porque tú la escribes de tu puño y letra, y luego se la entregas al director del centro al que atiendes, y es meramente eso en lo que consiste la “formalidad”. El se encargará de remitírsela al Vicario. Y en cuanto a lo de ser renovable anualmente, pues es cierto, pero tampoco es algo que debas hacer por escrito. Todo lo contrario, es algo que debe hacerse a nivel interno, al momento de hacer tu oración diaria el día 19 de marzo de cada añoo mejor, durante la Misa, pero que no es más que tu propia decisión interior de querer seguir manteniéndote ligado a la obra, y -según te dicen- a Dios- a través de la supuesta “vocación” que te hacen creer que “vieron” en ti y que tenías supuestamente desde toda la eternidad, dada por el mismo Dios desde siempre, desde siempre, desde siempre, muchísimo antes de tu concepción, desde que el mismo Dios pensó en tí.  Un poco fabulesco, ¿eh?.

Y pues, no es más que eso a lo que se refiere el famosísimo contrato sobre el que tantas preguntas te estás haciendo. No te creas que te van a dar un documento tipo contractual en el que te dirán te antemano de qué se trata todo esto que ahora, desde fuera, estás viendo en forma tan agradable. Quizás si nos hubiesen dado un contrato real y efectivo, palpable y plausible, en el que –aún con letritas chiquiticas- te hubiesen explicado todo a cabo y a rabo, quizás más de uno de los que hoy días somos asiduos visitantes de esta página, nos lo  hubiésemos pensado dos veces antes de comprometer nuestras vidas en una aventura, que para tantos fue tan difícil y tan dura.

Espero que estas palabras te hayan aclarado un poco más el panorama, y si sigues con dudas, no dudes en seguir consultándonos.

Mucha suerte, y de nuevo te lo digo, piénsatelo dos (o tres, o cuatro) veces.

Fiko