Esse Dei.- Avefenix.
Fecha Wednesday, 20 September 2006
Tema 010. Testimonios


         Esse Dei

        

Querid@s herman@s: acabo de descubrir este sitio, sabía de él pero no lo imaginaba así. Matrícula de honor. Pocas veces he reído con tanta satisfacción como aquí con algunos escritos recordando tiempos pasados. Leí algunas cosas, quedé muy sorprendido, con muchas ganas de leerlo todo. También fui numerario. No imaginaba que lo que sufrí también lo padecían otr@s. Atravesando los infiernos que referís sobreviví mejorando la vida espiritual.

        

Me pillaron por lo espiritual. De niño disfrutaba con los Diálogos de santa Catalina de Siena y cosas por el estilo a las que me aficioné con pasión. Cuando me llevaron por un Centro me pareció perfecto todo aquello de la santidad... 



   ¡Pues pita de una vez, hombre!

   ¡Pero si se puede ser santo sin ser de la Obra!

   ¡En teoría sí, pero en la práctica sólo se puede ser santo en medio del mundo siendo del Opus Dei!

 

Como no acababa de convencerme, me llevaron a una convivencia a Los rosales para pitar, y allí ya sabéis: que Dios te llama, lo vemos clarísimo, Dios habla por los directores, obedece, si te niegas te condenas por toda la eternidad... y escribí la carta. Me injertaron y enraizó este convencimiento en la adolescencia y cuando una década después me fui no podía arrancar la losa del remordimiento destructor. Mi vida ha sido un antes y un después. Me fui y me atormentaba: ¿me habré equivocado?, ¿podía haber hecho más para perseverar?, ¿la culpa era de ellos por no saberme ayudar? ¿Era un Judas condenado in aeternum? Fui a confesarme a ver si se podía perdonar al ser más vil. El santo y docto confesor no sólo me dijo que acababa de nacer de nuevo, que no estaba condenado sino todo lo contrario, salvado por el Salvador que ha venido a llamar a los pecadores, al hijo pródigo, a la oveja perdida, a la pecadora... Una de las pruebas de que Dios es Todopoderoso es que de los grandes males saca bienes infinitamente mejores. He descubierto las maravillas de la Iglesia del Pedrusco (traducción de Petrus, masculino; Piedra es femenino).

        

Al poco de pitar, todavía no vivía en el Centro, el dire se interesó por las obras de san Juan de la Cruz que estaba leyendo con gusto en casa de mis padres, de modo que se las llevé para enseñárselas, y noté que todo su interés era despegarme del libro, me explicó cómo la gente de la Obra que había escrito libros de espiritualidad también era santa, que santa Teresa era más adecuada para nosotros aunque de momento no la iba a ver ni de lejos (nunca la leí), y que a partir de ahora vas a leer sólo lo que se te indique. El de san Juan nunca más volví a verlo, cumbre poética y mística.

        

Primer curso anual, todo ideal, maravilloso; de pronto, en una clase el sacerdote numerario pregunta:

 

       ¿Se puede comulgar en pecado mortal?

       ¡Nooo...!

       Bien, pero hay tres casos en que sí, previa contrición perfecta. El primero: en peligro de muerte. Segundo: un sacerdote que tiene que celebrar la Santa Misa. Tercero: un miembro del Opus Dei que si no comulgara sería un escándalo; por ejemplo una personalidad pública en una Misa concurrida de quien se espera que vaya a comulgar por ser conocida su pertenencia a la Obra; sería una deshonra o desprestigio para Opus Dei que no fuera a comulgar.

 

Por el tercer caso me escandalicé yo. No podía ser verdad lo que acababa de oír, o había entendido mal. Pregunté, ese día y otros, y a otras personas. Había oído bien. Han pasado muchos años, y sigo sin entender esto. ¿Alguien puede explicármelo? La doctrina de la Iglesia es clara, no se puede comulgar en esa situación creo yo, y tampoco se puede comulgar para que me vean. ¿Porqué ellos sí y los demás no? No quiero formar parte de un sacrilegio institucionalizado.

 

      Disculpe, caballero, ¿usted porqué va a comulgar?

       Para que me vean.

       Pues no puede, oiga. Por este motivo y porque está en pecado mortal. Horrible sacrilegio.

 

Un intérprete de textos legislativos, a quien le vemos desmentir en un video clave (quien lea entienda), no escribe ni una palabra de esta excepción en sus interpretaciones. Y, para más inri, si no está en pecado mortal habitual toda una institución que destroza personas y familias y en vez de reconocerlo se autoafirma mintiendo, calumniando, difamando, expoliando y causando la muerte civil, que alguien me lo explique.

        

Un cristiano no puede mentir nunca, ni por salvar la propia vida, y menos un santo canonizado que la Iglesia nos pone como modelo. Pero -sanjosemaria- durante la guerra civil se hizo pasar por enfermo mental para esconderse en un psiquiátrico, diciendo que era un personaje famoso y que fuese más creíble su enfermedad incluso consiguiendo un certificado médico. Aunque al lado del caso Marcial esto es peccata minuta.

        

Quizá esté equivocado, y pido disculpas si alguien se molesta, no juzgo a nadie, pero yo lo veo así. El caso es que la inocente piedad juvenil fue transformándose hasta encontrarme autómata programado sin alma corazón y vida. Metido con calzador en unos zapatos que cada vez me hacían más daño. Yo no era yo. Lo diré con la genialidad formal y semántica de Juan Ramón Jiménez:

                “Yo no soy yo.

                           Soy este

    que va a mi lado sin yo verlo;

    que, a veces, voy a ver,

     y que, a veces olvido.

                El que calla, sereno, cuando hablo,

                el que perdona, dulce, cuando odio,

                el que pasea por donde no estoy,

                el que quedará en pie cuando yo muera.”

 

Por supuesto que un cristiano no odia, entiendo aquí la palabra en el sentido de rechazo, como cuando se dice que Dios odia el pecado.

        

Segundo curso anual: uno de la promoción se pone enfermo, le dicen que ya no tiene vocación de numerario, y lo mandan a su casa a que lo cuide su familia. Seguí con especial interés y dolor el  suceso de mi amigo, comprobando la falsedad y mentira de todo el montaje vocacional, temiendo que me ocurriera a mí también. En fin, los años pasaron aguantando encorsetado. Conocer el Opus supuso la ruina y destrozo de la familia y de vidas sin despedida. No hay forma de reclamar: jueces y fiscales, periodistas... hipocritofarisaicos instalados en la injusticia y disfrazados de santos para justificar su conciencia... tentáculos asombrosos, campo minado. Es mejor alejarse y dejarlo en las manos de Dios. Ahora puedo leer lo que me da la gana y el Espíritu Santo me inspira. En unos ejercicios espirituales un santo jesuita me descubrió que la Iglesia nos permite participar dos veces en la Santa Misa y comulgar en ella cada día, y así lo hago con gran felicidad, y dos horas de oración. También he descubierto la riqueza de la liturgia de las horas y muchas maravillas, cosas que hacerlas me ayuda a ser mejor y me gustan mucho. Mi solución para vencer la maldición del Opus: cumplir las normas el doble, bienaventuranzas genuinas, obras de caridad auténticas como visitar enfermos no instrumentalizándolos para los pitables, labores de voluntariado en pastoral penitenciaria donde nunca se les ha visto ni de lejos y sí a sus vívtimas, en comedor para necesitados, etc.  Todo ello a pesar de estar explotado por dos trabajos simultáneos con contrato indefinido que tuve que aceptar tras la muerte civil y el expolio criminal. Es muy curioso, sigo amándoles.

        

Nos fuimos de la Opus, y aquí nos encontramos. Cada un@ es cada un@. Sois geniales. ¡Gente valiosa! Me gustan vuestras caras, creadas a imagen y semejanza de las Personas de la Santísima Trinidad y redimidas con la condena a muerte de Jesucristo y su resurrección. Gracias por estar en este sitio. Frater qui adjuvator a fratre quasi civitas firma. Acabo de fundar el Opus renovado, la contrareforma del Opus, aprovechando todo lo bueno que tiene y todas nuestras críticas y sugerencias, la unión hace la fuerza, los socios somos yo + todo el Cuerpo Místico (el burro delante), con caridad a las víctimas y a los verdugos. No para hacer (operare) sino para ser (esse), pues todo el que es, hace, pero no todo el que hace, es. Esse Dei, Ser de Dios.

 

Avefenix







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