Psicoevelyn, date un tiempo.- Ananaru
Fecha Wednesday, 13 September 2006
Tema 010. Testimonios


Hola Psicoevelyn:

Parece que tu asunto empieza a aclararse. No es que no sepas si quieres ser agregada o supernumeraria, es que no tienes clara tu vocación. Pero ahí sólo tú, frente a Dios, puedes dar respuesta, pero estate tranquila.

Yo personalmente pienso que el problema de la vocación no es un problema de generosidad, sino de “ser”, y me explico. Yo estuve casi diez años en la Obra con una generosidad increíble a Dios sin tener vocación a la Obra, y eso hizo que casi acabara con una depresión. Ahora he vuelto a iniciar un camino vocacional en la virginidad, pero la cosa es muy distinta. Primero, porque el Señor me lo ha hecho ver claramente, y negarlo sería como arrancarme la piel de la cara. Segundo, porque ha sido un camino largo, dando un paso detrás de otro. Cuando el Señor me hizo ver que quería algo de mí (yo había dejado la Obra poco más de un año antes porque me habían dicho que mi camino era claramente el matrimonio) fue hace ahora casi diez años, y yo tenía 25. Y desde aquel momento pasaron ocho años hasta que di el paso. ¿Y qué hice en esos ocho años? Pues tomarme en serio lo que tenía delante, cuidar la relación con la Institución en la que intuía que podía estar mi camino y seguir la vida de esa Institución a fondo. ¿Y entre medias hubo algún chico? Pues relación real no, porque cada vez que me enamoraba de alguno me venía al corazón el Señor. Como dice un canto, “te he agarrado el corazón”, y a mí el Señor me lo había agarrado.

Al poco de haber tenido esa intuición (yo tenía mucho miedo porque no quería volver a sufrir) hablé con un sacerdote que me dio el mejor consejo que me podían haber dado. Me dijo dos cosas. Primera: si lo que has visto viene del Señor, se repetirá (¡y vaya si se repitió!) y lo verás claro: estate tranquila. Segunda: si tienes vocación, la tienes para siempre: no tengas prisa. Y con estos dos consejos me fui tranquila a casa.

Para mí la vocación, ese plan que el Señor tiene preparado para cada uno, es lo más bello del mundo, y una fuente de paz y de alegría. Pero no la vocación a la virginidad: cualquier vocación. El Señor se da por entero a cada uno en distintas formas. Unos, en el matrimonio, a través del cónyuge. Otros, en la virginidad, a través de una comunidad (que puede ser la Obra o cualquier otra). Pero en uno u otro camino, es Él el que se nos da, y no hay uno que sea más que el otro (Él es el Justo, y no sería justo que para unos tuviera preparado un camino mejor que para otros). Y se puede entregar la vida a Cristo y a los hombres a través del matrimonio… ¡cuántos ejemplos he visto yo de eso!

Si estás contenta en la Obra, sigue frecuentándola, pero no quieras (o no permitas que quieran) correr en el tema de la vocación porque, si tienes vocación, la tienes para siempre, no lo olvides. Si piensas que debes verificar la relación con ese chico… ¡adelante! ¿Y si la vocación (es decir, ese plan que el Señor ha pensado para que tu vida se cumpla) que el Señor quiere para ti es precisamente él? ¡Pues vaya tontería estarías haciendo! Pero eso sólo lo puedes decir tú (y no te preocupes: si el Señor llama, lo hace ver muy clarito), y nadie más. Y si, como decías en tu primera carta, estás cierta de que el Señor quiere tu vida entera, yo sólo puedo decirte que no hay mejor Esposo.

Sigo pidiendo por ti. Si alguna vez te acuerdas, reza un Gloria (que es la oración más corta) por mí.

Un abrazo,

Ananaru.







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=8329