Derecho de retractación o reculada.- Fede
Fecha Sunday, 08 February 2004
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Derecho de retractación o reculada

Quería hacer una disquisición a raíz del mensaje de ALM (7.2.2004).

En mi opinión, tal como está, la respuesta a ALM no es irrespetuosa ni entraña ninguna descalificación. Mi inquietud estaría en que, por lo que dice, o por lo que no dice, alguien pudiese pensar -espero no pecar de sutil- que podría estarse descalificando a alguien por retractarse de sus opiniones críticas previas hacia la Obra. Insisto, a ver si logro hacerme entender: el Orejas-Sábado haría muy bien, si quisiese, en poner en contexto una eventual retractación en esa nueva introducción al libro de María del Carmen Tapia. Y no me parecería especialmente inoportuno que, en tal caso, señalase circunstancias que pudiesen afectar a lo que podría interpretarse como una retractación parcial (aunque quizá ni siquiera sea eso, pues literalmente tampoco hay tal cosa). Así que mi comentario no va por ahí.

Lo que quiero decir (hoy estoy obtuso, lo siento) es que todos deberíamos, en su caso, poder retractarnos de cuanto nos pareciese oportuno sin que se nos descalificase por ello. Lo digo mirando hacia delante, no hacia atrás. Entiendo que la situación creada por una retractación puede ser muy puñetera, en el sentido de que una reculada de alguien a quien sigues o en quien te apoyas puede dejarte "con el culo al aire". Pero hay que salvaguardar en todo caso el derecho de todos y cada uno a retractarnos de buena fe en según qué asuntos y a no ser descalificados por ello. Si una retractación se realizase con manifiesta falta de lucidez, sin pleno dominio de sí, con merma de las facultades mentales o en un episodio de demencia senil, pues estaría bien, y sería necesario, para dejar las cosas en su sitio, que constase dicha circunstancia. Pero sólo si fuese demostrable y se probase que la retractación se produjo en esa circunstancia (o en cualquier otra: necesidad imperiosa, aunque fuese subjetiva, que priva de libertad objetiva; coacción, etc.). Si no hay certeza de ello, pues se impone extremar la prudencia. En fin, tenía que decirlo, porque esa respuesta me suscitó inquietud y tenía necesidad de apaciguarme.

Quizá me la estoy cogiendo con papel de fumar (expresión que descubro ahora, al buscar en Internet, que es mucho menos común de lo que pensaba); en especial, a la vista del mayor nivel de respeto que en general se aprecia en el sitio y que se lo debemos a (casi) todos y, en no pequeña medida, a la mesura que vienen exhibiendo los Orejas. Pero es que estas cosas de la dignidad personal, la libertad, el derecho a recular, en suma, suelen inquietarme y, o escribo, o no hay tu tía.

Ya puestos, y cambio de tercio, me atrevo a romper una lanza en favor del buen entendimiento. Apelaría a quitar hierro a diferencias o aparentes inquinas que, por ser todos humanos y conocernos, son muy fáciles de entender y, por eso mismo, de intentar evitar o, de no evitarse, de disculpar. Siempre que haya buena voluntad y se rectifique de alguna forma, claro, que no tiene por qué ser explícita ni formalmente. El sitio es joven, las sensibilidades de algunos aún están a flor de piel y quizá poco maduras para acoger sin reaccionar un tanto alérgicamente a ciertos comentarios. Y quizá siempre sea así. Pero deberíamos ser conscientes, todos, de que eso es lo que hay y así de limitaditos somos. Siempre es agotador recomponer las relaciones o el trato; pero, si encima se le echa hierro en vez de quitarlo, si se vuelve o revuelve una y otra vez, un día y otro, sobre los motivos reales o inventados para distanciarse, pues el asunto se complica y no resulta agradable para el lector el intercambio resultante de "yo dije", "tú dijiste"... Aunque mucho peor es cuando uno dice que deja de leer a otro porque no le importa o le aburre lo que dice: eso es casi más grave y debería corregirse, estimo, por difícil que a primera vista resulte. Estoy convencido de que la recompensa de "comenzar y recomenzar" será proporcional y lo ganado mucho más de lo anticipable.

Por lo demás, a los Orejas, muchísimas gracias por todo: hacéis más de lo que puedo agradeceros. Haber puesto a tanta gente a opinar, a tantas mentes tan valiosas a pensar sobre la Obra, es estupendo y genial. En el plano estrictamente personal, cada vez me entiendo mejor y tengo mayor paz de espíritu, más libertad interior (también para practicar la fe), más deseos de ayudar a otros, más prudencia... (esto ya se sabe que es imposible: lo decía sólo para comprobar si Salvador o José Tomás se habían dormido). Tengo que agradecer mucho a muchos. Incluyo aquí desde Ramiro, cuyos comentarios privados hace varios meses surtieron efectos balsámicos en mi alma (y lamento las circunstancias que motivan su ausencia; ojalá pudiese arreglarse también esto), hasta EBE, cuyo reciente escrito "¿Qué le debo al Opus Dei?" (5.2.2004) me ha sido muy, pero que muy esclarecedor.

Un abrazo,

fede







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