También mi Dios, antes de pitar, era padre y amigo.- Merche L. de los Mozos
Fecha Wednesday, 13 September 2006
Tema 010. Testimonios


Queridos amigos de Opuslibros:
          
Por fin me decido a escribir, conmovida por la última carta de Heavy. De verdad que ha dicho lo que a muchos nos ha pasado. Yo fui adscrita, desde los 14 y medio hasta los 18, cuando ya no aguantaba más las tonterías (que Heavy llama tiquismiquis  o pejigueras) y la presión hasta la pesadilla de tener que atrapar a chicas  “debuenafamiliaestudiosas”.  Empecé a no creerme lo que un cura apocalíptico nos decía en las meditaciones y a mí en particular en el confesionario; me  desencajaban las sonrisas estereotipadas y las frases hechas tipo ¡qué ideal!; no entendí que a partir de escribir la carta, ya no pudiera hacer la confidencia con la “amiga de antes de pitar, y tantas cosas más. 
 
A pesar de escuchar y leer hasta la saciedad que somos cristianos corrientes, me ponían ciertas pegas para estudiar Bellas Artes (supongo que porque tendría que dibujar a modelos reales y desnudos), algo que desde pequeña deseaba (lo de hacer Bellas Artes ;-)). Me entró lo que les aterra, que es el espíritu crítico, y por más que estuvieron convenciéndome durante meses, a  mitad del último curso anual me fui a mi casa en un taxi acompañada por la secretaria y  me despedí de ella y de la "obra de Dios". Mi hermana Agus se había ido de la obra. Yo sabía que sufría, pero cuando yo estaba inmersa en la obra,  solo me preocupaba el daño a la institución, sin pensar en comprenderla y ayudarla.
 
También mi Dios de antes de pitar -como dice Heavy-, era padre y amigo, y yo tenía una piedad inocente.  Estudiamos en un colegio de monjas francesas, de una orden abierta, que hicieron cooperativa con los profesores para sacar adelante el centro. Recuerdo que la típica monja divertida, siempre con la guitarra, con los pequeñitos agarrados a sus sayas, desapareció de repente. Tuvo una crisis de vocación y dejó de ser monja, pero volvió un par de años después como maestra. Se la recibió  con los brazos abiertos por parte de toda la comunidad educativa, empezando por las monjas. Desde luego demostraron que importaban las personas, la verdadera caridad. No vi a las monjas ni a los curas perseguir a los niños del colegio para que se hicieran miembros de su “organización”, ni aterrorizándoles con "la voluntad de Dios que yo sí sé cuál es para ti aunque tú no la sepas".
 
Ahora soy profesora de un instituto. En él tratamos con alumnos de toda condición, me considero en medio del mundo y procuro realizar mi trabajo lo mejor que puedo, aunque me equivoco y aprendo. No persigo otros fines que los de enseñar y tratar de ayudar la los niños con problemas, por eso de la atención a la diversidad.  
 
Me casé por lo civil, ya que me he considerado pecadora desde que me salí de la obra, y tengo terror a la confesión. Voy a misa algunas veces, pero tengo deformaciones difíciles de enderezar, siendo la más grande el haber confundido en mi adolescencia, interrumpida y perdida, a Dios con el opus dei.
 
Cuesta años superar el síndrome de Estocolmo, pero la paz y la alegría de obrar con libertad y asumir la propia responsabilidad no tienen precio. Ah, he viajado a Lourdes con mi marido y mis hijos para pedirle a la Virgen que nos ayude a todos, ha sido algo maravilloso, hemos sentido el cariño cálido de Dios, sin tiquismiquis. Perdonad por el caos.
 
Gracias
Merche López de los Mozos
 
PD. Envío una foto de estas vacaciones en London. Agustina ponla en Quienes somos.
 
 
 
 








Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=8317