Muy impresionado por lo aportado por este genial EscriBa – me confundes con ese nick, amigo – pues por un lado demuestras tu valentía de contarlo (y aceptarlo) y por otro me dejas con el sinsabor de mi propia experiencia… ¡Gracias a Dios, nos fuimos!
Ese artículo ha dado pie a unos chats interesantísimos de varios “ticos” que participamos en el MSN de exopusdecostarica@hotmail.com. Excelentes, profundos y hasta jocosos comentarios hemos compartido en estos días.
Es más, hasta hemos estado haciendo elucubraciones a ver quién puede ser este EscriBa y si estuvo junto con alguno de nosotros allá el día de la canonización de Escrivá. Nos planteamos hasta cuál podría ser tu “perfil” y llegamos a la conclusión de que eres un tipo “cuarentón”, bien “plantado”, “respetado”, con al menos 20 a 25 años adentro del opus y con “varios” cargos de gobierno en tus espaldas. Arquitecto o ingeniero… de seguro nos hemos quedado cortos.
Una colaboradora fue más profunda y comparó lo que mencionas con la anorexia que ella vivió en un momento de su vida; una enfermedad que te hace permanecer en ese estado – aún sabiendo que te estás haciendo daño - pero con la imposibilidad material y de pensamiento para poder decir ¡basta!… Ponía también el ejemplo de algunas parejas que estuvieran pasando sus últimos años juntos y que lejos de tomar la decisión de separarse; más bien, entran en una especie de espiral sin fin y se empecinan en resaltar lo poco bueno de la relación, para evitar pensar en los defectos reales y profundos que ya no permiten seguir adelante.
Yo con mi espíritu investigador me propuse leer todos tus escritos que hay en Opuslibros y analizar el trasfondo de tu pensamiento. He de confesar que me he quedado pasmado de ver todo lo que cuentas y de cómo lo cuentas.
Y es que es una realidad esa manera de actuar en el opus por parte de los directores: sea Prelaturator; tiranosauro directur rex; laicosauro o licantrocura; o lo que sea. Mismos esquemas de comportamiento, misma cerrazón de mente, misma pérdida del sentido común propio. En Costa Rica hay varios de esos especimenes rondando por ahí, con los ojos bien clavados en sus futuras víctimas – sedientas de carne fresca y joven, para alimentar la maquinaria que les mantiene y sin importar cuánto tiempo duren – con su “olor a sudor y su respiración débil” que mencionas en tu artículo. ¡Anorexia pura, Señor!
¿Qué saco de todo esto?... reconocer que yo actué de igual manera en una época de mi vida… hay que verlo “escrito” para uno hacerlo propio… gracias EscriBa, gracias opuslibros por hacerme quemar otra “tara” que pesaba en el interior de mi alma.
YOHA
