Al metafórico Hyatt.- Boira
Fecha Saturday, 07 February 2004
Tema 040. Después de marcharse


Al metafórico Hyatt (5-2-04)...

También te quiero agradecer tu esfuerzo y tu tiempo para enseñarme con metáforas lo que me sucede. Me parecen bastante atinadas. La solución es lo que me parece difícil.

No sé de software, ni de Geología pero sí algo de Medicina y efectivamente, parece que se ha obstruido una arteria y ha dejado una amplia zona en isquemia que ya casi ha llegado a necrosarse, ya no hay by pass que valgan, ni paños calientes, ni pastillas... Me ha estado doliendo horrorosamente y ahora hay que amputar el miembro -como recomienda el Evangelio de los órganos que escandalizan-. La mortalidad posterior a una amputación así es muy alta por el mal estado general del paciente y por las enfermedades concomitantes que suelen asociarse. Y si todo va bien -como poco- quedaré coja o tullida para siempre. Desalentador, por muchas prótesis que haya...

Yo también tengo mis metáforas y me quiero imaginar la cosa así: Mi alma era como un verde arbolito, tierno y jugoso, que crecía a estirones por la lluvia caída del cielo. De repente un rayo lo partió en dos, lo desgarró y una parte quedó colgando del tronco con unas pocas ramas (la otra parte no pude ni ver cómo estaba...). Durante mucho tiempo esas ramitas estuvieron a merced de la tempestad, se le fueron cayendo las hojas..., por la herida del rayo se perdía la savia que volvía de nuevo al suelo y la lluvia del cielo sólo servía para provocarle dolor. Ahora es una oscilante y seca rama con alguna hojita raquítica que quiere renacer. Una ráfaga de viento o un pequeño tirón y todo puede caer y convertirse en un palo más, reseco, entre la hojarasca... o quizá, si cayera bien y fuera de la especie adecuada... podría el esqueje prender de nuevo y dentro de un tiempo, quizá, volver a ser un árbol completo, con sus propias raíces, que crecerá con la lluvia que siempre seguirá cayendo del cielo.

San Agustín, en sus Confesiones, refiere cómo sintió la muerte de un amigo de juventud y termina diciendo: "Bien dijo el poeta Horacio que su amigo era la mitad de su alma, porque yo sentí también que su alma y la mía no eran más que una en dos cuerpos".

Yo, además de notar el desgarro, he sentido también el engaño y tengo una desconfianza por todo que no sé si podré superar. Ha sido mucho peor que lo de aquel pobre muchacho de Tagaste.

Gracias por todo
Boira







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=818