Me dice Wallace que es excesivo lo de que nuestro paso por el opus fue una pérdida de tiempo. Lo vuelvo a decir: el opus en mi vida fue un lastre. Mis avatares personales están escritos en un libro y creo que una de las cosas que se saca de su lectura es que el opus no dejó de ponerme zancadillas y dificultades. Si a pesar de eso salí adelante y he sobrevivido es cuestión que el opus hoy por hoy no se explica porque ¡mira que han hecho por destrozarme!... como a tantos.
Por todo ello digo que ser una marioneta como expresa
Mabel la semana pasada no es vida, no creo que esto vaya a desanimar a los que se plantean dentro del opus la salida. Yo les diría a esas personas: mientras hay vida hay esperanza, es lo que importa. Tengo que empezar de menos cien..., pues empiezo. Un paso detrás de otro, sin desanimarme, sin dejarme engañar otra vez, con menos credulidad, sabiendo que las apariencias engañan. También es una gran lección de nuestro paso por allí: no fiarse de las apariencias. Es preciso vivir la propia vida, eso sí es enfrentarse a la "vocación".
En la medida en que sepamos sacar las lecciones del paso por el opus no es tiempo perdido, pero hay que saber sacarlas.
Y con respecto a los comentarios que hace
Supo sobre las relaciones con la familia que sigue dentro, personalmente entiendo que es denigrante que tus propios hermanos numerarios te miren con falsa compasión, o que tu madre sienta que has fallado. Todo es una grandísima falsedad. No sé que paz familiar puede salir de aceptar esas situaciones, a mí no me compensaría. Prefiero la libertad, y que se me valore por lo que de verdad soy, no por la estupidez de que "fui numeraria y lo dejé" ¡bendita sea la hora en que lo dejé!
Todas estas dificultades de los ex numerarios con sus familias opusianas muestran bien a las claras en la vida real que el opus rompe la comunidad eclesial, es un factor de desunión entre los que deberían de estar unidos por compartir la misma fe.
Un saludo
Ana Azanza
