La vuelta de vacaciones.- Black
Fecha Wednesday, 26 July 2006
Tema 010. Testimonios


Vuelvo de pasar unos días en tierras por descubrir, alejado de la tecnología de redes, disfrutando de suegra y cuñados. Los de ciudad somos unos ignorantes. Mi cuñado me enseñó a castrar a un guarro, a pelo. Se hace un tajo, se meten los dedos, se tira del cuerdo y se corta. Sin licenciatura ni diplomatura. Y sin anestesia. Sujetando al guarro. Me acordé de la familia de la Piedra, con todos los respetos a Satur. Mi cuñado no va para numerario, ni creo que acabe de Catedrático, aunque Miguel Angel (21/07) pueda sospechar lo contrario.

 

Al terminar subimos a un Ford Fiesta blanco del 92, sin aire, 43º C. Me deja conducir.  Qué recuerdos. Era igualito al que teníamos en el Clubito,  el “Forfi”, el coche de batalla. Tal fue la intensidad del recuerdo que casi me sale de dentro: bueno, cuñao, echamos una parte o qué. Y es que era inevitable. Cada vez que se subía al coche se echaba una parte. Lo otro era hablar por hablar, y para qué hablar si se podía rezar. Recuerdo que hace unos años fallecieron dos numerarios en carretera, en el sur de España, y no faltó el comentario de que solían “echar una parte” cuando hacían ese trayecto. Fallecieron supuestamente rezando. Si eso consuela a alguien, bienvenido sea.

 

Del resto de las vacaciones bien, aunque todo es mejorable. Os animo a releer aquel clásico de Satur “Quién me ha visto y quién me ve”. Abro paréntesis: Australopitecus proponía sacar de la memoria algunos textos brillantes. Para los no-muy-teológicos que miramos hacia atrás con cierta sonrisa, riéndonos del agua pasada, existe este texto de Satur, extenso y sin desperdicio. Ahora Satur es más íntimo y personal. Otro estilo. Cierro paréntesis.

 

La nueva vida fuera de la Caja Negra aporta una riqueza de matices impresionante. Lo pensaba tras leer a Supo (14/07) con lo del equipamiento. Ese equipamiento favorecía que todos seamos más o menos iguales, pero no sólo es material, también en la forma de hacer las cosas. Todos acabamos haciendo lo mismo. Visto desde fuera es clamoroso.

 

Un ejemplo de cuando era adscritillo. Llegas a la sala de estudio, mesas largas de madera oscura con flexos en su eje mayor, sillas acolchadas con respaldo de madera, opcionalmente con rejilla. Al entrar levantan la cabeza y miran los de San Rafael, los numerarios no la levantan y si la levantan ¡zas! corrección fraterna: Zutín, ¿tienes un momento? Oye mira que me he dado cuenta que te distraes con frecuencia en el estudio, que es tu medio de santificación, llévalo a la oración pero me parece que te falta espíritu de sacrificio. Vale muchas gracias. De nada. Tras retirar la silla sin arrastrarla, te sientas. Agg! –gemido interno- recuerdas que llevas el cilicio en tu pierna derecha, por los pitables!, te quitas el reloj, lo colocas sobre la mesa metiendo un extremo de la pulsera en la anilla del otro lado –qué arte- junto a un crucifijo, opcionalmente puedes colocar una estampa de Nuestro Padre y si eres top puede que tengas una de esas fotos a color o en blanco y negro de San JMª que pone a mano en la parte inferior “Omnia in bonum! Romae, 1973”. La envidia de los demás adscritos. Y te concentras en tu labor profesional: el estudio. Faltan 10 minutos para hacer la oración, pero antes te interrumpen: ¡tos, tos! Tosido artificial del que lleva tu charla reclamándote, levantas la cabeza, te señala y te dice ven-ven con el dedo índice. Te levantas, agg! por los pitables otra vez!...

 

Y podría seguir así con un día entero. Casi todos nos podemos identificar con algún fragmento de este texto, y eso que es breve. Viva la diversidad. Mi cuñao unas veces duerme la siesta en el sofá en calzones y otras en la cama, unas veces habla fuerte y otras grita, lo de estudiar lo deja para otros.

 

Sed diversos y hasta otra. 

 

Black









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