Después de llevar un tiempo viviendo como una persona liberada de la influencia  y presión ejercidas por el opus me doy cuenta que una baza que utiliza el opus en la formación que imparte es darle una importancia grande, casi definiría como desmesurada, a la voluntad.

Cuando alguien empieza a cuestionarse ideas y formas de hacer del opus el director correspondiente suele dar la explicación oportuna y si ésta no convence la respuesta suele ser del tipo: " no te preocupes tú haz tal o cual y ya lo entenderás"

A base de actuar sin entender lo que uno hace se acaba por relegar la inteligencia a un segundo plano. Porque con la coletilla de entregar la inteligencia se pretende que uno actúe entendiendo o sin entender por lo que la voluntad pasa a ser el motor que hace que la persona funcione  y aunque suene fuerte  la persona se acaba robotizando.

Por honestidad y dignidad propias nadie debería quedarse sin su propia inteligencia porque nos podemos equivocar o acertar pero eso nos va madurando como personas si son otros los que piensan por nosotros acabaremos siendo marionetas en  manos de otros, en este caso del opus.

En el opus se pretende un perfeccionismo enfermizo, "no equivocarse" es un argumento válido para ellos ¿por qué ese miedo al error? Me viene a la cabeza aquello de "si obedeces no te equivocarás nunca".

Así veo yo a las personas del opus como marionetas en manos de los directores, marionetas en general con buena voluntad pero que se han negado a escuchar a otros que no sean  las manos que mueven sus hilos. Los que nos marchamos del opus también fuimos marionetas durante más o menos tiempo según el caso, pero gracias a Dios cortamos los hilos que nos manejaban y empezamos a andar por la vida con criterios propios y no impuestos  sin que la voluntad sea el motor de nuestra existencia porque ese motor hace a la persona rígida y provoca la ruptura interior que desborda al exterior, de ahí tanta enfermedad psiquiátrica en la gente del opus.

Durante los meses de verano muchos numerarios, agregados y supernumerarios hacen su curso anual, algunos llegarán "en crisis" y estos días de convivencia se los plantean como una oportunidad para aclararse. Los argumentos que se darán en las charlas, meditaciones... serán los de siempre, argumentos muchas veces carentes de toda razón y sentido común  en donde se apelará a un voluntarismo dañino para las persona. Frases como "vamos a volver a empezar" o  "vamos a intentarlo de nuevo" hacen que la voluntad tome el protagonismo de nuevo, imaginando la persona que sus inquietudes desaparecerán cuando en realidad lo que ocurre es que después de esos días de vivir en una burbuja donde todo lo que se respira es aire opus pues uno vuelve a tener las mismas dudas cuando el impulso del curso anual se va desvaneciendo por comparación entre lo vivido en esos días  y la vida habitual.

Ojalá escucharan esas personas lo que les dice su razón, su inteligencia y su corazón para descubrir su vida en libertad.

Saludos,

Mabel