Vida espiritual post.- Salvador
Fecha Saturday, 07 February 2004
Tema 040. Después de marcharse


Vida espiritual post

Estimada Asher y Carmen Charo:

Tocais el tema de la experiencia espiritual y religiosa post Obra de los ex.

Yo me desconecté durante mucho tiempo de una vida religiosa en sentido tradicional.

Y la causa del alejamiento es la que, más o menos explica Asher, que experimentamos la vida religiosa como algo solidario con el tipo de vida en la Obra: si había fobias contra aspectos de la Obra, por un mecanismo extraño, afectaban a toda la vida religiosa. El mecanismo de la mente es muy extraño y supongo que debía contribuir el haber asumido la mentalidad de "solo hay un menú" con prohibición de comer "a la carta".

Tras un tiempo de desolación accedí, progresivamente, al hecho estético como via espiritual. Y he de reconocer que el arte, la música me han permitido vivir; este hecho es que lo me hizo engrosar en la legión de los que han convertido la música en algo trascendente. La música es desde hace mucho la teología de aquellos que no tienen, o quizás rechazabamos, credos formales. Para decirlo de otro la religión fue la música en la que creía.

La experiencia estética, como vida espiritual, es algo ajeno totalmente a la vida en la Obra (al menos la que yo conocí) y, quizás, requiera de alguna explicación mayor. Como ilustración os transcribiré parcialmente una carta que escribí hace tiempo y en la que recojo una experiencia vivida una primavera en Roma:

"así encontré el "jardín del lago", situado justo encima de la plaza del Popolo (en un extremo del jardín de villa Borghese). El jardín combina una vegetación densa, lozana y variada con el arte decorativo (bustos, estatuas, fuentes y templetes). En medio de ese jardín elegante y culto está el lago, y dentro de él, un islote en el que destaca el templete de Esculapio, un setecientos tardío de rígido canon clásico.

La configuración de objetos formados en ese espacio abierto (incluido los alrededores del "jardín del lago"), comunicaban una densidad de reposo articulado, una elocuencia de abstención que superaba cualquier percepción de la lectura de un texto o de una pintura.

Los paseos por el jardín pequeño, con su estanque, sus pedestales y estatuas, sus verdes, alguno extrañamente profundo, ese aire con vetas de brisa fría, tan sensitivas, ofrecían una pintura táctil bellísima cuyo fondo hablaba de una obstinación de lo impenetrable, de algo absolutamente ajeno a mi. Definitivamente, los ojos grandes y tiernos de la segunda tarde, su sonrisa de delicado afecto, daba agradabilidad y placer, pero al mismo tiempo ofrecía un hermetismo y una accesibilidad frustante. Aquella intuición era sencillamente el efecto del contacto con lo "otro" que entra en nosotros y nos hace otro.

En el jardín del lago, especialmente al atardecer, se me hizo evidente, al tiempo que lo experimentaba una vez más que el privilegio de lo estético es activar el "continuum" entre la temporalidad y eternidad, entre materia y espiritu, entre uno y el "otro"; de lograr encuentros que, de alguna manera, nos hacen sentir esa unidad tan deseada, una libertad que puede ser ganada.

Pero también experimentamos un límite; al final, nos parece que lindamos con limitaciones de una "otredad" peculiar y abierta, y que se evidencia en que somos capaces de producir música y ser poseidos por ella, pero ese mismo acto creador (que se da en todo arte) y con el que nos encontramos transformados, es limitado. La conclusión es que toda poesía, toda estética, se abre a lo religioso y a lo metafísico"

Curiosamente el desencadenante para iniciar una vuelta a una praxis religiosa más "ortodoxa" fue reencontrarse con un amigo de la infancia (y "chico de San Rafael") a través de una conversación. Sin él saberlo -el entusiasmo de su fe despues de un doloroso divorcio- me puso en órbita. La cosa tiene su gracia: siempre ha habido amistad auténtica y de adolescente él hubiera pitado pero siempre siguió el criterio de sus padres (todo lo que quieras menos alistarse). Años más tarde él me "trató" (una sola conversación: una llama que enciende otra llama) con más resultado.

No se trataba de "descongelar" algo y reanudar como si solo hubiera pasado el tiempo. Desde entonces me dedico a reeducarme. Miguel Fisac, en su interesante testimonio en esta web, también cuenta lo mismo. Y ponía un ejemplo práctico significativo, recondujo el examen de la noche a la pregunta "qué he hecho hoy por el prójimo".

No veo posible para aquellos que no supimos separar las cosas (yo creo que se trata de una fobia), de tener una praxis religiosa sin previa o simultaneamente reformularse "los esquemas mentales" de tipo religioso. Pero antes de abordar este aspecto, como introducción, pienso que se requiere un nuevo "ambiente" mental diferente; desde luego más profundo que el vivido, cuya parvedad es llamativa.

Para crear ese ambiente previo a mi me ayudó la lectura de los libros sapienciales y los salmos y antes de releer los evangelios me zambullí en el Jesús histórico. De los leidos recomiendo la obra de J.P Meier cuyo título aproximado (no lo recuerdo) es "un judío marginal" en cuatro volumenes editado por Verbo Divino. Da gran cantidad de información - no hay doctrina, ni ascética, ni teorías, ni interpretaciones fuera de la puramente histórica y filológica- y permite ver leer mejor el evangelio.

Dejo el tema abierto sobre los siguientes pasos.

Salvador







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