Derecho canónico.- Alberto Moncada
Fecha Wednesday, 19 July 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Me parece encomiable el trabajo de quienes están analizando las violaciones u ocultaciones del derecho canónico que practica el opus. Muchas reglas internas del opus son simples “dicta” del gobierno de turno, desconocidos por la Iglesia y por el público en general y, por supuesto, por los mismos afectados. El secreto es el caldo de cultivo, el escenario ideal para las sectas, principalmente porque proporciona impunidad al mando.

 

Denunciarlo está bien aunque yo pienso que la Iglesia tiene una larga historia de ocultaciones y permisividades a gusto del arbitrio vaticano y las seguirá practicando hasta que no sea una sociedad democrática, también a efectos normativos. Ello no parece probable que ocurra, dadas sus características. Puede que este papa sea menos favorable al opus que el anterior e incluso puede que se produzca pronto una de esas tradicionales luchas intestinas en el Vaticano que el opus pierda pero yo le doy al derecho de la Iglesia una muy baja calificación ética. De hecho el derecho canónico es más una suma de reglas sobre organización administrativa y deberes de los católicos promulgadas por el gobernante de turno y solo muy lentamente entra en él un reconocimiento de los derechos humanos de los creyentes. Claro que mientras la Iglesia no controle la legislación civil, ello solo debe preocupar a los que se sientan afectados.

 

Recordarán los más talluditos que el código civil franquista obligaba a contraer matrimonio canónico a los bautizados, de modo que un accidente involuntario de tu nacimiento condicionaba tu futuro amoroso hasta que llegó la democracia. Y si alguno ha pasado por un proceso de nulidad eclesiástica sabrá de lo que hablo.

 

El opus no va a dejar de ser una secta totalitaria por denunciarse sus violaciones canónicas ante la autoridad eclesiástica. Ni siquiera por una sentencia civil de condena. El opus seguirá siendo una maravilla para los que están en la burbuja y opuslibros contribuye a agujerearla más por lo que tiene de documentación de violaciones de la conciencia, de los derechos humanos en último término, que por denunciar las violaciones canónicas que cometen sus mandos. Dada la naturaleza sociológica de las sectas, yo aconsejo abandonarlas, quitarse de en medio más que empeñarse en su reforma.

 

Por cierto me alegro de que Emilio Díaz Esteve fuera capaz de salirse, al menos murió en paz rodeado de los verdaderamente suyos. Le recuerdo como un sevillano zumbón, muy cariñoso pero laico, debieron hacerle cura después mi salida.

 

Alberto Moncada









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