Autocrítica institucional necesaria pero difícil de imaginar.- Segundo
Fecha Friday, 07 July 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Comparto el planteamiento que trasmitió Marcus Tank con cita de la carta de un numerario. Realmente magnífico y se lo agradezco de verdad.

 

En especial, estoy de acuerdo con éstas afirmaciones: “El problema es particular del Opus Dei y autoprovocado. Se trata en realidad de una autodestrucción, de un no querer enterarse y poner soluciones a las evidentes patologías. La explicación de este “no enterarse” puedo intuirla aunque no la conozco; desde luego no es por falta de información. Pienso que es consecuencia de la divinización de la institución. Lo divino es incorruptible, indefectible, inmaculado, y no puede tener deficiencias congénitas. Por idéntica razón tampoco puede haberse equivocado el fundador. Estamos ante una fe fanática desvinculada totalmente de la verdad. La verdad no se percibe ni tampoco parece interesar demasiado. La verdad es la gran ausente. La realidad se huye, se escamotea, se oculta dolosamente. Es más, las voces de la verdad son perseguidas sistemática y organizadamente, son tapadas, aisladas. Se cumple a la perfección la intrínseca relación verdad-martirio. En el Opus Dei hay auténticos mártires de la verdad.

 

El Opus Dei ha perdido la inspiración inicial al punto que ya no se sabe cuál fue el carisma fundacional de modo que solo una Providencia especial podrá sacudirlo del estado de crisis en que se encuentra.

 

El mecanismo defensivo de negar la realidad es primario, lo usamos a nivel personal y colectivo. En el Opus Dei se ha colocado  la obediencia por encima de la verdad y los hechos y con los hechos se puede hacer muchas cosas menos evitar sus consecuencias. Esta huida de la realidad la he sufrido personalmente. La receta que me daban los directores es que “tenía que rezar más” pero siempre les repetía que aunque me encerrara un año a rezar la lluvia seguiría siendo lluvia y no coca – cola.

 

Mi conclusión personal es que el modo institucional del Opus Dei con su obediencia ciega, sus modos de sofocar la libertad, su  culto casi supersticioso al Fundador hacen sumamente difícil pensar en una reforma aunque no imposible.

 

Asimismo tendrán una tarea particularmente difícil  en  discernir – siguiendo a  Oráculo-  lo permanente del espíritu de aquello  transitorio. El Fundador reglamentó mucho. Los sucesores – elegidos por el Fundador – reglamentaron más y estos expresaban el querer autentico del Fundador. ¿Acaso de puede dudar de la fidelidad de D. Alvaro? Lo mismo ocurre con el actual Prelado que convivió tanto tiempo con el Fundador. ¿Se puede desmoronar acaso lo que han hecho los dos primeros seguidores del Fundador? Ambos forman parte de  la tradición del Opus Dei; ambos han consolidado el actual estado de la institución. De modo que si acepta que la Tradición tiene peso la tarea de enfrentar un cambio será particularmente difícil, doloroso y traumático.

 

Requerirá – finalmente – un proceso de autocrítica institucional que resulta difícil imaginar a quienes hemos estado dentro por eso mi convicción es que será necesario un auxilio especial de Dios para que los cambios se den.

 

Segundo









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