Leyendas urbanas.- Black
Fecha Monday, 03 July 2006
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Cuando recordaba aquella estancia en Torreciudad en un escrito reciente (26/06/06) hice alguna referencia somera a la testosterona, hormona característica del sexo masculino. Coloquialmente se puede unir a términos como machismo, chulería varonil y otros similares.

 

En los primeros años en la Caja Negra, aquellos felices años de adolescencia, me marcaron algunas anécdotas de marcado carácter testosterónico, aunque más bien eran leyendas urbanas que circulaban por los cursos anuales de adscritillos.

 

Llegaba a la tertulia Casmuldo López de Luján, afamado numerario, sin delegación propia, mi patria son mis zapatos, aunque solía vivir en la capi, superaba con creces al numerario-chulito-de-pura-cepa que describe Karel, estuvo en Roma, comenzó la labor en Kirovohrad, al sur de Kiev, cuando eran allí mas comunistas que el propio Moses Hess. Estuvo por motivos de trabajo, y dejó una semilla que más tarde fermentaria en historias como la que contó Satur de Vladimiro Putin y el jamón serrano (24/04/06). Vale la pena recordarla. Verle ayudaba más a ser fiel que la mejor de las meditaciones. Yo quiero ser como él. Los ojos de los adscritos no parpadeaban, aunque la noche anterior hubiésemos asaltado la cocina para ponernos púos de helados y yogures. Terminando la tertulia nos cuenta, adornado con todo tipo de detalles como si de una película se tratase, en un alarde de celo apostólico y proselitista, el truco por el que en los Madriles de inicios de los 70 pitaban a destajo. Se turnaban la moto que uno de los del centro disponía para ir dando un paseíllo a sus pitables. Tras preparar el terreno se les subía y se iba acelerando a la vez que se le preguntaba “bueno, entonces qué?, ¿te decides o no?”, si la respuesta era negativa se aceleraba más, y así hasta que decía sí. Ooooh! Exclamábamos maravillados la pandilla de postpúberes. Yo quiero ser como Casmuldo.

 

En otro momento, en plan tertulia pirata sólo para los más top, nos contaba como en la etapa de la transición política española corría por la universidad una corriente anti-opus. Aquello lo llevaban muy bien pues eran aristócratas de la inteligencia sabedores de que Dios estaba con ellos. En una de estas un grupito de envalentonadas universitarias, gritaban al compás de una conocidad canción infantil “los del opus no tienen pilila, los del opus no tienen pilila,…”  La escena es difícil de imaginar pero así lo contaba. Nuestro aguerrido numerario, asistido por el Espíritu Santo, se acerca a las ocasionales tenores y les suelta: “mira nena, si te la meto te atravieso”. Qué fuerte, tio!!, reíamos y nos sentíamos orgullosos y pseudoescandalizados. Ya teníamos historia para contar. Testosterona para chavalines hormonalmente desajustados. Qué tiempos. Feliz verano.

 

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