¿Qué es de Dios y qué no en el Opus Dei? A Yomisma.– Trinity
Fecha Friday, 30 June 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Querida Yomisma:

 

            El imponente escrito de Marcus Tank sobre la tarea fundacional de san Josemaría Escrivá me lleva a escribirte sobre una cosa que enviaste hace poco. Tú decías: “Pero también pienso que la obra es de Dios, que si San Chemi levantara la cabeza más de una rodaría, que son las (algunas) personas que forman parte de ella las que lo hacen mal, muchas veces sin mala intención y que en cualquier organización si te metes dentro hay cosas malas/raras/que no gustan”.

 

            Estoy contigo en que en toda institución formada por hombres y mujeres se producen fallos humanos que se oponen a lo establecido institucionalmente. Pero también pueden existir fallos que se deben a errores promovidos por la institución misma: no porque esas maneras inadecuadas de funcionar hayan sido aprobadas por la Iglesia, sino porque son costumbres practicadas en la institución sin que nunca hayan sido sometidas al discernimiento de la Jerarquía eclesiástica.

 

            En el Opus Dei hay muchas cosas buenas. La espiritualidad y los Estatutos aprobados por la Iglesia me parecen estupendos. Pero luego hay una serie de prácticas, nunca sometidas al juicio de la Iglesia, que son más que discutibles: prácticas muchas de ellas, que fueron promovidas directamente por el mismo Fundador, como puedes comprobar en el citado artículo de Marcus Tanck o en los escritos de Oráculo y Doserra. Pues no se debe olvidar que canonizar a una persona no significa que todo lo que dijo o hizo en su vida fuera laudable, ni que no se equivocara en sus actuaciones.

 

            Por eso entiendo que si san Josemaría levantara la cabeza, no defenestraría, como tú dices, a más de una, sino que su actual luz de la vida de los bienaventurados le llevaría a pedir perdón por sus errores y animar a sus hijos a repararlos y a no tropezar en las mismas piedras en que él, hijo de su época y de sus preferencias, se estrelló. No es probable que esto vaya a suceder. Pero yo rezo para que ahora interceda ante Dios a fin de que conceda luces a la Jerarquía de la Iglesia y a los Directores de la Obra para que pueda realizarse esa urgente labor de discernimiento entre lo perenne y lo caduco, lo legítimo y lo inadmisible, lo eclesial y lo sectario, que evite la destrucción de esa semilla que Dios puso en el corazón de san Josemaría en 1928.

 

                                                Trinity









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