Me pongo los lentes verde- sicodélico recién comprados, para que mi miopía no me impida ver con claridad las novedades que trae opuslibros, a ver a quién mandaron los de AOP, qué nuevas historias o tratados hay, y con la secreta esperanza de que alguien se acuerde de mi. Y de pronto, para mi felicidad, M.M se acuerda de esta peruanita y le escribe. Yo me emociono mucho cuando alguien lee lo que escribo y me lo dice, no sé, me da la sensación de ser como muy importante.

Ese anhelo de trascendencia no es nuevo, ya lo sufría yo cuando era numeratita. Soñaba con dar círculos de San Rafael o con quedarme sola con las agregadas en los retiros de "sanra" para poder decir con voz firme, pero a la vez piadosa, que invite a la reflexión, eso de “Santa María, esperanza nuestra, esclava del Señor”… y oír a la multitud aclamar “Ruega por nosotros”, uf, qué contenta me ponía.

El non plus ultra de la felicidad ocurrió cierto día en el semestre del centro de estudios, en que nos dejaron solas en meditación con el cura y estábamos advertidas de que cuando no hay directoras, hace cabeza la que tiene más tiempo en “casa”, así que comprobar que yo era la más vieja y verme obligada a decir “sanCta maria spes nostra…” … bueno, es que esa noche no dormí de la felicidad. Y dije SanCta con acento en la C, para que mis hermanitas aprendan de mí a pronunciar bien en latín.

Eso del latín era otro de mis deleites, me ofrecía de voluntaria para hacer las lecturas en la misa del domingo, el sábado por la noche me pasaba por la sacristía, tomaba el librote-verde-gordo y practicaba mi lectura, y el domingo, zuácate, con voz firme, segura, pero a la vez piadosa de esas que llevan a las demás a pensar en Dios, hacía mis lecturas que ayudaban a mis hermanas a llegar más alto en el cielo, cuyo 50% ya teníamos ganado sólo por hacer las normas (“nuestro padre” dixit… a ver si alguno me explica por qué eso no es una herejía). Y no se diga nada de cuando me tocaba rezar el rosario… uys lo bonito que me salía a mi eso de “pater noster”… En fin, qué días de felicidad aquellos en los que era importante y todas respondían lo que debían responder y yo manejaba a mi multitud… encantador…

Pero la pena vino cuando comprobé que M.M. me escribe, me cita, y no me ha entendido nada… porque lo que ella dice como si me lo estuviera descubriendo, yo misma lo digo en el párrafo siguiente del escrito al cual ella se refiere, y me cito (me encanta citarme): “Lo que sí me parece que debe tratarse (y creo que se ha perdido de vista) es que, con algunos otros más, yo puedo decir que mi paso por el opus day me hizo perder la fe en la iglesia católica, (…). Ese sí es tema de esta web… porque una institución que se dice de la iglesia, la hace quedar tan mal que algunos de los que salimos chamuscados por la falta de caridad, al final nos quedan tales escaldaduras que no tenemos ni fuerzas ni ganas de ir “por más” a la autodenominada iglesia de cristo”. Entonces, si decimos lo mismo, digo yo: M.M ¿guuaaaaaaaaaaaaaaaattt? ¿qué dices que dijiste que yo digo que ya dije? A ver si la siguiente vez leemos todo completito y nos entendemos mejor. O quizá haga falta continuar con eso del latín, se sabrá…

Y a ver si empezamos a repartir gravol o algún anti-naúseas, porque ya se ve que los lectores tienen tendencia a sentir ascos y repugnancias a desmadre, y como no nos controlemos, esto va a empezar a oler a puro “gómito”…

Saludos a todos,

Emevé