Una parte importante del montaje espiritual del opus es que se atreven a hablar, como ha dicho Piturro (2-6-06), “de parte de Dios”..., y si el que escucha se lo cree se convierte en una marioneta en manos de los directores. Lo cual es lógico.

Que Dios quiere que me haga del opus pues me hago; que Dios quiere que me vaya a otra ciudad, pues me voy; que Dios quiere que no vea a mis padres, pues no los veo; que Dios quiere que cambie de trabajo, pues cambio...

La creencia de que nos hablaban en nombre de Dios, diciéndonos en concreto lo que Dios quería para nosotros, eliminaba nuestras defensas frente a evidentes abusos...Nos colocaba en una situación de creer que estábamos haciendo lo que Dios quería que hiciéramos...

Yo también me lo creí, pero con el tiempo la fe en la obra y en los directores fue siendo desplazada por la experiencia –la madre de la ciencia- al presenciar situaciones como la que cuenta Jacintaunzue sobre la supuesta vocación de numeraria de Fulanita.

El adoctrinamiento de la obra -tipo lavado de cerebro- y la buena fe del que cae en sus redes, dan lugar a que se tarde tiempo en reaccionar, a que se busquen explicaciones para justificar lo injustificable, pero a muchos finalmente la experiencia nos puso delante situaciones muy evidentes y actuaciones de directores y sacerdotes de la Prelatura que, como dice Jacinta, les hicieron perder –a ellos y a la institución-  la autoridad moral. Cuando esto ocurrió nuestra conciencia salió del sopor del adoctrinamiento recibido y ya no admitió más recados de parte de Dios.

Quienes actuaron así no son personas terribles, Margarita; creo que sobraba en tu correo ese sarcasmo para con la buena de Agustina; son personas equivocadas que de buena fe hacen mucho daño en nombre de Dios.

Pero hay algo más que tú no percibes. Lo que hacen esas personas no es fruto de un error personal que pudiera atribuirse a su exclusiva responsabilidad individual, sino fruto de una práctica habitual que se enseña y se aprende en la institución.

Creo que esa es la razón de que seamos tantos los que nos hemos ido.

La desbandada de los últimos 25 años –parece que somos más los que nos hemos ido que los que quedáis- no se debe a errores concretos de personas concretas (como adoctrinan en la obra para salvar la imagen de la institución) sino a errores institucionalizados que –en mi opinión- ya no pueden corregirse desde dentro.

José Antonio.