No me rasgo las vestiduras. Para Black.- Terpsicore
Fecha Friday, 23 June 2006
Tema 010. Testimonios


Querido Black,
 
yo tampoco tengo nada contra ti. De hecho, aunque no lo he hecho en público antes, he de decir que me encantan tus escritos, especialmente el primero del que tengo constancia, e incluyo en esos escritos el del miércoles pasado, a pesar de que al final me citas y dices que yo me "rasgo las vestiduras".
 
Todos hemos hecho cosas, estando dentro de la Caja Negra, con la mejor de las intenciones. Y sé que tú las hiciste -lo digo en serio- con la mejor de las intenciones. Yo mismo me he arrepentido de haber insistido en su vocación al Opus a chavales de 14 años. He podido, de algún modo, pedirles perdón en persona a alguno de ellos. Ahora, en este momento, les pido perdón a todos públicamente. Tú, Black, lo hiciste también hace semanas y yo me uno a tu ejemplo.
 
No puedo ni quiero juzgar las intenciones de quien escribe o ha escrito informes personales. De manera que lo que te digo a continuación no es ni una exculpación para mí ni una recriminación para ti ni para nadie. Es sencillamente la verdad y quiero decirla contestando a tu pregunta:
 
No: Jamás escribí ningún informe personal. Y sí: estuve bastantes años recibiendo confidencias de supernumerarios y de numerarios. También debo añadir, sin embargo, que nunca llegué a altos cargos de dirección. Sé de otros numerarios, y tú debes también saber de muchos, que a pesar de recibir confidencias ni redactan ni, en la mayoría de casos, llegan a leer informes personales. Te estoy hablando de la práctica común que yo he conocido en España durante los últimos años, al menos en los centros en los que he vivido.
 
Verás, Black. Hay momentos concretos, en la vida de un numerario, en que uno se encuentra en la tesitura de, o bien obedecer y hacer algo que le parece que no es correcto, o negarse a obedecer y seguir su conciencia. Supongo que son pasos que, una vez dados, son difíciles de desandar y que marcan hoy en día el recorrido de bastantes numerarios -aunque no afirmaría que todos- en los puestos de dirección dentro del Opus Dei. He dicho "bastantes", no he dicho "todos".
 
Esas decisiones también imprimen algo más profundo que la "carrera de promoción" dentro de la dirección de la prelatura. Son cruces de caminos en que uno se va rompiendo un poco por dentro, se tome la decisión que se tome. Al menos, a mi me pasó así. Cada vez que obedecía y hacía algo que me parecía incorrecto me rompía un poco por dentro. Y cuando me negaba a obedecer y veía el vacío que poco a poco se iba creando hacia mí por parte de los directores de la delegación, también me rompía un poco por dentro.
 
En dos ocasiones clave, hace años, fui requerido para redactar, o ayudar a redactar, un informe de un supernumerario. Lo creas o no, -y es tu palabra contra la mía, y te pido que me creas- en ese momento descubrí por vez primera el "nuevo mediterraneo" de los informes, que desconocía por completo, aunque lo sospechaba. Y créeme también lo que sigue: Me negué a redactarlo, a pesar de la presión del director. Más adelante, en un despacho de san Gabriel también me negué, a pesar de la presión, a comentar un aspecto del fuero interno de un supernumerario. En mi defensa -para justificar mi silencio- cité incluso el catecismo de la obra. Y no me pudieron doblegar. También pedí en ese momento no llevar más confidencias de nadie. Supuse en ese instante que eso cortaba toda "carrera" para mí dentro del Opus Dei -carrera que me importaba un pito-. Y me confirmaron meses más tarde que había perdido la confianza de los directores. Esto último sí que fue más duro. Después de eso, curiosamente, me dejaron seguir llevando charlas de supernumerarios durante años. Todos y cada uno de esos supernumerarios sabían entonces y saben ahora que, incluso conmigo fuera del Opus Dei, todo lo que me contaron en confidencia está sellado para siempre y nunca saldrá de mí boca. E insisto en que no juzgo a los que escriben informes y no actúan como yo lo hice, ni me exculpo de otras cosas que hice mal y de las que me arrepiento, aunque fueran con la mejor de las intenciones, como la que he mencionado antes acerca de empujar a adolescentes a que se hicieran del Opus Dei.
 
Si tú, Blak, sabías de la existencia de los informes desde siempre, es bueno que aceptes que otros -y te hablo de la región de España, tal vez en otros países no es así- no nos enterábamos hasta mucho después, incluso cuando ya llevábamos años recibiendo charlas de supernumerarios.
 
Para mí, personalmente, es una gran sorpresa el descubrir estos días que esos informes pueden llegar a ser de la crudeza tremenda del que fue publicado en la web. Las preguntas que formulaba en mi escrito el otro día y que me publicaron las orejas, como tú mismo dices, me las hacía a mí mismo. Aunque te confieso que me gustaría poder preguntárselas a algún Obispo e incluso al Papa Benedicto 16. 
 
(Orejas: si lo que pongo a continuación os parece demasiado "crudo" para ser publicado, podéis borrar del escrito el párrafo que viene debajo. Gracias)
 
Y te confieso, Black,  que desde que Opuslibros publicó el "Informe de un numerario" no ceso de hacerme a mí mismo más y más preguntas. Cada día me viene una nueva pregunta a la cabeza. Especialmente cuando se ha confirmado que ese informe contiene información de conciencia sobre temas de castidad del fuero interno; que ese informe tipifica por escrito la conducta de un numerario con 10 años de servicio en la institución como pecado mortal contra la "pureza" -lo que queda bien explícito al describir que la víctima acudió con rapidez a la confesión sacramental-; que ese informe indica incluso la frecuencia o no frecuencia de esos actos impuros, es decir, de masturbaciones cometidas en secreto, imposibles de conocer por nadie si el interesado no lo hubiera contado voluntariamente en la "confidencia" a fin de vivir la sinceridad y recibir consejo espiritual. En definitiva, información toda ella que muy dificilmente la víctima habría aceptado que se pusiera en un escrito interno para análisis y lectura de los directores centrales. Información que la víctima, con gran probabilidad, no hubiera aceptado que pudiera ser utilizada para realizar estadísticas internas. Información ante la que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse, pues posiblemente ni siquiera fue informada de ello.
 
No quiero terminar sin agradecerte de nuevo tus escritos, y espero que sigas aportando a la web como hasta ahora.
 
Un fuerte abrazo
 
Terpsícore








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