Queridos Orejas en general y Wallace en particular:

Lo que dijo Wallace el miércoles 14 de junio, con respecto al fanatismo de los padres es rigurosamente cierto. Padres que intentan controlar y dirigir las vidas de sus hijos los encuentras en todos lados. Sin embargo, el lado oscuro tiene ciertas peculiaridades que no debería tener, que está muy feo que las tenga. A saber:

En el lado oscuro dicen que los hogares de los supernumerarios son los semilleros de futuras vocaciones. Es decir, que esperan que los hijos de los "super" sean los futuros numerarios/agregados. De hecho, el afán de que tengan muchos hijos es en parte para que alguno al menos caiga en sus redes. Cuando en una familia de "super" (el y ella) hay muchos hijos y finalmente todos se hacen mayores y no cuaja ni una vocación, esa familia pasa a ser sospechosa de falta de entrega, o buen espíritu, o buena formación o algo. La ausencia de vocaciones en una familia es una especie de lacra que puede originar ciertas sutiles discriminaciones o en determinadas ocasiones verdaderas afrentas. Por el contrario, tener una o más vocaciones es realmente un signo de distinción entre los "super."

No parece a algunos prelaturators suficiente lo mencionado, pues pasan decididamente a la presión directa para que los "super" metan a sus hijos en el club y/o en el colegio del lado oscuro. Si los hijos no quieren ir, los padres deben presionar (santa coacción y santa intransigencia) para que vayan. Los "super" tienen que hacer todo lo posible para meter en la red a sus cachorritos. Cuando un "super" no entra en este juego y decide respetar la libertad de sus hijos, esto hace muy poca gracia en el lado oscuro. El supernumerario sospechoso de tal actitud pasa a ser un paria. Por supuesto, existen listas y más listas de los hijos de los supernumerarios, con edades y demás datos que puedan ser útiles para enganchar a las criaturas cuanto antes y controlar a sus padres.

Por todo lo dicho, los padres de Wallace me merecen una admiración superior, pero tengo cierta tendencia a sospechar que su actitud respecto a la vocación de su hijo no se debe a la influencia del lado oscuro, sino a su propia valía personal. Ciertamente hay familias así en el conjunto de los supernumerarios, pero también las hay que les hace mucha gracia que su hijita de tres años responda "numedadia" cuando se le pregunta qué quiere ser de mayor; luego le enseñan a besar el suelo diciendo serviam al levantarse, a rezar el ángelus en latín... y etcétera, etcétera.

Dicho esto me vuelvo al Areópago.

Saludos afectuosos,

Dionisio