Respetados Orejas:
Me he incorporado recién a la condición de lector de vuestras páginas. Pertenezco a esa masa de ex-numerarios que, progresivamente, va incrementando sus efectivos. Y debo agradecer vuestros esfuerzos en servicio de la verdad.
Me río con ganas con la simpatía de algunos comunicantes habituales y casi envidio su expresividad e ingenio; algunos párrafos me emocionan al reconocer sentimientos que sufrí en solitario hace ya algunos años.
En otras percibo relieves diferenciales; me incorporé al –entonces- Instituto superada ya la adolescencia, durante décadas siempre creí que estaba porque me daba la gana (aquello de la voluntariedad actual) y cuando decidí marcharme tardé menos de cuarenta y ocho horas en hacer efectiva mi decisión. Hasta Don Matías me dio la bendición de viaje; fue la única despedida pero posiblemente la mejor.
Y nadie me ha dado mas lata. Sospechoso: ¿Estarían esperando que me fuera por fin? ¿Estamos hablando del mismo opus?
A mi se me hizo muy pesado el omnipresente control hacia todo: Uso del tiempo, actividades, periódicos, libros, televisión, relaciones familiares, pensamientos, por no hablar de los gastos más nimios. Tengo además la impresión que todo ello se fue acentuando y seguro que, a mi también, los años me otorgaron más sensibilidad y menor tolerancia hacia lo que acababa siendo un dogal sólidamente anclado en la desconfianza... en correspondencia a la confianza total que se exigía de ti hacia los directores. Y como eso escupe a la gente, lejos de aprender y cambiar, aumenta el temor de los responsables, dan mas vueltas a la tuerca y les incapacita para el golpe de timón que exige el poder continuar.
Hace muchos años, en Molinoviejo, el Sacerdote nos dijo el primer dia del curso de retiro interno: "Hay unos medios previstos: meditaciones, charlas,... pero si alguno prefiere rezar, meditar o simplemente pasear por el jardín o por el monte, que lo haga". ¡Qué lejos queda aquello! En los últimos años los planes y horarios son completos, rígidos y sin concesión alguna a la creatividad personal. (¿Qué será eso?).
Claro; cada uno tiene su historia y esa es la gracia de vuestra página.
Que no decaiga.
Saludos
Demócrito