MIEDO.- Jose
Fecha Monday, 12 June 2006
Tema 060. Libertad, coacción, control


Hoy, por primera vez en mi vida, he sentido miedo hacia la Obra. Literalmente. Miedo. El caso es que intuía todo lo que Oráculo relata y documenta brillantemente en su escrito sobre los Informes sobre Personas (09/06/06) sobre ese trasiego de información sobre miembros, simpatizantes, eclesiásticos y personas de interés vario. Pero reconozco que verlo por escrito me ha podido. O sea, ver las pautas marcadas y reglamentadas por la máxima autoridad de la institución sobre cómo se deben redactar los entresijos personalísimos y del ámbito privado de una persona que, o es miembro o frecuenta sus centros o simplemente les interesa para definir sus futuras estrategias. Y todo ello, ¡asombroso!, usando el nombre de Dios y de su Iglesia.

 

Benedicto XVI… ¿tomas nota? Lo hacen, repito, en nombre de Dios y de la Iglesia Católica. Te lo digo de nuevo más clarito, Santo Padre: el Opus Dei, usando el nombre de Cristo y de la Iglesia a la que Tú representas, se dedica a redactar ficheros sobre la vida y miserias de las personas que controla o conoce (también sobre tus Obispos y Cardenales), para beneficio de su estrategia. Benedicto, sólo te pregunto: ¿no es hora de que comiences a estudiar, analizar, averiguar y, en su caso, a enderezar y rectificar a ese fenómeno llamado Opus Dei?

 

Siento miedo. Una institución que se dedica a redactar dossieres sobre  las personas de su órbita, sin que éstas sepan que todos esos datos son elevados a órganos centrales para que los directores fijen los métodos a seguir, posee un poder totalitario que ríete de Orwell. Y la pregunta brota casi espontáneamente: si yo pasé varios años de mi vida en el Opus Dei, ¿se redactaron informes sobre mí? En caso afirmativo, ¿para qué se usaron? ¿Continúan archivados o se han destruido? ¿Tengo derecho a exigir que se me explicite qué contenían aquellas fichas? ¿Puedo exigir que las destruyan si no lo han hecho? ¿Por qué nadie me informó expresamente de de que ésta es una práctica habitual?

 

Y ya el colmo, a modo de guinda, es que tengan la desfachatez de decir que los contenidos de esos ficheros “han de hacerse de tal modo que, si las leyese el interesado [implícitamente se reconoce que el “interesado” no tiene ni repajolera idea], su reacción fuera ésta: levantar el corazón a Dios, para dar gracias por el desvelo paternal que con él tienen sus Directores”. Como diría una buena amiga mía: menos coñas. Vomitivo.

 

Benedicto, ¿has apuntado? A ver si es verdad, hombre.

 

Jose









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