Algunos fallos del razonamiento que nos impiden alcanzar la verdad.- Samuel
Fecha Monday, 12 June 2006
Tema 900. Sin clasificar


Después de leer la correspondencia del viernes 9 de junio, y viendo lo que dicen Carmen Charo y Bastián, remito esta carta. Pensé que la mía, publicada el míercoles 7 la habrían interpretado de otra manera, pero veo díficil el díalogo con ellos por los motivos que abajo expongo. Aún así, les contesto definitivamente y por última vez respecto a este tema en uso del derecho universal a la réplica.
Carmen Charo:
He leído tu breve carta del viernes 9 de junio. He tratado de analizarla objetivamente, desde el punto de vista de la lógica formal. En este sentido, considero que cualquier razonamiento puede fallar porque se parta de premisas erróneas o porque se emplee un procedimiento de deducción incorrecto.
Las afirmaciones de tu última carta respecto a mí, “en el buen cinismo aprendido en tu querida madre la opus”, “no te voy a responder” “si tienes buena fe… si buscas de buena fe…” “sermonear desde tu púlpito de soberbia…”, pertenecen al campo de los sofismas retóricos –subclase de las falacias de procedimiento de deducción-.
En concreto te vales del sofisma del recurso a la mofa o burla respecto de la persona de quien pretendes rebatir sus ideas. Y cómo no quieres, sea por “pereza”, o no puedas, sea por falta de argumentos, recurres a la ofensa. Añadiendo de pasada el sofisma que denominé del victimismo, la auto-consideración de “condenada” por quienes te contradigan, “aunque como yo estaré en el infierno…”, para rechazar sus ideas sin explicación alguna.
Te recuerdo que ofende quien puede, y no quien quiere. No sabes lo que agradezco que te nos hayas mostrado a todos tal como eres. Revelas una ausencia esencial de ecuanimidad indispensable para conocer la verdad. Por supuesto, esto tiene sus consecuencias en los demás. Vista tu forma de pensar, comprenderás que podamos deducir que tus declaraciones actuales sobre el Opus, la Iglesia o lo que sea, quizás no tengan la menor conexión con la realidad.
Asimismo, tu alejamiento de la Iglesia puede inducir a la sospecha de que tus testimonios de años anteriores no posean valor alguno (probatorio o indiciario) si tal como piensas ahora, ya pensabas entonces. En cualquier caso, sólo tú habrías menoscabado el valor de dichos testimonios.
Bastián (y otros como Jesús F.) también emplea técnicas similares, el recurso a la ofensa “ad hominen” por el que ataca a la persona para que el juicio negativo que pretende caiga sobre ella afecte además a la validez de sus ideas. Un ejemplo es esa conjetura de que pertenezca al Opus: “tú eres de los convencidos, es probable que seas cura, miembro de un consejo local, de una delegación o de qué sé yo que covachuela del pus, hasta donde no llega el aire libre la información”.
Asimismo explota la argucia del “cambio de asunto”. Es un fallo del razonamiento situado en los datos a utilizar; en vez de replicar sobre el contenido objetivo de mis cartas, se va por derroteros distintos para no entrar en lo que expongo.  En fin, al menos lo que yo nunca haré será esconderme detrás de sus “primos de Zumosol” intelectuales –Oráculo y escriBa- como él hace y me sugiere. No tengo esa necesidad.
Reitero mi deseo de que algún día, tanto él como otros, aprecien las siguientes condiciones básicas del dialogo interpersonal: respeto al prójimo, tolerancia hacia las ideas ajenas y honestidad intelectual -aplicada en el razonamiento- que constituya un interés sincero por alcanzar la verdad.
Samuel








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