Para finalizar con polémicas, respondo a Bastian y, de alguna manera, a lo que afirma Carmen Charo.
Bastián, algunas condiciones esenciales para cualquier dialogo entre dos personas: respeto personal, tolerancia hacia las ideas ajenas, interés por la verdad y honestidad intelectual. Tus últimas cartas perjudican tu opinión. Te animo a que adquieras una actitud dialogante.
Leí con detalle la carta de Carmen Charo. Se hacía esperar su contestación. Para que no haya confusión; decirle a alguien que cierta decisión que adopta es equivocada y que además no está bien, no es condenarle. Nadie lo ha hecho en esta página web. No puedo estar conforme con esta acusación injusta que nos lanza a todos, pues sería aceptar una forma muy sutil de intolerancia a las opiniones contrarias que se basa en el sofisma del victimismo, el recurso a sentirse “condenada” (o sea, víctima) de quienes disienten de ella y se lo dicen.
Es curioso como unas pocas horas antes había oído a un párroco –no del opus- decir que “Dios no condena a nadie, está dispuesto a perdonar lo que sea, tiene las puertas abiertas de par en par para todos. Pero Dios tampoco fuerza a nadie a entrar, respeta la libertad incluso de aquellos que se cierran a si mismos las puertas”. Pero las puertas se las cierran, quedan cerradas. Carmen ha ejercitado su libertad para no atender a las razones de nadie que le contradiga, yo solo le pido que encima no nos acuse de nada, por favor.
A mí, me gustaría hacerle estas preguntas:
- Oye, ¿quién tiene razón, Jesucristo o tú? Porque lo que tú dices, no veo que Jesús lo diga en ningún versículo del Nuevo Testamento.
- Los sentimientos de “paz, serenidad y amor”, ¿Justifican en algo si lo que se hace se opone a lo que Cristo enseña en el Evangelio?
En cuanto al detallazo de ese amigo comprensivo que te dijo que “todos estamos salvados” (¡!) entonces, ¿para qué vino Jesús al mundo y murió en la Cruz? ¿Para perder el tiempo, ya que no era necesario? ¿Y porqué fundó la Iglesia Católica? ¿Es que no tenía otra cosa que hacer?
Un saludo y gracias a todos por vuestra atención,
Samuel.
