Para Antrax con copia a Carmen Charo y Samuel.- Salvador
Fecha Monday, 05 June 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Estimado Antrax:
 
El enfoque de tu correo de 31 de mayo me parece tributario de la formación religiosa de la Obra. Una formación que dices haber aprovechado, y que supongo consideraras buena; calificativo con el que coincidiría siempre que no olvidemos una perspectiva relativista, ya que pienso, francamente, que la misma es manifiestamente mejorable.
 
Una formación que identifica, en la práctiva, la jerarquía eclesiástica con la religión y con la Iglesia. Y me parece que también le pasa lo mismo a Carmen Charo y a Samuel
 
A mi entender la religión es un sistema cultural de signos que promete ganancia de vida mediante la corresponencia con una realidad última. Para los cristianos esa realidad última contactable es Jesucristo, la posibilidad de encontrarlo y que viva en nosotros. El resto es cultura; necesaria porque somos animales culturales (la cultura es parte de nuestra naturaleza), pero contingente, completamente relativa, porque varía y es plural.
 
Concibo la Iglesia, como he intentado explicar en otros correos, como la relación armónica entre Cristo, jerarquía y pueblo.
 
La mentalidad clerical tiende a pensar que la Iglesia es la jerarquía y, así ella tiene el monopolio no solo del nombre y de la voluntad de Dios sino de su gestión, y, por tanto, maneja una única verdad y un única moralidad. 
 
Esa mentalidad clerical o eclesiastica se da y se ha dado siempre en las tres religiones semíticas.  Y en la práctica, la Obra, como sanjosemaría, a pesar de sus declaraciones "anticlericales", se inserta en esa mentalidad y esos usos clericales. 
 
La institucionalización de esa mentalidad y usos, generalmente abusivos, ha tenido siempre una importante contestación. Nada más hace falta leer esta web como una muestra más de la misma. Pero no es nueva, el protestantismo fue exactamente eso, no una nueva fe, sino sencillamente cuestionar la ecuación antes dicha poniendo el acento en Cristo y en la conciencia personal del "pueblo".
 
¿Recuerdas el final del discurso de Lutero ante el emperador en Worms negandose a la retractación?
 
 "si no se  me convence con testimonios de la Escritura o con una causa razonable plausible -puesto que yo no doy crédito ni al papa ni a los concilios por sí solos, ya que consta que han errado y se han contradicho a sí mismos muchas veces-, quedaré vinculado a las palabras de la Escritura por mí aducidas. Y mientras mi conciencia esté atada por las palabras de Dios, ni puedo ni quiero retractarme, puesto que obrar contra la conciencia no es ni seguro ni honrado. Que Dios me ayude. Amén."
 
Es decir, que para él contaba primordialmente la palabra de Dios (Cristo) y la conciencia, siendo relativo la cambiante y, en ocasiones contradictoria, a causa de los elementos culturales implícitos, criterio de la Jerarquía.
 
En el fondo, el correo de Diogneto o de Isabel Nath estan en la misma longitud de onda. Y sin deslegitimar la jerarquía, o obviandola o rechazandola, me parece una buena actitud su relativización. Si los elementos institucionales fallan, no tiene porqué fallar ni Cristo ni la conciencia o el pueblo.
 
En la Obra no se ponía en el acento en los aspectos históricos de Jesús. Jesuscristo era de condición laica. Es más solo un anticlerical, o alguien completamente ajeno o lejano al stablishment religioso y político, podía narrar una parábola como la del buen samaritano.
 
Lo  que hoy llamamos la jerarquía, la constituían, en tiempos de Jesús, los saduceos, ese movimiento religioso y partido político que,como narra en las Antigüedades, Flavio Josefo,eran la "elite" dirigente de Jerusalen.
 
En efecto, con intervalos, los saduceos, civiles o eclesiasticos, era el partido de la aristocracia. Anás fue el sumo sacerdote del templo hasta el año 15 d. C, su yerno, Caifás, lo fue cuando la muerte de Jesús y Anas II lo era cuando los romanos destruyeron el templo definitivamente en el año 70.
 
La jerarquía religiosa, cuya hegemonía era saducea,  consideró una blasfemia las  afirmaciones y gestos de Jesucristo sobre el templo (lo destruiré y en tres dias lo reconstruiré; la expulsión de mercaderes), el mismo acto simbólico de la entrada en Jerusalen. Por eso lo  condenó a muerte; muerte solo posible por la connivencia del partido aristocrático con quien ostentaba el poder civil, los romanos representado por Pilatos.
 
No recuerdo haber oido, en la Obra, que se sacasen consecuencias de esa historia.
 
Cargarse la religión o la Iglesia porque falla un elemento lo asocio a aquellos que anunciaba la renuncia a la nacionalidad alemana por las atrocidades de Hitler o romper el pasaporte español por mandar Franco. Tomar la parte por el todo no parece razonable como bien dices.
 
Muy cordialmente
 
Salvador








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