Confidencia de amigo. Nota para EscriBa agradeciendo su correo.- Oráculo
Fecha Wednesday, 31 May 2006
Tema 010. Testimonios


Nota para EscriBa agradeciendo su correo del 24 de mayo

 

Muy querido EscriBa:

Tenía pendiente agradecer tu felicitación tras mi envío sobre el silencio de oficio. Me alegra comprobar que esos escritos puedan estar ayudando a otros. No soy insensible a todo lo que dices después, pero cada cosa tiene su tiempo y su momento. Hoy deseo corresponder a tu correo con otra felicitación y una confidencia, en público —sin pudores— por si ayuda también a otras personas.

Mi enhorabuena ahora es por tu escrito sobre las “tres generaciones” de supernumerarios: me parece certero y, por desgracia, las cosas están sucediendo como describes. Y esto es precisamente lo que motiva la confidencia de amigo. Copio tres anotaciones mías, de conciencia, redactadas con ocasión de esas “promociones apostólicas” que tu comentas. Por su contenido deduces ya cuál es mi reacción ante los enfoques institucionales, pues algunos deseamos servir a Dios con la cabeza y el corazón, sin abdicar de la propia conciencia. En aquella ocasión y con ese motivo redacté —para mí mismo entonces, para mi propia claridad interior— estas  cuatro notas.

 

1       Día seis de octubre. Se transmiten unos objetivos apostólicos para conseguir vocaciones en estos dos meses. Y se dice: ¡Dios lo quiere!. Y ese grito, que rememora el ¡Santiago y cierra España!, se acompaña de toda la doctrina estandarizada sobre la obediencia y la unidad en la Obra, y hasta de un sinfín de citas de la Sagrada Escritura sobre la eficacia de la obediencia de fe dada a Dios... aplicada al caso... porque, se supone, aquí estamos ante una “voluntad divina”: ¡Dios lo quiere! ¿Seguro? Si Dios lo quiere, esas vocaciones vendrán, y no se sabe por qué precisamente ha de ser en estos dos meses. A mí, de todo esto, lo que me parece cierto es que son los Directores de la Prelatura los que lo quieren, y elevar eso a un querer divino actual es otra cosa: Dios querrá siempre que nosotros estemos actuando en todo como Él desea y si nuestra comunión de intimidad con Él es de verdaderos amigos y somos movidos por el encendimiento de su caridad. Y, aun entonces, Él tiene sus planes, sus tiempos y sus momentos: Él nos mueve a pedir cuanto desea concedernos. De ahí que esa automática divinización de los puntos de vista de los Directores, o de sus decisiones, me parezca preocupante, y todavía más cuando la invocación al “querer de Dios” se usa para urgir y presionar la conciencia de otros, como si estuvieran faltando sus “esfuerzos humanos” para conseguir vocaciones o como si estos resultados dependieran de tales esfuerzos. ¿No hay aquí una manipulación cierta de las conciencias? ¿No actúan así las sectas?

 

2       Día siete de octubre. Es como si la Obra institucional estuviera mirando hacia dentro y no hacia  fuera: todo es festejar a nuestro Padre, su canonización, cantar sus supuestas virtudes, difundir sus libros, videos, etcétera, como si esto fuera la misión de la institución o el modo de realizar su tarea. Y, además, encerrada sobre sí misma ante otras manifestaciones espirituales de la vida eclesial. Desde luego, las cosas no deberían ser así: sólo importa Cristo, su persona, la unión con Él, el reinado de su misericordia en los corazones de todos los hombres. Y ésta debería ser la referencia directa e inmediata en todo, en el decir y en el obrar de la pastoral de la Prelatura y del apostolado personal de sus miembros. La “devoción a San Josemaría” no es como un talismán cuasisacramental para remover los corazones ni tiene atribuida en sí misma la eficacia de la Palabra revelada. Y, cuando se procede de este modo, más parece que se está prescindiendo de lo sobrenatural en sí mismo, para hacer la apología humana de un personaje humano; como esto es captado de inmediato por cualquier persona con sentido común, de ahí viene en parte el rechazo que en muchos producen las “cosas de la Obra”. Es un error pensar que, actuando así, los miembros de la Prelatura cumplen con su misión apostólica. Sin embargo, es un hacer “lógico” si la vida espiritual se ha reducido de hecho a actitudes semipelagianas de meros esfuerzos humanos.

 

3       Día diez de octubre. Se lee el tomo de Meditaciones, el viernes de la semana XXVII. De nuevo el mensaje estandarizado sobre obediencia: la voluntad de Dios se manifiesta en los mandatos de los Directores. Esto es una divinización práctica del gobierno, inaceptable porque está confundiendo planos: una cosa es que yo respete la autoridad constituida por Dios y que ascéticamente tienda a ver en sus dictados el querer de Dios, siempre bajo la luz de mi obrar personal en conciencia, con libertad y responsabilidad plenas sobre mis actos (quae ex deliberata voluntate procedunt, según Tomás de Aquino), y otra cosa muy distinta es identificar objetivamente las decisiones de quienes gobiernan con el querer divino. La distinción importa mucho para que luego pueda entenderse correctamente la pretendida “identificación” con los Directores o el estar en sintonía con ellos: “muy unidos”, como suele decirse. Si las decisiones de los Directores fuesen un querer divino actual es obvio que la indicación reclama la obediencia de fe debida a las cosas reveladas por Dios. Pero, también es obvio, esa identidad resulta inaceptable con la doctrina del magisterio eclesiástico en la mano, ya que tales propiedades ni siquiera se atribuyen a las acciones de la jerarquía ordinaria —incluido Romano Pontífice— en el ejercicio de su munus eclesial, salvo en definiciones ex cathedra. Sin embargo, en el apartado tercero de esta meditación, se afirman de nuevo ese tipo de reflexiones para fortalecer un peculiar modo de entender la “unidad” en  la Obra. Iam satis!

 

4       Día doce de octubre. He recibido una luz muy especial. Redacto la enseñanza: “Crisis de vocaciones en la Obra. El problema está en el Prelado y los Directores, que divinizan sus decisiones. Y ¡eso no es grato a Dios! Por eso la infecundidad apostólica. Cuanto más se insista en esa línea, peor”.

 

                No me alargo más. Al copiar estas notas personales, sólo deseaba compartir unas confidencias con quien considero ya un buen amigo y, al mismo tiempo, correspondo al sincero afecto que demostraba ese correo. Para todas tus cosas, cuentas siempre con mi oración.

                  Oráculo









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=7795