Samuel R.M.:
Pocas veces me ha enojado tanto una comunicación a esta web como la tuya del lunes 29. No quiero analizar los continuos detalles que revelan tu clara pertenencia al Opus Dei y tu intransigente y ultramontana mentalidad, pero me voy a quedar más tranquilo si te digo que a ti nadie te hubiera convencido de que el reverendo Marcel Maciel es un pederasta inconfeso pero demostrado.
Con defensas como la tuya, la Iglesia se quedará cada vez más sola. Ese pensamiento fuerte, tan tuyo, tan vuestro, esa seguridad absoluta en la administración de la salvación según vuestros propios criterios es repugnante, vomitiva, una de las razones por la que tantos miles de personas nos tuvimos que ir del Opus Dei para no suicidarnos antes que seguir viviendo como infrahombres o inframujeres.
Tu manera de pensar, tu estilo en el debate es Opus puro -oro fino que decía aquel cachondo en el campamento de las milicias universitarias al calificar un libro de no sé qué cretino pero muy recomendado por la autoridad competente, naturalmente militar-, es el estilo del buen espíritu y con muy poca iniciativa dicho sea de paso.
Sobre la carta que firmamos para la Santa Sede y que a ti te parecen injurias, ¿podrías indicar en qué se falta a la verdad, dónde se insulta, se exagera o menosprecia? A ti te parecen injurias porque denuncian situaciones con las que estás perfectamente de acuerdo, porque tú crees en esos métodos o desconoces la trastienda documental en la que se basan. ¡Cuántas cosas desconocíamos! ¿Y tú crees estar al día de todo lo que se cuece en la obra del marqués de la alta pera? ¿Es una injuria llamar marqués de la alta pera al santo marqués de Peralta, cuando resulta que tuvieron que echar mano del conocido charlatán Castillo Genzor para que amparados en su supuesto prestigio como genealogista heráldico se inventara el falso derecho del humilde Escriba Albás -rosa mística en el seminario de San Carlos- a ostentar un título que detentó para arrimarse al poder monárquico cuando el viejo dictador subiera a los cielos?
Moléstate un poco en leer la carta a la Santa Sede y dinos, por favor, en qué te basas para calificarla de injuriosa. Yo, al menos, estoy impaciente en leer tus cacamentarios.
Bastián
