Comunicarse para curarse de los daños padecidos en el Opus Dei.- Trinity
Fecha Monday, 29 May 2006
Tema 060. Libertad, coacción, control


            Mientras escuchaba, este Domingo de la Ascensión, los comentarios del párroco a propósito de la Jornada católica de los Medios de Comunicación, me veía a la memoria el utilísimo estudio que nos acaba de regalar Oráculo sobre la prohibición de comunicación en el Opus Dei.

 

            Los especialistas en sectas hablan de lo difícil que es “desprogramar” al que ha padecido el “formateo” mental sectario, y que la eficacia de la desprogramación depende de que el “desprogramador” conozca muy bien los puntos clave de la correspondiente organización perjudicial.

 

            En mi opinión, el Opus Dei no es una secta. Sin embargo, como le sucede a algunos de los recientes movimientos eclesiales, está aquejado de diversos errores propios de las organizaciones sectarias, que la Santa Sede debe corregir. Por cierto, me parece poco probable que, como dice Agustina, la coincidencia de la publicación del correctivo al P. Maciel con el día del estreno mundial de “El Código da Vinci” se deba a que el Opus Dei haya conseguido que se retrasara esa publicación del correctivo para desviar la atención. Pienso más bien que la coincidencia se debe a lo contrario: a una advertencia velada al Opus Dei de que las críticas vertidas en ese libro y película llegarán un día a sustanciarse en denuncias con repercusión eclesial.

 

            Sea de ello lo que fuere, para que esas denuncias lleguen a producirse, es preciso que antes los que han padecido esos abusos adquieran los recursos mentales que les hagan capaces de objetivarlos Por eso, me parecen tan importantes los estudios que iniciara el bueno de Antonio Ruiz Retegui, y que últimamente se están prodigando tanto en esta plataforma de comunicación que es Opuslibros.org.

 

            Para “desprogramarse”, resultan fundamentales los testimonios. Pero la reflexión ponderada, honda, pedagógica y realizada desde una perspectiva de fe, es imprescindible para que esos testimonios se conviertan en medicina, y muchas heridas recibidas en una institución de la Iglesia puedan llegar a curarse.

 

            Trucha se quejaba la semana pasada de la actitud que mantuvieron mientras estaban en la Obra los que hoy la critican. Y les acusaba de colaboracionistas que permitieron, si no cometieron, errores gravísimos, siendo conscientes de esos abusos. Rechazo como él esa “pederastia espiritual” –en expresión de Alberto Moncada-, pero estoy con Australopitecus y Pedro en que Trucha se equivoca en ese juicio de intenciones. Se entiende muy bien con lo que explica Oráculo cuando afirma que la prohibición de comunicación interna en la Prelatura del Opus Dei instala a sus fieles en una realidad virtual –el Matrix que les dibujan los Directores- que les hace incapaces de percibir la realidad de su engaño; y que sólo cuando la vida les descubre las falacias de muchas “verdades oficiales”, es cuando puede empezar a deshacerse la ingenuidad cándida en la que vivían inmersos.

 

            Gracias a cuantos estáis realizando con sabiduría y paciencia esa compleja labor de “desprogramación” mental, o propiciándola. Que Dios os lo pague.

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                                               Trinity







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