Hola Orejas,
Carmen Charo ha ido a hablar con el obispo para darse de baja de la Iglesia (en términos técnicos, apostatar), éste es un hecho de importancia radical. No lo olvidemos: nuestra iglesia tiene por dogma "Fuera de la Iglesia, no hay salvación". Es decir, que nuestra amiga se ha apartado conscientemente de la salvación eterna según la doctrina oficial (aunque en esta web la mayoría pensamos que Camen Charo se salvará, incluso a su pesar). ¿por qué tiene esta importancia tan radical?:
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Carmen Charo ha optado por dar la cara y decirle a su pastor que ya no se calla, hasta aquí hemos llegado. Hasta ahora los católicos dábamos la callada por respuesta, como se dice en España: el consumidor español no protesta, simplemente no vuelve. Con temas de iglesia, pasa igual: la gente no protesta, pero la abandona en masa. En España sólo unos 5 millones de personas cumplen con la misa dominical, entre 40 millones de bautizados. Los que van son mayoritariamente gente de más de 50 años: es decir, que el abandono juvenil impactará en pocos años. A la iglesia le basta para presionar al gobierno con esos votos, pero no cuenta con que pronto el gobierno tendrá el mismo argumento contra ella. Pero divago: el pueblo empieza a revelarse contra las injusticias y dobles raseros. Conozco a bastantes personas que se están planteando dar este paso, o similares, ante otros temas eclesiales.
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Resulta más alarmante, para mí, la postura del pastor: no le preocupa perder una oveja, al contrario que al Buen Pastor que da la vida por la descarriada. Lo suyo lo han tomado como trámite burocrático, como darse de baja del Club de Canasta. Mensaje al pueblo: los intereses de la jerarquía son otros.
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Pone en evidencia la postura del Opus: "de cien almas, nos interesan las cien". Será si son obedientes, no piensan... Porque como disientan, el interés se esfuma.
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Con su gesto, Charo deja claro a la Iglesia que ya no tiene el monopolio de la salvación: la gente entiende que puede darse de baja, sin perder la fe en Dios (que es mucho más grande que la Iglesia). Así deslegitima lo que la Iglesia entiende de sí misma: sacramento universal de salvación. Es decir, que el dogma no es tanto dogma (yo recuerdo los equilibrios que hacía el profesor de religión para poder explicarlo). Ojo al dato: si no sirve para eso, si no es capaz de retener en su interior a gente honrada, ¿para qué existe?
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En fin, que Carmen Charo ha puesto a la jerarquía frente a su propia responsabilidad en el caso del Opus Dei: no puede ser que se pasen por alto las denuncias intraeclesiales como si nada. No vale ya decir que "la iglesia tiene sus ritmos y mucho sigilo". Si por temas mucho más sangrantes pedimos a los gobiernos democráticos que se den prisa, que sean transparentes ¿cómo no se lo vamos a pedir a la Iglesia? ¿a una institución que dice seguir al Crucificado y Resucitado? Carmen Charo, has dado en el clavo...
"El plano inclinado":
Me ha traído a la cabeza un texto de Stefan Zweig sobre el nazismo en su autobiografía "El mundo de ayer". Zweig desde el principio desconfiaba de Hitler. Pero en la Alemania de su tiempo, sumida en una profunda crisis, el nazismo aparecía como algo nuevo y original, que ofrecía ser radicalmente alemán, socialista y de orden. Dice Zweig que Hitler, como hábil estratega, fue apretando poco a poco el dogal, y no empezó matando el primer día. Un día prohibía una cosa, otro día rompían los cristales de las tiendas, otro apaleaban judíos, otros, las leyes de pureza aria. El camino entre 1933 y 1945 poco a poco se fue llenando de brutalidad y crueldad . Alemania no habría permitido Auswitz en 1933, en 1940 organizó la solución final. A Zweig lo que más significativo le parecía era la prohibición a los judíos de sentarse en los bancos de las calles: se les prohibía el descanso incluso a los ancianos y enfermos... Por desgracia somos asi de manipulables: dejamos que nos quiten la libertad poco a poco hasta que es demasiado tarde. De ahí que lo mejor sea ocultar al principio para ir destilando poco a poco el veneno en los cerebros.
Opus / Pamplona:
Estoy con Ana Azanza en que la Universidad de Navarra (con su sede en San Sebastián) es una vanguardia opusiana, de las más importantes. Le permite dar una buena imagen de cara al público: gente joven, seria, ambiente universitario de élite (no creo que en ella haya una sala de descanso dilapidada conocida como "el tocagüevos", en mi universidad). Por lo que me cuenta la gente que ha estudiado medicina allí, no te dan la brasa para hacerte del opus, eso no cuela ya porque la juventud no está por la labor. Los opusianos son conocidos como "pitufos" y al mínimo proselitismo la gente huye de ellos. Vamos, que han entendido que allí no tienen que pescar... y claro, lo transforman en su beneficio: ¿ves cómo no hacemos proselitismo agresivo, aquí no damos la pelma a nadie? lo que no dicen es que, si no, la gente huye en desbandada.
No se pregunta nadie de dónde salieron los fondos para levantar semejante complejo en los años 50 -60, cuando las universidades públicas pasaban verdaderas penurias.
En cuanto a la implicación opus/derecha política/gobierno de Navarra, no conozco el tema, pero la gente de Pamplona dice que hacen lo que quieren, que el ayuntamiento les cede terrenos y que el dinero del plan Oncológico del gobierno regional se ha ido a la Clínica Universitaria. Claro, no tenemos papeles para demostrarlo y la cosa no pasa de ahí.
Sí que recuerdo cuando se abrió la universidad pública de Navarra que la prensa conservadora (ABC) se oponía con grandes titulares diciendo que no era necesaria, que ya había una privada que se podía subvencionar, etc... Afortunadamente el gobierno socialista supo aguantar el tirón y creó una institución independiente y pública.
En cualquier caso, el Opus, guste o no, supone una fuente de ingresos fundamental para esa ciudad: estudianes que alquilan pisos, enfermos y familiares que se alojan en hoteles, proveedores, restaurantes, impuestos municipales, congresos y conferencias, aeropuerto... La desaparición del Opus sería un palo muy importante, que sólo se puede plantear para perder las elecciones. La moral, querida Ana Azanza, suele tener menos partidarios que el dinero.
Ramón
