Con pronóstico de conservadurismo. Recorte de prensa.- Webmaster
Fecha Friday, 19 May 2006
Tema 100. Aspectos sociológicos


DESIGNARON A UN OBISPO DEL OPUS DEI EN LUGAR DE MACCARONE

Con pronóstico de conservadurismo

El obispo designado por el Vaticano en Santiago del Estero, Francisco Polti, pertenece al Opus Dei. La decisión reafirma la tendencia de colocar obispos conservadores en lugares claves de la jerarquía católica argentina.

El país del Jueves, 18 de Mayo de 2006

Por W. U.

Casi diez meses después de la renuncia de Juan Carlos Maccarone, el Vaticano designó ayer a Francisco Polti, de 67 años, obispo del Opus Dei, como nuevo titular de la diócesis católica de Santiago del Estero. Maccarone dimitió el 19 de agosto del año anterior, después de que se conociera un video en el que aparecía involucrado en relaciones homosexuales. La designación de Polti para suceder a Maccarone puede entenderse como un mensaje del Vaticano reafirmando la política de designar a obispos de tendencia conservadora en puestos clave dentro de la jerarquía católica argentina.

El renunciante obispo de Santiago del Estero es un hombre que, al igual que su antecesor, Gerardo Sueldo, mantuvo un duro enfrentamiento con el poder político y económico local. En medios eclesiásticos de Santiago del Estero aún subsisten las sospechas de que la difusión de las imágenes que vincularon a Maccarone con el remisero Alfredo Serrano y que comprometieron al obispo formaron parte de una maniobra política para desplazarlo debido a los duros enfrentamientos que había mantenido con el clan Juárez, que controló la provincia durante años. Así como no se aclaró la forma en que el video de Maccarone llegó primero al Vaticano y luego a los medios de comunicación, tampoco existe claridad suficiente sobre las circunstancias que rodearon el accidente automovilístico que provocó el deceso de Sueldo, el 4 de septiembre de 1998. La causa judicial sobre el hecho aún sigue abierta...



El 25 de mayo del año pasado el presidente Néstor Kirchner prefirió trasladarse hasta Santiago del Estero para asistir al Tedéum celebrado por Maccarone, evitando así su presencia en la catedral metropolitana, donde la ceremonia habría sido encabezada por el cardenal Jorge Mario Bergoglio.

Francisco Polti Santillán nació el 17 de noviembre de 1938 en Santiago del Estero y en 1956 comenzó sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas y Diplomáticas en la Universidad Nacional del Litoral, de Santa Fe. Se graduó de abogado en la española Universidad de Navarra, institución perteneciente al Opus Dei, y obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino. Se ordenó sacerdote el 11 de agosto de 1963, en Madrid, España. Desde 1970 a 1983 ocupó diversos cargos directivos en la Comisión Regional de la Prelatura del Opus Dei en la Argentina, trabajando como colaborador del vicario regional. En 1983, al crearse la Delegación de Buenos Aires de esa Prelatura, pasó a formar parte de su Consejo, hasta 1993.

El 13 de julio de 1994, Juan Pablo II lo designó obispo de Santo Tomé. El 22 de agosto de 1994, en una ceremonia realizada en la catedral metropolitana, recibió la consagración episcopal de manos del entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino. En la Asamblea de la Conferencia Episcopal Argentina que se realizó en noviembre de 2005, Francisco Polti fue elegido miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios.

En diálogo con Radio Panorama, Polti dijo ayer que confía “en la gracia de Dios para llevar adelante” la misión encomendada por el Papa. “Me da alegría volver a Santiago, donde pasé los 17 primeros años de mi vida”, manifestó el nuevo obispo. El mes pasado, Polti participó en Paso de los Libres en las jornadas sobre “Familia y vida”, organizadas por el Movimiento hogares nuevos y la Secretaría Sí a la vida. En su mensaje de Navidad del año pasado, el obispo sostuvo que “la Iglesia anuncia a favor del hombre y de la paz social, para el servicio de todos”. Ahora Polti adelantó que se hará cargo de la diócesis de Santiago del Estero “en menos de dos meses” pero que, habiendo conocido de antemano la noticia de su designación, “comencé a rezar por Santiago”.

“Es una continuidad de la lógica de Juan Pablo II”

A propósito de la designación en Santiago del Estero, el sociólogo Fortunato Mallimacci habla de una “línea hegemónica” dentro del catolicismo que guiaba el anterior Papa y que sigue Benedicto XVI. No cree que haya obispos progresistas.

El país del Jueves, 18 de Mayo de 2006

Por Santiago Rodríguez

“No creo que haya obispos progresistas y obispos de derecha”, aclara casi de entrada el sociólogo Fortunato Mallimacci y confiesa que la designación de Francisco Polti al frente de la diócesis de Santiago en reemplazo de Juan Carlos Maccarone no lo sorprende. “Es una continuidad con la lógica que había impulsado ya Juan Pablo II y ahora continúa Benedicto XVI”, sostiene y precisa que se pretende “reafirmar la identidad católica y las certezas que el catolicismo debe dar frente a una sociedad que consideran relativista”. En esa línea Mallimacci agrega: “Estoy en contra de esta idea de hacer creer que acá hay un ataque contra la Iglesia argentina que es qué... ¿progresista? Estamos todos locos, si fueron cómplices de todas las dictaduras.”

–¿Cuál es su análisis del nombramiento de Polti?

–Es una continuidad con la lógica que había impulsado ya Juan Pablo II y ahora continúa Benedicto XVI, que sigue siendo hegemónica en el catolicismo universal. Hay una continuidad con una manera de pensar el catolicismo que es la de reafirmación de identidades y certezas. No creo que haya obispos progresistas y obispos de derecha; lo que sí pueden existir son luchas de poder dentro del Episcopado.

–¿Es lo mismo Maccarone, por ejemplo, que Polti?

–¿Y qué los diferenciaría? Los dos condenan el aborto, los dos condenan las relaciones homosexuales, los dos condenan el preservativo, los dos se disciplinan, los dos forman parte de un cuerpo episcopal en el que esas diferencias casi no se notan. El auge de las comunidades católicas como el Opus Dei hoy es totalmente legítimo al interior del catolicismo; a nadie le sorprende que haya un obispo del Opus Dei. ¿Por qué se va a sorprender uno? ¿Por qué le va a decir uno que es de derecha?

–O sea que usted no ve el nombramiento de Polti como un nuevo giro de la Iglesia argentina hacia la derecha.

–La Iglesia es de derecha. El auge de estos movimientos tipo Opus Dei está mostrando un modo de sociabilidad comunitario al interior del catolicismo que está en el centro de esta idea de recomponer la identidad católica y esto me parece importante. Este comunitarismo que es fuerte a nivel universal también se va haciendo fuerte en la Argentina y quiere imponer a sus fieles regulaciones sobre el cuerpo, la contracepción, la familia y los dogmas. El problema es que se apuesta a eso a pesar de que la sociedad está cada vez más pluralista, compleja y quiere recrear su propia concepción de la sexualidad, la mujer, la pareja y la libertad.

–¿Qué reacción imagina de parte de la Iglesia argentina frente a este nuevo avance de Roma?

–Los obispos argentinos aceptan a los otros obispos porque son nombrados por la misma institución; esto es de hace diez, cuarenta y ochenta años. Al menos desde Juan Pablo II y Benedicto XVI los nombramientos de los obispos van en esto de reafirmar la identidad católica y las certezas que el catolicismo debe dar frente a una sociedad que consideran relativista. Nadie protesta frente a estas designaciones porque forma parte de la manera en que los obispos son designados y del amplio consenso que existe en la Iglesia sobre quiénes deben ser los nombrados a llevar adelante este proceso de reafirmar identidad y certezas.

–Nadie protesta, pero el Vaticano decide una vez más en relación con la Argentina sin consultar al Episcopado local.

–¿Por qué habrían de consultar? Estoy en contra de esta idea de hacer creer que acá hay un ataque contra la Iglesia argentina que es qué... ¿progresista? Estamos todos locos, si fueron cómplices de todas las dictaduras.

–¿En términos de la relación política entre la Iglesia y el Gobierno cabe alguna lectura del nombramiento de Polti?

–El Opus Dei es una organización importante del catolicismo, recibe el apoyo de sectores financieros y de empresas, tiene universidades altamente reconocidas, tiene recursos propios para mantener sus sacerdotes, su gente, sus casas y su presencia en la sociedad. Es un hecho que vuelve a plantear si el Estado debe seguir financiando a los obispos que se nombran; o sea, si la Ley 21.950 firmada por Videla y Martínez de Hoz en el ’79 va a seguir siendo vigente en la democracia.

–¿Le parece que el Gobierno avanzará en ese sentido?

–La sociedad argentina es cada vez más pluralista y respetuosa de la diversidad, que no quiere relaciones carnales con ningún grupo religioso. Hay una asignatura pendiente que uno espera que este Gobierno, que había dicho que iba a salir del alineamiento automático, concrete y hasta el día de hoy no lo ha hecho.

LA HISTORIA DE “LA OBRA”

Estrategia de poder

El país del Jueves, 18 de Mayo de 2006

Como ninguna otra congregación religiosa, el Opus Dei (“La Obra de Dios”) concentró en tan poco tiempo tanto poder dentro de la Iglesia Católica. Fue fundada por Josemaría Escrivá de Balaguer en Madrid el 2 de octubre de 1928, bajo el nombre menos pretencioso de “La Obra”. Apenas 74 años después, el papa Juan Pablo II proclamó santo a su creador ante unos 300 mil devotos que llegaron a la plaza de San Pedro desde 84 países. El Opus Dei ya había aglutinado a los miembros más ortodoxos y fundamentalistas del clero católico y ocupado no pocos lugares en la cúspide eclesiástica del Vaticano; además de reclutar miles de fieles entre los miembros de los principales círculos de poder del mundo.

En sus inicios, el Opus Dei dirigió sus trabajos a los enfermos de los hospitales y los pobres y fue rápidamente extendiéndose a distintas actividades sociales y económicas, como la educación a través de la Academia DYA. Durante la Guerra Civil Española, el Opus Dei fue una avanzada y activísimo grupo combatiente contra la República Española y a favor del “Generalísimo” Francisco Franco. Una colaboración que fue compensada durante el largo período de la dictadura franquista.

A comienzos de 1940 oficialmente la Iglesia Católica concedió aprobación al Opus Dei y en el 1943, a través de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, se la autorizó para ordenar sus propios sacerdotes, convirtiéndose así en un tiempo relativamente corto en una poderosa congregación con capacidad para darse sus propios dirigentes. En la década del ’40, con Escrivá de Balaguer radicado en Roma, el Opus consiguió que el Vaticano diera la primera aprobación pontificia y lo constituyera en Instituto Secular. En 1950, Pio XII promulgó la aprobación definitiva de la Obra. El decreto permitió la aceptación de personas casadas y la asimilación de sacerdotes de otras congregaciones católicas. En tan sólo 20 años el Opus Dei recorrió un camino que a otras congregaciones católicas les costó siglos alcanzar.

A finales de los años ’50, el Opus Dei inicia su expansión continental a la América hispana: Perú, México, Venezuela, Guatemala, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Puerto Rico, Honduras, Trinidad Tobago, República Dominicana y Nicaragua, así como también Canadá y Estados Unidos. Cuando Escrivá de Balaguer murió, el 26 de junio de 1975, el Opus Dei ya era uno de los más poderosos brazos de una curia vinculada con el poder político, o muy cerca de él, en los países de toda América y en el propio Vaticano.

OPINION

Otra jugada más de Roma

El país del Jueves, 18 de Mayo de 2006

Por Washington Uranga

La designación de un obispo del Opus Dei, Francisco Polti, para suceder al renunciante Juan Carlos Maccarone en Santiago del Estero, no puede leerse sino como un paso más del Vaticano en la línea de consolidar a los sectores conservadores dentro del Episcopado argentino. Cuando todavía no se ha encontrado una resolución para el caso del obispo castrense Antonio Baseotto, repudiado por el Gobierno, la curia romana acaba de agregar un factor más de irritación en una relación ya de por sí tensa con las autoridades argentinas. El Episcopado local sigue al margen de esta situación, sin muchas posibilidades de incidir realmente, al menos por el momento, en este tipo de acontecimientos.

Es verdad que, aun siendo del Opus Dei, Polti es una persona que goza de respeto entre sus pares y quienes lo conocen de Santo Tomé, su responsabilidad actual, aseguran que se trata de un hombre sereno y buen pastor de su gente. Pero de lo que nadie duda es de sus convicciones conservadoras. Es también, como buen hombre del Opus Dei, un fiel intérprete y seguidor de las directivas romanas. Nadie podría esperar de él, como de cualquier otro de los miembros “de la Obra”, una actitud de audacia o de diferenciación de lo que Roma diga y ordene. La ortodoxia está asegurada. Vale aclarar, sin embargo, que ni los conservadores ni el Opus Dei han sumado un obispo nuevo. Polti, el segundo obispo del Opus Dei en el país (el otro es el arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado), ya era obispo y ha sido trasladado de Santo Tomé (Corrientes) a una sede más importante por su historia y por sus circunstancias actuales, como es Santiago del Estero. Pero además no puede dejar de leerse que el Vaticano intenta torcer allí el rumbo de los dos últimos titulares. Gerardo Sueldo –muerto en un accidente que todavía no terminó de ser esclarecido por la Justicia– y Juan Carlos Maccarone, obligado a renunciar, tuvieron una clara preocupación por los temas sociales, por el compromiso de la Iglesia junto a los más pobres y, en esta tónica, desarrollaron duras batallas contra el poder de la familia Juárez y sus aliados económicos en la provincia. “Así les fue”, reflexionaba hace no mucho tiempo uno de los sacerdotes santiagueños recordando esta realidad.

La designación de Polti pretende cambiar el rumbo de los acontecimientos. Nada debe extrañar. Salvando las distancias y las diferencias, basta observar lo que el mismo Vaticano hizo en San Salvador (El Salvador). Allí impuso un arzobispo del Opus Dei, Fernando Sáenz Lacalle, para suceder nada menos que al mismísimo Oscar Arnulfo Romero (el mártir asesinado en el altar de su propia iglesia catedral) y a otro progresista que fue su discípulo, Arturo Rivera Damas. En Lima (Perú), otro Opus Dei que luego fue creado cardenal, Juan Luis Cripriani, sustituyó al muy progresista cardenal Juan Landázuri, crítico pero también protector del teólogo peruano de la liberación Gustavo Gutiérrez.

Los santiagueños tienen ahora obispo del Opus Dei. Y el Vaticano sigue avanzando para garantizar que los más conservadores de la Iglesia aumenten su influencia en la vida del catolicismo argentino y, por esa vía, la incidencia en la sociedad en general. Otra jugada más de Roma. ¿Cuántas van? Y la jerarquía católica argentina ¿seguirá guardando discreto silencio en público mientras en privado murmura su molestia? Todo indica que sí. El peso de la institución es demasiado fuerte como para permitir el camino de la libertad a quienes pretenden seguir estando adentro.







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