La violación de la intimidad de quienes no son del Opus Dei.- dlv
Fecha Wednesday, 17 May 2006
Tema 070. Costumbres y Praxis


     En este escrito voy a comentar sobre todo la frase que le da título. 

     A lo largo de 11 años, hasta el año 2000, he sido subdirector y director de varios centros de San Rafael (nombre que se da en el Opus Dei a un club para chicos de educación secundaria y aspirantes y numerarios jóvenes; esto lo digo para quienes leáis esto sin ser del Opus Dei, porque os puede afectar directamente el contenido del escrito), y he sido secretario y subdirector de un centro de San Gabriel (para supernumerarios, cooperadores y amigos) y tengo amplio conocimiento del tema. Para terminar, compartiré con vosotros una experiencia personal, porque precisamente -ironías del destino- esta práctica interna de manipulación de la intimidad provocó el hecho que inició el camino de mi salida del Opus Dei, el camino hacia mi felicidad.

     Por cierto, cuando comienzo a escribir esto (lunes 15, 21:30 hora peninsular española), leo en la margen izquierda de la web:


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ENHORABUENA OREJAS, ENHORABUENA A TODOS, que con vuestros escritos hacéis esta web tan interesante. Llevo más de un año leyendo con frecuencia la web, conectándome a diversas horas (sí, lo reconozco, alguna vez en horario de trabajo, pero pocas ;-) y NUNCA HE VISTO UNA AFLUENCIA SIMULTÁNEA A LA WEB DE CASI 160 PERSONAS.

     El escrito de Oráculo del pasado viernes sobre la violación de la intimidad en la Prelatura es especialmente certero, profundo y revelador. Gracias, sobre todo, a la publicación del número 7 del volumen interno Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas (Roma 2001).

     No quiero restar mérito a los comentarios de Oráculo. Todos sus escritos suelen ser muy buenos, y este no es una excepción. Pero creo que lo más importante de lo que publica son las fuentes, en las que, como él mismo dice, tan importantes son el texto principal, como las notas...



     De hecho, me atrevería a decir que son incluso más importantes algunas de las notas: parece que las autoridades del Opus Dei hubieran decidido colocar en ellas lo menos confesable de la práctica opusina. Fijaos, sin ir más lejos, que, de todo el texto, Agustina ha seleccionado una nota, la 65. La nota 59 también daría para mucho; espero que alguien la comente. Y yo hoy voy a utilizar la 58.

     Ya se han publicado varios comentarios sobre el escrito de Oráculo, como el de Doserra el lunes 15. Éste es otro. Y auguro que vendrán unos cuantos más.

     Mucho se ha escrito, antes y después de Oráculo, sobre la violación de la intimidad que tiene lugar en el Opus Dei. Yo quisiera resaltar un aspecto de esta violación de la intimidad que aún no se ha tocado con detalle, y me parece AUN MÁS GRAVE SI CABE que el trasiego de las intimidades de los miembros. Y ES EL TRASIEGO DE LA INTIMIDAD DE QUIENES SE ACERCAN A LA OBRA.

     La nota 58 es increíble. Basta pensar en la gente joven en la Prelatura. Pero admitamos, forzando mucho la realidad, podría llegar a ser cierto lo que dice la nota 58 en su inicio:

De modo que, en la Obra, cuando se acude a la charla fraterna está presupuesto que el que la recibe hará esas consultas cuando sea necesario o conveniente.

[la negrita es mía]

por más que -como dice Oráculo- jamás se informe de tales cosas a sus propios fieles con esa claridad ni con esa crudeza.

     Como ya he señalado, este consentimiento tácito a que se airee su intimidad es difícil de presumir en muchos numerarios jóvenes. Y es aún menos presumible en el caso de los supernumerarios: puedo confirmarle a Doserra que esto es así.

     Pero NO ES CREÍBLE EN ABSOLUTO QUE UN CHAVAL DE 15, 16, 17 AÑOS PRESUPONE Y ACEPTA QUE SU AMIGO NUMERARIO, O EL NUMERARIO JOVEN CON QUIEN CHARLA, REVELEN SU INTIMIDAD AL CONSEJO LOCAL (El consejo local, en el Opus Dei, son el director, el subdirector y el secretario del centro).

     Y esto sucede, y con frecuencia, en lo relativo a como vive ese chico que se ha acercado al Opus Dei, y que asiste a círculos, algunas virtudes. En concreto, la castidad. Y algunas otras, que pudieran dar indicios de su idoneidad o no idoneidad en ese momento para plantearle que se haga del Opus Dei. Y ESTO MUCHAS VECES SE COMENTA EN EL AMBITO DE UNA REUNIÓN DE VARIAS PERSONAS.

EN LOS CENTROS DE MAYORES, CON LOS COOPERADORES Y OTRAS PERSONAS NO DE LA OBRA QUE FRECUENTAN LOS CENTROS, SUCEDE LO MISMO.

     Aparte de las experiencias innumerables que muchos lectores de esta página podemos aportar, esto se constata por los documentos internos de la Prelatura. Cita Ebe hoy lunes el Vademecum de Consejos Locales:

«Los Consejos locales han de tener en cuenta algunos hechos personales que impiden la Admisión: personas estelirizadas, o que hayan consentido o inducido a la esterilización del propio cónyuge; personas divorciadas civilmente o que estén en circunstancias que hagan prever razonablemente que llegarán a esa situación; solteros o casados que han consentido o inducido al aborto de un propio hijo; personas que tienen algún hijo natural; quienes han vivido en concubinato. (…)

Por otra parte, no se puede cerrar las puertas a personas que manifiestan un arrepentimiento sincero (…) teniendo siempre muy presente el buen nombre de la Obra y remoto scandalo. Por tanto, puede haber excepciones, pero, por la importancia de la materia, antes de permitir que pidan la Admisión, es necesario elevar la oportuna consulta a la Comisión Regional y solicitar la correspondiente dispensa ad validitatem, con los datos necesarios para poder estudiarla»

SE ELEVA LA CONSULTA Y SE MANDA LA INFORMACIÓN DE ALGUIEN QUE NO ES MIEMBRO DE LA PRELATURA... ¡¡¡Y QUE NO SE SABE SI LLEGARÁ A SERLO!!!

¿¿¿ES PLAUSIBLE QUE ESA PERSONA ESTÉ DANDO SU CONSENTIMIENTO IMPLICITO A ESE TRASIEGO DE SU INTIMIDAD???

Podría hacer más comentarios. Pero creo que las palabras que he escrito en mayúsculas hablan por sí mismas.

 

     Por último, una de mis -¡múltiples!- experiencias -¡personales!- con este asunto.

     Mi salida de la Prelatura, como tantas de aquí, fue debida a varios años de infelicidad y sufrimiento profundos. Muy profundos. Derivados del hecho de intentar permanecer a toda costa en un régimen de vida inhumano. Y de la imposibilidad de tomar la decisión de salir, por la violencia sobre tu conciencia que ejercen la institución y los directores. De hecho, esa presión es tan grande, que requiere una presión igual o mayor del sufrimiento personal. Y, en mi caso, que el sufrimiento personal llegase a ese nivel requirió cinco años de ir aumentando.

     El incio de esos años de sufrimiento ocurrió cuando tenía yo 27 años y me cambiaron del centro en que vivía, a otra labor, y a otra ciudad. Era el tercer cambio de centro en dos años, y el segundo de ciudad.

     El primer cambio, según me dijeron los directores de mi nick, fue debido a que necesitaba un ritmo de vida más tranquilo. Y me fui a un centro de San Gabriel cuando tenía 26 años. Hice un esfuerzo increíble por adaptarme. Y me adapté.

     Un año después me cambiaron a un centro de San Rafael, de director, según me dijeron por necesidades de la labor (el anterior director había encontrado trabajo en otra ciudad y era necesario sustituirle). Nuevo cambio de labor, y de ciudad. En este caso, por el cambio de ciudad, y por ser un director venido de fuera, el gasto de energías para adaptarme, atender y ganarme el cariño y la confianza de miembros y no miembros fue aún mayor.

     Y, 12 meses después se produjo ese tercer cambio al que me refiero. Un cambio cuyo motivo no consiguieron explicarme en su momento. Ese tercer cambio en 24 meses me superó. No pude con él. Y con 27 años caí en una depresión que me duró más de medio año. Pero, aunque superé la depresión, desde ese momento ya no dejé de sufrir en la Prelatura. Ahí se inció el principio de mi salida.

     Sólo años después supe el motivo verdadero de ese cambio. Y tengo la certeza de que se debió a un hecho que la persona con quien hacía la confidencia comentó con los directores de la delegación. Y los directores se hicieron una idea completamente errónea de mi situación. Nunca me preguntaron sobre ello. Por eso no pude sacarles de su error. Como dice Oráculo, no hay jamás un mínimo “derecho de defensa” o de alegación, ni margen para la discrepancia; no hay transparencia. Y eso que a los dos días de que me comunicaran el cambio fui a hablar con el director de la delegación, porque intuía lo que se me venía encima. Intuía esa depresión.

     Lógicamente (?), a pesar de mi visita, y a pesar de exponer lo que se avecinaba -ya había comenzado- no hubo cambio alguno en la decisión. Cito una vez más a Oráculo: como se dice que el gobierno es colegial, nadie se siente personalmente responsable de estos entuertos, porque dicen obrar con buen intención (!) y para ayudar. Y en ese momento, los directores lo que hicieron fue provocarme un mal físico y psíquico, con ese tercer cambio de centro. Lo que no podían ni imaginarse es que era el comienzo del camino hacia la salida y por tanto hacia mi felicidad. Me recuerda esto a las palabras de Caifás en Jn 11, 49 y ss, que no hablaba por sí mismo sino que profetizaba. Esto me hace percatarme, una vez más, de la profunda verdad del lema de la web: gracias a Dios, ¡nos fuimos!

dlv







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