He descubierto Opuslibros hace una semana y... ¡estoy enganchadito!. Voy saltando de un texto a otro, con una mezcla excitante de emoción, rabia, cariño, indignación, morbo, asombro, compasión, solidaridad....

Yo fui numerario, lo prefiero a decir que soy ex-numerario. Yo soy yo. No soy ex-nada.

Pité en el año 1976. tenía 18 años y estaba en primero de carrera. Me salí el año 1989 con 32 tacos, un doctorado, una maletilla y 3.000 pelas en el bolsillo.

Mi testimonio no sería muy diferente al de algunos otros. Me coloco, eso si, en la línea de los "desastres". Los que en muchos años en la obra nunca han desempeñado cargos de gobierno. Bueno... eso no es así del todo. Fui secretario del Colegio Mayor Moncloa de Madrid, pero me cesaron al cabo de un año. Debí hacerlo muy bien. Veo otros escritos de gente "valiosa", de los que han mandado mucho, pero que al final coinciden en sentirse igualmente hartos de la opus (me ha gustado esta forma de refereirse a la "prelatura").

Creo que todos los que escribimos aquí coincidimos, al menos, en una cosa. En que hicimos muy bien en irnos. Yo solo me arrepiento de una cosa y es de no haberlo hecho antes. ¡Qué bien se está fuera de la opus!. Tampoco en esto tenía razón el fundador. Como decía una cancioncilla... "en el infierno no se está tan mal".

Es curioso, pero aun después de 17 años, sigo soñando a veces que de nuevo estoy en la opus. Y en medio del sueño pienso... ¡pero si me había ido! ¿qué coño hago aquí otra vez?. Hasta que me despierta el dulce ronquido de mi mujercita o el angelical llanto de mis niñas. Supongo que a los supervivientes de Auschwitz les pasará igual. Y eso que estoy convencido de que no me ha quedado ningún trauma sangrante. A lo más alguna cicatriz.

Y para acabar una anecdotilla. Cuando dejé la opus me trasladé a Bilbao (con esto y lo de Moncloa ya podrá dar conmigo la gestapo) y  me instalé en un pisito que compartía con otros dos colegas de mi nuevo curro. Eran principios de septiembre y el propietario del piso me reclamaba mi parte del alquiler por adelantado. El caso es que solo tenía los citados tres talegos  y tuve que acudir a quien no falla, a quien siempre está ahí, a la amatxu. Mi madre sabía, y celebreaba, mi salida, pero cuando se enteró de que me habían dejado en la p... calle y sin un duro solo dijo una cosa: "¡no hay derecho!". Y efectivamente no lo había. Ni derecho, ni comprensión, ni justicia, ni dada de nada...

Ya os escribiré en otro momento con un poco más de orden. Esto solo quiere ser el reconocimiento de lo bien que lo estais haciendo y una forma de mandaros un fortísimo abrazo a todos, y de forma muy especial para los que sufrís, desde dentro o desde fuera, por culpa de la opus.

Con todo mi cariño

Tornasol