Hola J.M
Tu carta me ha servido de mucho, me ha ayudado y consolado. Por esto debo agradecértela. Ciertamente intento no tener sentimientos vindicativos con relación a las personas de la Obra, perdono porque yo también necesito ser perdonado, pero señalo cosas que me parecen mal, para evitar que otras personas cometan los mismos errores que yo por falta de información.
En tu carta has descrito una situación personal, humana que por parte de mucha gente es tachada de anormal o antinatural, incluso con fundamentos bíblicos, como si la biblia fuera un libro de psicología sexual. Hay aspectos, en la vida de los hombres, complejas que al analizarse por mentalidades simples se clasifican en normales o anormales. Nada más peligroso que un rigorista religioso o de cualquier otra ideología para estos temas. Sólo quien está libre de prejuicios será capaz de entenderlos. ¿Una persona sin piernas es anormal? No, es coja. ¿Una persona que se sienta atriada por personas de su mismo sexo es anormal? No, es homosexual. Gentes de Iglesia, no sólo la católica o de otras religiones, han mostrado auténtico odio hacia los homosexuales, con cierto afán de que desaparecieran. También los nazis, comunistas etc. Todos los sistemas totalitarios suelen ir por el mismo camino.
Mal sitio es el Opus Dei para vivir y para morir, porque no se vive y se muere porque no hay otro remedio. No creo que el objetivo del hombre sobre la tierra sea ser feliz, cualquier buey en un prado de rica hierba puede llegar a la felicidad bovina. A mi me va más lo de querer a la gente, esforzarse por tener un pensamiento propio, gozar de las cosas buenas de la vida, y muy especialmente no joder a nadie. ¡Cómo va a ser la Obra un buen sitio, si se hace un proselitismo salvaje! ¡Cuanto daño se hace a las personas promoviendo unas vocaciones imaginadas a jóvenes con mentalidad de niños! Debería ser el interesado quien pidiera entrar sin la presión de unos cachorros más pendientes de quedar bien delante de los directores, como si fueran chulillos callejeros, a quienes les importa un pimiento las consecuencias de sus actos. Y estos directores que se creen iliuminados por la luz divina y lo único que intentan es atraer a más jóvenes para engordar la araña de la Obra. Siempre la Obra sale ganando con las nuevas vocaciones, de todos saca algo, y no da nada. Las trampas jurídicas que han hecho para atraerse a menores de edad son una vergüenza. Y de la Iglesia no se puede esperar nada: Saben lo que ocurre. Recuerdo una tertulia para unos pocos, en que se comentó que el cardenal Benelli estaba dispuesto a dar un palo a la Obra, porque en ciertos círculos del Vaticano se consideraba que la praxis de la Obra era opresiva. El proselitismo del Opus Dei no tiene nada que ver con la caridad cristiana, es más tarea empresarial destinada a la expansión de la empresa, a aumentar su poderío, a la mayor gloria, honor, riqueza y poder del Opus Dei, único bien de este mundo.
Creo que no es necesario desacreditar otras de sus técnicas, como la exigencia de la sinceridad, que empiecen a ser sinceros ellos, que ocultan la verdad, que mienten sin mesura, que desacreditan a quienes se van y dan una visión falsa de la Obra, como si fuera una especie de Disneylandia celestial, en donde todos estuvieran de maravilla, y si alguien se da de baja es como un alien, del que no se habla ni ha existido nunca. ¿Quienes son ellos para entrar a saco en el fuero interno de las personas? ¿ Dónde han estudiado teología o derecho canónico para hacer lo que hacen? Siguen a Escrivà, y con esto ya están contentos, como si este señor no hubiera sido una persona de mal carácter, absolutista, que no admitía la mínima disensión y muy pegado a sí mismo, lo presentan como si fuera la Inmaculada Concepción.
Ya ha habido bastante, pero se está jugando con personas, y por aquí no paso.
Deseo que seas muy feliz con tu pareja, que le quieras mucho. Yo con la mía es lo que intento, y esto que ahora estamos pasando por un mal momento, ya que está enfermo - cáncer- y te aseguro que se aprende a querer de verdad en situaciones como esta.
Un abrazo.
Rocaberti
