Mi experiencia. Entrada y salidad de otro gay más.- jotam
Fecha Wednesday, 10 May 2006
Tema 010. Testimonios


Llevo tres días enganchado a esta página web. Le he leído en casa y en el trabajo. He saltado de un lugar a otro. He leído cosas divertidas, cosas tristes, cosas que ya no me interesan, cosas que ya no me interesaban y que han empezado a remover cosas que ya habían sedimentado dentro de mí.

Lo primero que hice al entrar en esta página fue localizar ese maravilloso buscador para introducir el término homosexualidad. Después de tantos años, de saber cual es el perfil medio de la gente de la obra, cómo se hablará en un foro de excombatientes de este tema?

Me he alegrado lo indecible al ver el cuidado, la delicadeza, con el que se tratan no pocos temas en esta web, acostumbrado a la gran cantidad de trolls que pululan por la red. Aunque hay argumentos para todos los gustos, comentarios que me parecen muy acertados y otros que apuntan modos que me remiten a esquemas de pensamiento tan fatalmente familiares, enhorabuena.

Efectivamente, soy un gay que entró en la obra con 14,5 recién cumplidos y que salió 7 años después de no poco sufrimiento...




En este punto tengo que hacer una aclaración necesaria. Siempre me han gustado los tíos. Desde que tengo memoria. Nunca he tenido ninguna duda de esto. Y nunca me he sentido culpable por ello. Nunca. Soy así. Gracias a dios, absolutamente impermeable al sentimiento de culpa en este tema. Superficialidad, egoísmo, ceguera o simplemente instinto de supervivencia. Porque todos sabemos la carga, el machaque continuo, con el tema sexo en el opus. Imagínate con una transición adolescencia-juventud-medurez, más salido que el pico de una plancha, en el opus y gustándote los tíos. La llevas clara, majo. Porque, no te olvides nunca de esto, tus pecados tienen doble puntuación. Porque son contra natura. Tú tienes bonus extra. Cuando echo la vista atrás, cuesta créelo.

Evidentemente, proyecto sentimientos de culpa en muuuchos otros campos. En un sistema en equilibrio (precario, pero en equilibrio) cuando reduces un parámetro a tope, los otros subirán o bajarán de manera incontrolada para buscar ese equilibrio del conjunto, química pura.

Retomo el hilo. Con 14 y medio recién cumplidos me encuentro en una convivencia Torreciudad, organizada por el club de bachilleres que dirige el club de enanos que he frecuentado de manera intermitente, porque mis amigos del colegio (de Tormento) van ahí, y, es verdad, lo pasamos muy bien. Siempre me he llevado bien con gente mayor que yo, nunca me han interesado demasiado las actividades deportivas propias de nuestras edades (soy taaaan maduro para mi edad) Me empato muy bien con la gente mayor de la convivencia. Además como soy el más pequeño, soy algo así como la mascota oficial. Yo encantado. Hago muy buenas migas con el director de la convi (porque sí, a mí los de mi edad pues como que no, yo las cosas la prefiero en su punto, que quieres que te diga), y (no se si decir “cometo el error”) le abro mi corazón para decirle que: me gusta ayudar a los demás, quiero ayudar a la gente. Bang. Antes de que acabe la convivencia ya estoy escribiendo la carta al padre. Evidentemente en mí ya habían hecho labor de zapa previo. Uno de los numerarios hiperactivos del club ya nos había ido enderezando previamente. Manifiesto mis dudas ante tanta velocidad: no sería mejor ver que tal lo voy haciendo durante el curso que va a empezar, antes de tomar una decisión tan comprometedora? No, hijo, es lo que Dios quiere hagas, y es lo que tienes que hacer.

Esta sencilla frase encierra todo un prodigio de presión y manipulación, además de ser una falsedad. Esta sencilla frase me perseguirá durante 7 años de mi vida. La voluntad de dios y hacer lo que debes hacer. Cómo saben tocar la fibra que hace pupita!

El resto de mi “aventura” es un retablo de pocas luces y muchas sombras.
En el colegio de Tormento no lo paso demasiado bien. Con el paso del tiempo, la falta de profesionales capacitados (ser licenciado en una materia no te hace profesor, por muy numerario que seas, algo tan obvio que parece que no se dan cuenta) y la mezcla explosiva de ciertos sujetos, hace que en mi promoción haya un “mal ambiente” alucinante. Como han fallado en su apreciación psicológica (porque en el fondo no me conocían) no soy ese líder que arrastra a las masas. No, yo bastante tengo con lidiar con lo mío. Si no acabo de encajar esta vocación que me ha caído encima, adaptarme a ese brutal plan de vida inflexible, cómo voy a contar a mis amigos: vente para aquí, que ya ves que bien. Así que apostolado, mal, mal. Así que tengo que lidiar con el estigma de ser el único del popus de mi clase, con la culpabilidad de no hacerlo bien, con el tormento del plan de vida medieval, con el plus de que mis masturbaciones cuentan doble, con que cada dos por tres crucifico de nuevo al señor, cuando no le clavo una lanza más en el costado... planón de vida. Baja mi rendimiento en el colegio y con el tiempo empiezo a tener migrañas. El ambiente del centro es de un tufillo rancio que a día de hoy no me explico como lo aguanté. Mantengo mis amistades del colegio, a pesar de ser una mala influencia evidente. Tío, no pareces del opus, contigo se puede hablar, es una frase que en mi interior me reconforta, porque veo que en el fondo me devuelven una imagen de ser el mismo de siempre, pero también me hace daño, porque me culpo de no hacerlo bien, soy un mal numerario.

Como soy un rebelde que no acaba de hacerse con algo tan sencillo como el plan de vida y dejar de tocarse, cada cierto tiempo cambio de hermano con el que hacer la charla (suplicio donde los haya) hasta acabar con el director del centro. Percibo con claridad que he pasado de ser una brillante promesa a ser un elemento a vigilar. El machaque con el tema sinceridad es constante. Se introduce con fuerza el concepto de que fuera de la obra no es posible la salvación, que al haber salido de la “ignorancia” estás comprometido para los restos, que sin la barrera de contención que es la moral cristiana, católica y opusina caería en la depravación total. En este sentido, me resulta clarificador el ejemplo brutal que me ponía uno de los numerarios con los que hacía la charla, decía que si él no fuese del opus estaría follando (siento si a alguien molesta esta palabra, es literal) todo el rato con toda tía que se le pusiese por delante. Años después lo he visto por la calle empujando un carrito de bebe de lo más formalito, oiga. Si no fuese tan tímido, me acercaría a recordarle un par de cosas, sin acritud, buen rollito. Como ese episodio en el que estuvo apunto de cascarme (pegarme) por no bajarle a comprar tabaco al bar, al grito de los adscritos deben obedecer a los mayores, mientras en mi cabeza resonaban las palabras de uno de los supermayores director de la región o similar: a los directores sólo se les debe obediencia en las cuestiones espirituales, en el resto sois libérrimos. Ja.

Me marcho a hacer el centro de estudios a Pamplona, como debe ser. Este quizás sea el punto que más agradezco de esta etapa de mi vida, el poder estudiar fuera de mi ciudad. En una de las últimas charlas con mi director me advierte que la gente que me voy a encontrar ahí ya me conoce. Intuyo lo que quiere decir, pero prefiero no pensar mucho en ello, porque tiene tela. El verano pasa bajo el monográfico sinceridad, donde he de relatar todo todito todo de mi vida. Como soy un poco zorro y con bastante memoria, se lo que cuento, y como lo cuento para no pillarme en un renuncio. Dejo ver un costado para que vean que sí, que soy sincero, pero me estoy construyendo por dentro un muro que me va ocultando poco a poco. Este muro, a día de hoy, intuyo que sigue en parte en pié. No se si es algo de mi propio carácter, o de la (de)formación recibida, o una maneara más de protegerme, pero mi intimidad está bajo siete llaves, aunque soy capaz de hablar con una sinceridad brutal de otras cosas que la gente (de dentro y fuera) se sorprende. Todo esto va a repercutir en dar y recibir cariño.

Empiezo a percibir con cierta nitidez que una de mis razones internas para haber acabado donde estoy es haber huido de un mundo que rechaza a la gente homosexual. Si te preocupa mínimamente el que dirán, si eres ligeramente sensible a las burlas del exterior, ni te imaginas el infierno que es ser gay, incluso hoy en día, que parece que la presión de los grupos activistas es tan grande (creo que el tema lobby gay lo dejo para otro día, pero si alguien conoce algún miembro de este lobby que me lo presente, joer) Aunque en cuestiones de formas no he tenido problema, sí he visto la caridad cristiana con la que los entonces líderes del mañana tratan a sus compañeros, cómo la crema de la sociedad de mi ciudad vapuleaba, humillaba y vejaba al que presentaba ese cierto atisbo de amaneramiento (Tormento again)

Pero en ese momento el opus representa la anulación de mi sexualidad, la coartada para no tener que justificarme dolorosamente, ni a hombre ni a mujer. Pero está claro que he saltado de la sartén a las brasas. Y mi resistencia interior empieza a debilitarse, y yo empiezo a crujir.

Tengo varias crisis profundas donde estoy apunto de tirar la toalla y marcharme. Pero al final la culpa puede conmigo. Y es que ahí dentro se juega fuerte: fuera de la obra NO hay salvación, al infierno de cabeza. Pecattaminutta, oiga. Escucho unas cuantas veces que para entrar en el opus hay que empujar con fuerza las puertas pero que para salir siempre están abiertas. Es para llorar.

No se que hacer, como plantearlo, cada vez tengo más claro que tengo que salir de ahí, pero cómo? Tiemblo pensando en todos esos apuntes que he ido recogiendo mentalmente sobre la gente que se ha marchado. Esos comentarios, esas medias frases, que he oído en 7 años, y que pintan un panorama no muy alentador: presión, bloqueo, posibles represalias, acoso...

Pero, como muchas veces en esta vida, siento que tengo suerte. Una serie de hechos hacen que tenga que volver a mi ciudad, coincidiendo con el fin del plan de estudios y un cierto revés familiar. Si no es dios, es el cosmos que me habla. Veo la puerta abierta, y concierta alegría contenida, lo preparo todo para poder plantarme en casa de mis padres (que ya no será nunca más la casa de mis padres, es MI casa, joder) Desaparezco dos días del control del opus, el plazo que me he dado para poner en claro que voy a hacer con mi vida. En este momento hay un punto crucial. Es el segundo día de mi escapada. Entro en la habitación de mi hermano mayor y la mirada se me va directa a un libro apoyado en una estantería. Es la historia de la sexualidad de Foucault. De los cinco o seis millones de libros que hay en el cuarto sólo me fijo en ese. Primer tomo. Leo por encima los capítulos en una tarde. El cielo se abre encima. Llueve. Y la lluvia se lleva siete años de penas. Me quedo dormido en el cuarto de mi hermano y me despierto llorando. Qué coño he hecho yo durante 7 años de mi vida.

Llamo por teléfono al centro y lo digo: hasta aquí hemos llegado, no quiero llamadas, ni presiones, está decidido. Desde luego, el opus no suelta fácilmente lo que considera que es suyo, pero está decidido. Evidentemente sacan artillería pesada, pero estoy demasiado aliviado y feliz para perder el tiempo oyendo tonterías. Recuerdo una conversación con un numerario en misión de rescate, donde no supo que decirme de manera convincente al tema gula/lujuria. Porque machacártela sí y una tarta mihojas de crema y nata no? Porque es evidente que no necesitas una tarta milhojas para cumplir la función de comer que es mantenerte en forma. Pero machacártela sí, al infierno de cabeza porque te apartas del fin último que es tener niños. Mira, yo me quedo con lo mío y la tarta de milhojas. Es tan pueril, que da risa recordarlo. Pero en dos semanas dejan de darme el coñazo. Supongo que no soy lo suficientemente bueno para seguir insistiendo.

Siento que no ha sido una manera muy elegante, pero no he visto mejor manera de hacerlo, porque fundamentalmente se trataba de mí y mi superviviencia. Y si a alguien no le gustó, ajo y agua.

Por suerte he mantenido un hilo de conexión con el último amigo que me quedaba en la ciudad. En cuanto le cuento mi papelón se convierte en mi tabla de salvación durante los primeros años de mi nueva vida. Volver a empezar me cuesta un curso de universidad en blanco, y no pocos sinsabores. Poco a poco voy rehaciendo mi vida. Sin mirar atrás. Viviendo al día. Sin hacer planes. Cogiendo las cosas como vienen. Descubriéndome un poco más. Las migrañas remiten considerablemente en los primeros años.

El opus, la fe, dios y tantas cosas han quedado atrás. Los buenos sentimientos con los que entré han quedado atrás. Las lecturas y pensar por mi cuentan van desmenuzando el mito de la iglesia. Todo se va haciendo polvo, se desmorona. Pero no hay oscuridad, hay más luz, hay más aire. También hay más soledad. Porque sigo siendo un gay.

Encuentro gente normal, y poco a poco recupero el placer de la amistad. El día que un amigo me dijo que le perdonase por hablar de chicas, que si yo veía algún tío que me gustase que lo comentase, joer, casi se me saltan las lágrimas. Normalidad, al fin. Sí, realmente he tenido suerte.

Tardo casi tres años en tener mi primera experiencia sexual con otro hombre. Es evidente que el sexo además de satisfacciones está lleno de sinsabores. Pero es la vida. Sin filtros. Dos años después encuentro al hombre con el que llevo diez años viviendo, juntos. Sí, he tenido suerte.

Pero sueño, ahora ya mucho menos, que de repente vuelvo a estar dentro. Vuelvo a tener que contar, explicar, justificar. Vuelvo a tener que disimular, tragar, contener. No es un sueño brusco, de pesadilla. Es un sueño desasosegante.

La memoria, que es una cabrona, ha borrado muchas cosas, nombres, datos, situaciones... A mí el olvidar creo que me ha hecho más bien que mal. No se si esta manera de pasar página es la mejor, si dentro de unos años necesitaré terapia. Pero me encuentro bien. Reconozco que se me ha escapado una lágrima escribiendo esto, no me permito más. Pero no hay odio. Lo que sí he descubierto es que hay mucha indiferencia. Ha habido muchos textos de la página que no he leído aunque pudiesen darme más datos. Para qué? No me interesa. Mi vida ya no gira entorno al opus.

Escribo todo esto para liberarme un poco más, para soltar más lastre, y por si a alguien puede servirle de ayuda. Si alguien encuentra un punto de apoyo, o consuelo, habrá cumplido parte de su misión. Y perdón por la extensión.


Yo, sí me encuentro mejor ahora. Gracias.


Un abrazo a todos.





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