Contradicción.- Marina
Fecha Friday, 05 May 2006
Tema 050. Proselitismo, vocación


A nadie le extrañan ya las contradicciones que hay en la Obra, ya lo sé. Spiderman, en su correo anterior, citó un pasaje del Catecismo sobre la vocación y se ocupó muy bien de comentar algunos de los atentados contra la lógica que allí se cometen. Me detengo ahora en una sola frase, especie de chulada corporativa, que me llamó la atención:
 
“Además, en asunto tan importante, como es el de la vocación, no admiten coacciones más que los débiles mentales. Y ésos no sirven para la Obra.”
 
Spiderman comentaba que todos admitimos coacciones y que, por añadidura, alguien de 14 años es, por razón de su inmadurez típica, una especie de débil mental. Coincido. Pero se me plantea una duda que quizá alguien pueda resolver.
 
Cuando alguien pide la admisión en la Obra, lo hace en el contexto de conversaciones con el Director o Directora, con el amigo o amiga de la Obra que está haciendo también su propio trabajo, y con el sacerdote del centro. Y esto, sin excepciones...
 
Después de todas esas conversaciones (y no consideremos aquí las lecturas orientadas, las meditaciones, los círculos, las charlas y toda otra artillería que se use), una persona decide que lo suyo es se del Opus Dei. En ese caso ¿puede pedir la admisión? La respuesta es "sí". De hecho, todas esas acciones tienden a que lo haga.
 
Y aquí viene el nudo de mi duda: ¿cómo se distingue a un débil mental (en ese caso no habría lugar para él o ella en la Obra) de alguien que tiene verdadera vocación? Es clave poder contestar a esta respuesta, porque según se acierte o no, se puede rechazar a aunténticos llamados por Dios (nunca vi el caso) o se puede permitir que pida la admisión a un débil mental que no hará más que dar la lata.
 
Creo que en la Obra no interesa mucho este punto. A los hechos me remito: acuden al viejo sistema de la prueba y el error. Si persevera, pues tenía vocación. Si no lo hace, pues era un débil mental que nunca debió pitar o un desleal que traiciona a Jesucristo, a la Obra y a todas las almas. Qué más da. Pero quedémonos tranquilos: "de cien almas les interesan las cien".
 
Marina








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