Intervención post natal...- Emeve
Fecha Wednesday, 03 May 2006
Tema 040. Después de marcharse


Mucho más impactante que el entrar y ver la foto de Tapatio abrazado a una mujer que no soy yo (te lo perdono porque no soy celosa), e incluso que ver que Satur ha pasado al célebre mundo de los escritores (¿”Satur” es un nombre o un diminutivo de algo?, como escritor vas a tener que dar entrevistas y todo, así que puedes empezar respondiéndome), me parecieron las referencias al correo de Zuri. Y claro, como ando cambiando pañales y pareciendo una vaca (por lo lechera) no me dio tiempo a leer lo que puso Zuri en su momento, así que me dije “Emevecita, Zuri es un amigo tuyo, así que lo mínimo que puedes hacer es leer y escribirle un mail porque todos dicen que anda triste”. Y leí a mi amigo Zuri. Y no sé si soy yo que no entiendo, pero es que yo no lo veo triste.

Zuri no es un hombre que lamente (a mi humilde parecer) el haberse ido de la opus de dei, es simplemente un hombre con un corazón que le dice: “soy de carne y tengo sentimientos”. Y lo que le ha pasado me ha pasado a mí muchas veces. Que las veo, o que alguien me habla de ellas y digo “caramba, ¿se acordarán de mi? ¿me querían de verdad o era solo por cumplir? Y el corazón las echa de menos. Y me acuerdo de los momentos gratos y sí, me gustaría volverlas a ver, volver a cantar con ellas, volver a irnos de paseo mensual a la playa. Y no estoy diciendo que quiero volver al opus, estoy diciendo que mi corazón, de carne, echó raíces y quiso humanamente (porque eso es lo que soy) a quienes eran sus hermanas, y echo de menos a todas con las que coincidí, incluso vuelvo a sentir la lástima que sentía entonces por aquellas que parecían el espejo de lo que nos cuenta Oscar F. el 01.05. Y sí, sólo puedo decir que me alegra mucho poder sentir eso, porque quiere decir que no se me murió del todo la humanidad que tenía al entrar al opus, porque quiere decir que sé querer, porque quiere decir que la gente que pasó por mi vida no me ha sido indiferente del todo, aunque ahora mismo tomo conciencia de que mi reacción natural a tantas heridas es el no apegarme demasiado. Y gracias Zuri, porque he decidido que apegarse vale la pena, que el corazón no pase por alto los sentimientos que las relaciones humanas generan en él. Y luego de leerte puedo decir con tranquilidad que soy una mujer que siente y que ama… y por lo tanto, soy una mujer de verdad, y no el robot que trato de aparentar ser, para que nadie me lastime más. Y me alegra más saber que eres igual, a pesar de los muchos años que pasaste en el opus… si tú has sobrevivido con ese corazón intacto, a lo mejor alguna de las que quiero también y algún día me saludarán con el cariño de siempre, y a lo mejor hasta conversen conmigo.

Hablando de los sentimientos, no sé definir lo que se siente ser madre, creo que aún no termino de asimilarlo del todo. No sé en qué momento fue que Dios decidió que yo me merecía este premio, pero me lo dio. Ha sido todo tan rápido (el breve romance, el quedarme encinta, el desengaño, la desesperación) que sin haber podido manejar inteligentemente el torbellino de sentimientos que me volvían loca, me encontré una mañana perdiendo líquido y corriendo al hospital de emergencia. Luego me vi en una habitación con una bata abierta por detrás rezando porque mi hijo sobreviva. Luego en una habitación con dos parturientas más, sintiendo lo que probablemente sentiría el sapo disecado de la clase de biología si la disección se la hicieran en vida. Luego entrando al quirófano y luego oyendo ese llanto, como un pequeño gatito a lo lejos… y luego oír a alguien decirme “es tu hijo”, y quedarme en blanco, sin poder contener las lágrimas, agarrando su mejilla y diciéndole “hola”, y todavía lo veo y no me lo creo. ¿En qué momento me creeré que soy mamá? No lo sé, a lo mejor alguien con más experiencia me lo pueda definir. Sólo puedo decir que al mirarlo siento que todo ha valido la pena, que todos los malos ratos, las malas experiencias y mis errores (sobretodo mis errores) han sido algo bueno, me han llevado hasta aquí, a verme sentada frente a la computadora, con mi hijo durmiendo al lado… No es que aconseje a todas las ex del mundo no usar métodos anticonceptivos ni liarse con el primer cretino que les pinte pajaritos, sino decirles que hasta las extremadamente inmaduras y sentimentalmente vulnerables como yo, podemos mirar hacia atrás y decir “por tener en mis brazos a este pedacito de mi, valió la pena todo lo que tuve que pasar y todo lo que tuve que aprender” (incluyendo el haberme pasado horas en una habitación de hospital con cortinas manchadas de algo que parecía sangre). Pues eso, era para decirles a todos que aunque parezca mentira esta vez no tengo las palabras exactas para explicarles lo que se siente, sólo que se siente diferente, muy bonito, y aunque hay momentos en los que me siento sola, luego de su “cena” lo pongo en mi pecho y con su manito enana toma mi enorme dedo… y se me acabó la soledad, siento que lo puedo todo y que lo único en el mundo que me derrumbaría sería perderlo a él (y por si acaso reviso la línea de su mano y confirmo que su línea de la vida es larga, y respiro tranquila, pensando “que sea más larga que la mía”). Y bueno, este tema no es muy “opus”, pero a lo mejor es muy “ex” y quería compartirlo como testimonio de que aunque pareciera que el mundo se derrumba, siempre hay un bien mayor esperando por nosotros. Y vale la pena esperar.

Ahora sí, gracias Agustina querida por la cariñosa descripción que has hecho de la foto de mi niño, creo que te has quedado corta, y que la foto no le hace plena justicia, es más lindo que eso, jajaja. Gracias a los amigos que me han escrito felicitándome, y perdonen si no he podido responderles a todos, todavía no me hago al nuevo horario. Y finalmente, no sé cuándo volveré como “antes”, pero que sepan que sigo por aquí.

Saludos a todos,

Emevé









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