La jerarquía es quien corrige, no el Espíritu Santo. A Oráculo.- Un_amigo
Fecha Wednesday, 26 April 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Hay que reconocer en Oráculo un gran poderío intelectual por el modo que tiene de diseccionar la realidad con los instrumentos que le aporta la ciencia moral, principalmente, y el derecho canónico. Sus colaboraciones según mi subjetivo y sincero punto de vista, dan una gran categoría a esta página y todos sus lectores aprendemos mucho de él. Pero ocurre que en todos los saberes, y no sólo en los teológicos o en los aplicados a interpretar las instituciones eclesiales, el punto de vista del observador influye en lo observado y lo modifica, de manera que cada perspectiva da lugar a que lo definido desde ella resulta en cierto modo heterogéneo de lo definido desde otra.
 
Con esto quiero decir que me muevo con cierta incomodidad al enjuiciar la realidad que me rodea bajo la perspectiva de las ciencias eclesiales, quizá precisamente por poseer en mi insulsa biografía académica los flojos estudios del bienio filosófico y el cuadrienio teológico recibidos en el seminario de la prelatura (cuando me enteré de que había sido alumno de un seminario es que me subía por la paredes...). Lo mío son las humanidades de amplio espectro y bajo ese subjetivo punto de vista interpreto la realidad -la modifico- que me rodea.
 
Se hacía evidente desde el primer momento en que se me ocurrió sugerir responsabilidades a la Iglesia por los excesos de la Obra, que sólo me podía referir a la jerarquía católica -a resulta de los cientos de denuncias implícitas recogidas en los testimonios publicados en Orejas-, por amparar y legitimar con sus bulas u otros permisos pontificios y canónicos la existencia de la prelatura. Únicamente la autoridad eclesiástica es la que tiene potestad para permitir la circulación de los carismas eclesiales, o lo que sea, encarnados en prelaturas u otras figuras jurídicas y, por lo tanto, sólo al legislador se le podrá exigir el buen cumplimiento de su legislación, o cuando menos, que corrija los desvíos y, si es el caso, retire ese permiso de circulación de las carreteras eclesiales a quien no hace bien las cosas. Me refería exclusivamente a la jerarquía y no, en cambio, a la persona del Espíritu Santo u otro tipo de realidades de ámbito divino, que por su naturaleza no tienen cabida en el derecho positivo, sea éste canónico o civil. Es decir, sólo apelaba al derecho positivo y nunca a la subjetividad de los juicios morales sobre realidades humanas. Estoy seguro de que Oráculo nunca ha sugerido que el único modo que existe de evitar los males en la Obra sea llevar a un tribunal eclesiástico al director de mi delegación cuando violentó mi conciencia en tal cuestión... Esto es imposible, para empezar porque no creo que exista ese tribunal, para seguir, porque ningún juez valorará cuestiones morales y además no tipificadas y, para terminar, porque sólo de pensarlo me da la risa.
 
No hace muchos siglos un Obispo de Roma tuvo a bien, o a mal, que más da, promulgar un decreto disolviendo la orden de los Jesuitas. Estoy seguro de que el Papa en su decisión nunca tuvo presente los actos morales de cada uno de los religiosos, sino el juicio global sobre la institución. ¿Y por qué lo hizo así?, no tengo ni idea, pero lo que si estaba en aquellos años claro, como lo está ahora, es que entonces el Papa no juzgó -como me hace ver Oráculo, aunque no se refiere a los Jesuitas- a los sujetos concretos y personales de esa institución, sino a toda una estructura. Estoy seguro de que entonces el Papa actuó con suma corrección en atención a las personas. En aquél entonces el primado de Pedro interpretó que la Sociedad de Jesús cumplía insuficientemente con el Oficio, y por eso se los quitó temporalmente de en medio.
 
Aunque Oráculo opine que no estamos discutiendo de estructuras de pecado, porque este es un tema distinto, yo aseguro que aquí es donde está lo sustantivo de todo lo que publica en opuslibros desde su nacimiento. Pero ya escribiremos sobre esto en otro momento.
 
Yo no sé cuanto tiempo durará la Obra en la corriente de la Historia, supongo que no mucho, pero esta suposición no me consuela nada contra sus excesos, de la misma manera que tampoco me consolaría saber que quien me ha perjudicado gravemente va a sufrir una enfermedad que le retirará de la circulación. Aquí de lo que se está hablando es de reparar injusticias y todos sabemos que en lo humano esta reparación es exigua, pero es reparación, por este motivo no suelo entender muy bien esos comentarios que afirman el uso que da Dios de estos males para purificar a las almas. Esa purificación divina es de orden moral y subjetiva, y la reparación humana es solo humana, casi siempre insuficiente, pero siempre objetiva
 
Estimado Oráculo, allí donde estés que seas muy dichoso y feliz. Es lo que desea para ti
 
Un amigo








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