Antes y después de ese 20 de marzo.- Tranquila
Fecha Friday, 21 April 2006
Tema 010. Testimonios


Hola! Solo soy otra mas de l@s much@s (por lo que he leido) que escriben por acá. Yo también fui numeraria. Desde los 15 hasta los 20, mi vida rondó por centros de la Obra.

Mis padres son supernumerarios, así que desde que salí del vientre materno, seguramente alguien comentó que "tenía estrella". Estudié en colegio de labor personal (de chicas, por supuesto). No tengo claro el momento en el que decidí que pitaba de numeraria. Sí recuerdo el sentimiento de confusión cuando, luego de haber escuchado y leído lo de la generosidad, entrega, libros, artículos, sacerdotes y otros... tenía que decidir un día concreto. Ese día, llegué al centro (que era un club de chicas de colegio) muy cansada, saliendo de exámenes y tras una "fuerte" decepción amorosa. Ese día, tras el insistir de mi "amiga" le expliqué que no era un buen día, y no voy a olvidar cuando me dijo: "Nunca es mal día para entregarse a Dios"...



Mi relación con mis padres no era perfecta, como la de casi cualquier adolescente, así que el planteamiento fue mas o menos de la siguiente manera: Si mis padres han podido, y segun P. es la misma vocación, entonces... me lanzo! y si me cuesta, como dice P. le pido a Dios que me lleve antes de ser infiel, y seguramente me va a escuchar... además, esta decisión seguro le gusta a mis padres!". No, las cosas no me las tomé con tanta seriedad... pero eso no era solamente culpa mía, porque en el centro, todas "suponían" que yo ya me había planteado antes la vocación, por ser hija de supernumerarios (cosa que nunca había sucedido).

Mis años en la Obra pasaron mas o menos... los mas son lo querida que me sentía, todas las "obras de caridad" que pude hacer ("con libertad", claro está...) y el hecho de haberme acercado a Dios. Sin embargo, por otro lado era una tortura. Nunca podía yo levantarme de la cama un sábado después de las seis y media de la mañana, cuando ya era tarde. No desvelos, no tele, no cigarrillos, no fiestas, no cine, no amigos, no dinero, no, no, no.... Ni en casa de mis padres, porque eran de casa y "yo tenía que dar el ejemplo", ni en el centro, por supuesto. Los fines de semana de mi vida de juventud temprana, los pasé en el club, haciendo galletas y entrando a meditaciones para "pitables".

Finalmente, entre a la Universidad y me fui a vivir a otro centro distinto, para hacer el Centro de Estudios. Esto fue tras haber intentado dejar la Obra (hablar, primero... luego, dejar de ir al centro, o a los cursos de retiro, etc..) Y me tuve que ir a vivir... porque lo que me plantearon fue: No le puedes decir eso a tus padres... vente, y aquí vas a "mamar" el Espíritu de la Obra.

Así que llegué el día siguiente de Navidad... poco a poco, veía que se acercaba el 19 de marzo... y yo ya quería irme. (Ese día lo esperé desde la semana siguiente de haber pitado!) La agonía era lenta... la respuesta de las directoras era: tu problema no es de vocación, sino de cansancio... vente de excursión o haz un paseo, y veras que lo olvidas! No se trataba de descansar... solo quería ser una cristiana más... que se levanta un poco tarde cuando no tiene que ir a la universidad, oq ue ve películas con sus amigos, o que se fuma un cigarrillo de vez en cuando.

Nunca me tomaron en serio. No sabía yo en ese momento por que las de Asesoría sabían muchas cosas de mi vida (me enteré leyendo esta página..., de lo contrario, hubiera salido antes!) pero no sabían que yo SERIAMENTE no quería seguir en la Obra. La directora no "tuvo a bien" tomarme en serio... Así que la noche anterior al 19 de marzo (lista de San José) me tome la molestia (con todo el dolor de mi corazón, pero eso no parecía importar) de "recordar" a la directora que era mi  última noche en el centro, que al día siguiente me iba.

Y así fue... evidentemente, no fui a casa de mis padres, por temor a lo que ellos pudieran decirme. Fui a casa de una amiga, de esas incondicionales... amigas de verdad. Llamaron insistentemente ese día y al día siguiente... pero yo estaba (y me alegra!) decidida...

De las cosas mas dolorosas fue haber salido por "la puerta chica". Nadie me ayudó con mis cosas. Yo no tenía maleta, pero no me ofrecieron al menos cajas de cartón para meter mis pertenencias. Salí mientras ellas almorzaban, cuidando (por recomendación de la última de Asesoría que llegó a tratar de convencerme) de que nadie me viera. Metí mis pertenencias a mi auto, todo suelto, todo desordenado, y tuve que salir sin poder despedirme de las que habían sido mis compañeras de vida por los últimos cinco años.

Mi salida de la Obra causó mucha sorpresa... mis padres lo tomaron bien, y pronto regresé a vivir con ellos. Sin embargo, el resto de gente de la Obra nunca ha sido amable o ha demostrado un gesto de caridad hacia mí. No es que lo necesite... pero sí lo esperaba. Después de todo... cinco años es tiempo...

 El 20 de marzo de ese mismo año (por eso el título del artículo), todavía lloré una vez. Después de eso, esa misma tarde,  me levanté, y fui con mis amigas de fiesta. Con nosotras iba un chico de la universidad, a quien no había tratado mucho por cuidar las distancias. Al poco tiempo nos hicimos muy buenos amigos (de los amigos de verdad) y a los pocos meses, novios. Tal vez esto me ayudó a no darle cien mil vueltas en mi cabeza a: ¿lo hice bien o no?.

Ha pasado un año y un mes exactamente desde mi salida. LLevo ya 10 meses de estar con mi novio. Y aún disfruto mucho el no pensar casi con paranoia en como cerrar una puerta o en contar las jaculatorias diarias... o en entregar los regalos, el cheque, consultar cambio de horario (aunque fuesen cinco minutos). Aún disfruto mucho ver tele, no almorzar a veces e incluso estar a la 1:15 de la madrugada terminando de escribir este mail!

Sigo pensando qué diría San Josemaría Escribá al ver como se ha "tecnificado" el espíritu de la Obra... Como se ha cambiado el corazón por las normas (aunque no sientas nada!... lo recuerdan?) o el cariño por "las costumbres"...? Yo pasé cinco años contenta... ahora, soy felíz. La Obra me ayudó mucho... y por eso me da tanta pena que se esten perdiendo muchas cosas del "espíritu" por taparlas con los "escritos y documentos".... las "praxis y los vademécums". Algunos se han olvidado que lo importante es que las personas sean felices... cerca de Dios, si........ pero felices, no coaccionadas!

Mi vida va caminando bastante bien. Estoy muy enamorada (y correspondida), mis estudios avanzan, descanso como me da la gana, voy a Misa los domingos, soy auténtica, soy católica... buena cristiana... y soy feliz. Evidentemente, mi camino no era ese. Pido a Dios que perseveren los que vean su felicidad en la Obra... y que los que no... nunca entren, para evitarse sufrimientos innecesarios...

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