Para Alberto Moncada que está armando el rompecabezas del Código Da Vinci, le comento que no es casual la aparición de este personaje en la obra de Dan Brown. Por lo que he leído de sicología social, es muy conocida la experiencia realizada en los Estados Unidos  a mediados del siglo pasado donde un  voluntario se somete a un experimento que realiza una prestigiosa universidad, la cual ha publicado un aviso periodístico para reclutar gente que quiera servir a tan afamada Institución.

El voluntario seleccionado es instruído sobre los grandes beneficios que acarreará a la humanidad su intervención en este programa de investigación y seguidamente se lo introduce en una sala donde hay diversos controles y una mampara de vidrio que la separa de otro lugar donde se encuentra una persona sentada en una silla metálica, a la cual se halla maniatada de pies y manos.

Comienza el experimento y el coordinador ordena al voluntario que aplique corriente eléctrica al otro sujeto mediante los controles que tiene a su disposición. El voluntario cumple las órdenes meticulosamente, sin importarle los ademanes de desesperación de la víctima que se contorsiona cada vez más ante el aumento de las descargas.

Luego de un período de descargas crecientes, la experiencia se interrumpe inesperadamente y el voluntario pregunta: Quiere usted que siga?.

Mi pregunta es la siguiente, hasta dónde un hombre puede llegar si el fin justifica los medios, si la obediencia a una Institución debe ser ciega. Les aclaro que en esta experiencia los controles eran inocuos y la víctima un actor de teatro. Pero eso el voluntario no lo sabía.

Nostradamus