Mascotas.- Rocaberti
Fecha Wednesday, 29 March 2006
Tema 040. Después de marcharse


Hola a todos:

Al leer sobre el pobre perro que fue sacrificado por gruñir a Álvaro del Portillo, pensé que tal vez, ojalá me equivoque, muchos de los súbditos de la Obra no sean para los directores mucho más que aquel pobre perro. Recuerdo cómo me emocionaba leyendo sobre el gran amor que el Padre nos tenía, que nos quería como padre y madre. Expresiones preciosas. "hijos míos cuánto os quiero" bla, bla, bla... Si hacías o seguías el camino marcado todavía podías tener esta sensación, pero de no ser así,  empezaban a evaluarte, a apretar las tuercas, a insistirte en la "santidad de altar", una de las cosas más rídiculas que creo pueda hacer una persona en esta vida: intentar ser santo  de altar, como si fuera preparar oposiciones a notaría. No sería mejor dejar en las manos de Dios la santidad y su grado, y dedicase a hacer el bien. Una vez abierta la puerta de salida, por lo menos a mí, me echaron del trabajo, intentando no darme ni un duro, que les escribiera la carta que ellos querían, o sea una marranada ¿Dónde estaba aquel amor tan grande que nos tenía el Padre? ¿Cómo se atrevían a tratar así a una peersona que era de la Obra, pues aún no había recibido la dispensa, tardaron más de un año en dármela?

Así que no nos fiemos de las palabras: es muy fácil hacer grandes alardes de caridad, dar la capa entera,  en una tertulia, por escrito o en meditaciones; pero cuando uno realmente necesita la mano amiga, la generosidad no calculada, alguien que le quiera de verdad, se puede encontrar con cada chasco, y para mi el Opus Dei es esto un chasco.


Un abrazo.

Rocabertí 









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