Soy uno más de los cientos que, cuando todavía era miembro, durante años he seguido esta web,.

Lograr que quienes desean irse, o ya se han ido, sepan que la institución llamada opus (lo de Dei me parece una blasfemia) tiene grandes deficiencias es una de las labores que hace más interesante vuestro trabajo.

El objetivo del opus de culpabilizar a quien se va está muchas veces falto de caridad e incluso de educación.

Algo bueno tiene el opus, pues logra que una minoría de un 3-4% sea destacable (en los países en los que he estado es parecida la proporción): fundamentalmente unos pocos sacerdotes. Lástima que para conseguir eso deje tirados a miles de personas (no creo que la proporción de gente que acaba en el opus llegue ni siquiera al 10% de quienes entraron). De los que se quedan, no menos del 30-40% padecen problemas psicológicos o psiquiátricos. Eso hace la vida en los centros muy difícil. Si la media oscila entre el 10-15% en la calle, según dicen las empresas farmacéuticas, ¿qué tiene el opus para conseguir tantos enfermos?

Aseguran algunos directores de las delegaciones que es la tensión que viven los numerarios. La explicación produce hilaridad. Cualquiera que conozca la institución por dentro sabe que los numerarios no dejan de ser una peculiar especie de monjes ricos. ¿Conoce alguien a personas de clase media que cuenten con mejor servicio que los numerarios?

El opus se hunde solo. Ha caído en manos de directores-burócratas que defienden su puesto, con tensión limitadísima, que carecen en su mayor parte de la capacidad de entender al ciudadano de a pie. También por eso, cada vez menos gente entra, más gente se va, y menos ilusión hay dentro. Gracias a Dios, la Iglesia está por encima, y seguirá con su labor cuando el opus sea una institución irrelevante, más aun de lo que hoy es. La próxima película del Código Da Vinci en el fondo les viene bien, pues de ese modo se hablará de ellos durante unas semanas.

Opus, ¡lástima de proyecto! ¡Quién te ha visto y quién te ve!

Nick: Unomas