Sobre 'Datos exactos sobre documentos internos'. Para Oráculo.- Agustina
Fecha Friday, 24 March 2006
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Querido Oráculo,

 

Gracias por tu interesante análisis en el escrito titulado “Datos exactos sobre documentos internos” y por los datos que aportas. Paso a exponer mi punto de vista sobre lo que a mí respecta -por alusiones-, y a los documentos internos que tenemos en la web.

 

Cuando cito como referencia los Vademecums o las Glosas para apoyarme en algunas deducciones o análisis, lo hago para citar la fuente. Hasta ahora, quien criticaba algún aspecto de la obra, se basaba en su propia experiencia y el debate se basaba también en una palabra: Alberto Moncada, Miguel Fisac, Carmen Tapia, María Angustias Moreno, etc-, contra otra palabra: la de la Obra representada en sus portavoces de prensa, o interlocutores-. Si esos documentos internos se renovaron en 2002 o 2003, no invalidan –creo yo- a los que tenemos en la web porque por un lado, se demuestra que existieron y por otro, como escribió Compaq hace uno meses: se podrán modificar las formas, pero no el fondo del espíritu de la obra.

 

Desgraciadamente, el opusdei no nos considera un punto de distribución cuando redacta nuevos documentos internos, así como tampoco considera a la Congregación de los Obispos de la Curia vaticana, de la que depende la prelatura  –lo que es mucho peor, como bien mencionas-. Por ese motivo, no podemos estar al día en cuanto a los documentos internos, pero sí que nos irán llegando con el tiempo, a pesar de la obra. Y entonces, dispondremos de los anteriores y de los actuales, algo que ni los propios miembros de la obra tendrán acceso puesto que se retiran de los centros los antiguos -se destruyen- cuando llegan los nuevos. Es lo que sucede con la última edición del Catecismo de la Obra: que sólo se puede comparar aquí, en esta web, con puntos claves de la 5ª edición. La documentación real sobre la obra estará en esta web, no en la web oficial, ni en ningún centro, Consejo o Asesoría. Es de desear que quienes tienen acceso a los documentos secretos actuales –lo de “internos” es un eufemismo- “vean” que serían de mucho interés para el Vaticano que dejen de ser secretos, aunque no los envíen a esta web pero que si los envian, serán muy bien venidos.

 

Yo no es que me sienta orgullosa, como dices, de citar los documentos secretos. Me siento responsable de darlos a conocer, igual de responsable que quien lo envía. Y cada vez que recibo uno de ellos, me alegro por los que no los conocen (también por mí porque yo no conocía la mayoría) y sobre todo, porque se disipan muchas dudas y culpabilidades injustamente cargadas sobre las espaldas de los ex miembros, cuando se analizan y estudian. Si se analizan a la luz de Evangelio, no hay Caridad y la interpretación no se ajusta al Magisterio de la Iglesia. Si se estudian a la luz del Derecho Canónico, la obra no sabe dónde está y se inventa jurídicamente lo que dice ser pero que no es. Si se discuten a la luz de la Historia, la obra es un cúmulo de mentiras porque “donde dije digo, digo Diego”, si se desmenuzan en estudios de psicólogos, el mal llamado “buen espíritu” es esquizofrénico y origina esquizofrenia... Se podrá decir que los Vademecums y Glosas se han sustituidos por otros, pero los que tenemos en la web, estuvieron vigentes desde 1987 a 2002/2003, años en los que muchos de los que aquí escriben o leen, pertenecieron  a la obra, estuvieron sujetos a ellos y la mayoría, los desconocían.

 

No hay que olvidar tampoco que tan secretos son esos documentos como son las meditaciones del fundador, los seis tomos de meditaciones internas, Crónica, Noticias, Cuadernos, etc., etc.

 

Ayer hablaba con un amigo mientras ojeaba un nuevo tomo de meditaciones que colocaremos pronto, y comentábamos lo contradictorio que resultaba que la doctrina del fundador, del que se dice que vino a anunciar la llamada universal a la santidad, fuera secreta para el universo y sólo "apta" para algunos miembros de la obra -tampoco para todos los miembros-. Nos preguntábamos cómo podría ser que todo lo que habría escrito o dictado o meditado en voz alta y trascrito después, se reservara sólo para los miembros de la obra y fuera secreto. ¿No sería que interpretaba que sólo se podría ser santo a través de la pertenencia al Opusdei? Y es que sólo predicó para buscar vocaciones para el Opusdei y una vez dentro, “perseverar” a toda costa. De ahí que tuviera tan claro que “fuera de la barca del Opusdei no hay salvación”. Así que “la llamada universal a la santidad”, leyendo sus cartas y meditaciones, sólo queda reservada a los miembros de la obra, ya que son secretas.  "No se enciende una antorcha y se ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos» (Mt 5,13-14). (No me gusta este tipo de citas porque no me gusta utilizar el Evangelio, pero ya que tanto las utilizan la obra para tergirversar, me tomo la libertad de recordárselo).

 

Yo me quedé a cuadros leyendo la meditación “El niño perdido y hallado en el templo” porque pone a Jesucristo como modelo a la hora de mentir a los padres, para ocultar la vocación al opusdei de un niño, de un adolescente. Y esa meditación, esa mala doctrina, no debe ser secreta. Aunque no sea ni un Vademecum ni unas Glosas, aunque la dictara en 1937...

 

Creo que me he ido por las ramas pero para resumir, lo importante no es –entiendo yo– que tengamos en la web la última versión corregida y adaptada de cualquier documento secreto, lo importante es que tengamos todo lo que podamos.

 

Un abrazo cariñoso,

Agustina 









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