Querida Neska:

No me atrevo a dar ningún consejo a Cordoba y no voy a hacerlo.

Neska, pienso que lo que has puesto en tu correo del 20 de marzo no es para nada tan evidente como a ti te parece:

-Somos muchos los que pensamos que la vocación al opus dei, sencillamente, no existe. La obra no tiene nada que ver con Dios, es una secta destructiva como cualquier otra con la única particularidad de que se ha ido a enquistar en la Iglesia. Y –para ser más precisos- si la obra tiene algo de trascendente es por oposición a Dios, todo huele bastante a azufre en el opus dei.

-Esto ya no es una opinión, sino un hecho: un laico no puede ser miembro de una Prelatura Personal (CIC 294-297). Así que la agregada en cuestión no pertenece al opus dei sino que sólo coopera con él mediante un acuerdo. Algo así como cooperar con la Parroquia del barrio.

-Muy probablemente la manera de actuar de la agregada no es fruto de su libre determinación sino de la coacción y del engaño que se utilizan sistemáticamente en la obra como herramienta de trabajo. No puedes pedir a Cordoba que respete la supuesta vocación al opus dei de esa chica, cuando la obra no respeta a nadie y no tiene ninguna moral.

-La vida en la obra es muy peligrosa para la salud física y mental y no es, precisamente, un camino de felicidad y realización ni -¡mucho menos!- una ayuda para alcanzar la santidad personal. Si yo fuera Cordoba estaría deseando que la agregada de mis sueños dejara la obra aunque luego se fuera con otro chico, sólo por su propio bien.

Dice Isabel de Armas en su libro que, en el opus dei, un miembro o vive en su “burbuja” o se sale de la obra. Que tu, Neska, estés en el opus dei dentro de tu personal, férrea e inquebrantable burbuja me parece muy bien, la obra no va a poder manipularte hasta destruirte. Pero ten en cuenta que la agregada de la que hablamos –si continua en la obra unos años- tal vez termine sus días arrojándose por una ventana, por pura desesperación. La obra no es un juego y puede destruir a cualquiera.

“Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide..., ¿no vamos a poder emplear la misma coacción -la santa coacción- para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?” (Camino, 399).

No me parecería mal, un poco de esa SANTA COACCIÓN (que en este caso sí me parecería santa) para evitar que la mentira destruya la vida de esa chica.

Neska, no se como, conociendo el verdadero rostro del opus dei (o por lo menos teniendo a tu alcance la verdad de la obra a través de esta web), pides a Cordoba que “respete” a esa chica y esgrimas el arma del catolicismo de Cordoba para convencerle -¡poco menos!- de que lo que está haciendo no puede ser justificado por el amor. Consciente o inconscientemente estás instrumentalizando a la fe católica para tratar de justificar lo injustificable.

Te animo a que leas, si no lo has hecho ya, lo siguiente:

Sobre los suicidios en la obra (10/3/06) y El testimonio de Josepho (13/3/06)

Ya no hace frío (14/11/04), La Obra como enfermedad (y a veces mortal) (18/5/05)

UN ABRAZO!!!

escriBa