Vaya... Tu historia, Córdoba, me ha gustado mucho... es digna de una tragedia clásica. No soy nadie para dar consejos pero como yo he sido agregado y he estado en una situación similar, te voy a decir lo que hizo la chica que me ayudó a mí:

1. Me decía que debía ser santo en medio del mundo, pero que quizá la Obra no me estaba ayudando a serlo. Que el Opus no tiene el monopolio de la santidad. Lo más importante es la santidad, y debes dejarle claro a esa chica que lo que más quieres es que sea santa: en el Opus o fuera, pero santa.

2. Se apuntó a un curso que hacían en un centro de la Obra que le sirvió para ver cómo funcionaba la peña. Luego podía hablar conmigo de sus impresiones, de lo que le gustaba y de lo que no.

3. Me invitó a planes con otros cristianos y de voluntariado con ella (en el argot de la Obra se llama "planes apostólicos" y "visitas de pobres"). Me di cuenta de que existían otros cristianos y que también hacían bien las cosas. Quedamos algún día para ir a Misa...

4. No me presionó con mensajes ni llamadas... Algún mail de vez en cuando y para invitarme a cosas concretas, con otras personas y siempre de contenido cultural, universitario o religioso.

5. Se mentalizó de que la cosa iba para largo y tuvo mucha paciencia. Sabía que para mí era un dilema moral... algo muy difícil.

6. Se presentó en todo momento como mi amiga, no como mi pretendiente ni nada por el estilo.

7. Rezó mucho por mí y todavía lo hace.

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