¿Me puede dar alguien un consejo? Gracias.- Cordoba
Fecha Monday, 13 March 2006
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Hola a todos. Soy nuevo en esta web, la acabo de descubrir por un interés personal que tengo, una duda de la cual quisiera que me pudiesen sacar.

No sé prácticamente nada del Opus, ahora es cuando me estoy informando un poco debido a una circunstancia personal que pasaré a relatar.

Soy un chico universitario que lleva bien la carrera, también soy maestro de escuela, por lo que compatibilizo las dos cosas, el trabajo y los estudios de grado superior que estoy haciendo para ampliar conocimientos.

En la universidad nos juntamos con mucha gente, debido a la cantidad de trabajos en grupo que hay que hacer. Pues resulta que tengo una compañera de la que me siento muy atraído, vamos, que puedo decir que me he enamorado de ella. Nos lo pasamos muy bien juntos en las clases junto con los demás. Aunque nunca me decidía a decirle nada por temor y falta de oportunidad, puesto que nunca nos veíamos a solas, siempre con el resto del grupo, y cuando le decía de quedar no quería, decía que estaba muy liada. Yo eso lo tomaba como un "no", por lo que nunca decidí lanzarme. Sabía que era del Opus, pero como no conocía la estructura interna de ellos y tampoco me había preocupado por conocerla, no el daba importancia a ese hecho, puesto que yo soy católico, y pensaba que más o menos era lo mismo...



Recientemente realizamos varios de la clase, entre los que nos encontrábamos los dos, un curso el sábado. Todo normal, asistimos al curso, charlábamos, y todo eso. Al finalizar el curso los demás compañeros se fueron, y me decidí y le dije a la chica si le apetecía tomar algo, a lo que respondió, para mi sorpresa, que sí. Nos fuimos a pasar la tarde los dos solos, y nos lo pasamos muy bien, tanto que pensé que podía tener alguna oportunidad. Al finalizar el día, la llevé en mi coche a su casa, charlamos en el coche, y antes de que se fuese, le dije que nos viésemos otro día para tomarnos algo. Pues bien, ella se puso más seria, y me dijo que era agregada del Opus, que dentro de ellos, existen varios niveles, que sus padres eran supernumerarios, y que ella llevaba 4 años siendo agregada, y que eso le impedía tener relaciones con chicos, hasta el punto de no poder estar con ellos a solas, y que lo que había hecho esa noche era un error, que no debería de haberlo hecho, y que más de una vez a lo largo de la noche se había preguntado qué es lo que hacía conmigo, pero que se lo había pasado muy bien, aunque eso no podría volverse a repetir.

Imaginaros mi sorpresa cuando me dice eso, estaba que no me lo creía, no podía asimilar eso, me preguntaba, y le preguntaba, que si no podía estar con chicos a solas ni salir con ellos (ahora comprendía todas las negativas anteriores) por qué lo había hecho esa noche, por qué había estado conmigo esa noche.

Ella decía que no lo sabía, que había cometido un error, que había cometido una debilidad, pero que su vida se debía a Dios. Yo, sin creérmelo aun, le decía que era católico, que creía en Dios, y que por lo tanto no le estaba pidiendo a ella que dejase sus creencias, más bien al contrario, puesto que los dos éramos creyentes, podíamos complementarnos más, que la apoyaba en todo lo que quisiera. Pero ella seguía diciéndome que las cosas no eran tan fáciles, que era algo imposible, que esa noche había sido muy bonita pero que no podría volverse a repetir nunca, que me tenía que olvidar de esto y quedar como amigos.

Respetándola a ella en sus creencias, eso siempre, no podía dejar de pasar la ocasión de poder hablar con ella a solas, puesto que sabía que esto no se volvería a repetir, y de poder convencerla de lo que yo sentía por ella. Hablamos durante mucho tiempo, y en todo momento le intentaba hacer comprender cómo quedaba nuestra situación.

La charla duró mucho, como he dicho, siempre poniéndole todas las facilidades por mi parte, y ella siempre diciendo que no podía ser, que era imposible. Sin embargo, siempre veía en la conversación, y así se lo hice saber, que si ella estaba tan segura de su vocación, cosa que no dudaba, me debería de haber dicho que no cuando la invité a tomar algo. Ella decía que fue una debilidad, que debería de haber dicho que no, pero le comenté que, si había dicho que sí, era porque en realidad sentía algo, que quizás no fuera tan fuerte como su vocación, pero que en el fondo sentía algo.

Todo lo que le decía le hacía dudar de sus convicciones. Hasta el punto de que nos abrazamos. Lo único que le pedía fue que se lo pensase, que estaba dispuesto a hacer lo que fuese, y a esperar lo que hiciera falta, puesto que en mi opinión, ella merecía la pena, pues es una chica fantástica. Ella dijo que se lo pensaría.

En eso quedó. Al cabo de los días, le mandé algún mensaje para saber de ella, puesto que ya no coincidíamos tanto por el tema de las asignaturas, que eran diferentes en ese cuatrimestre. Pero ella me contestaba más bien de forma austera y un poco seca. Al poco la vi luego en la facultad, la situación fue bastante embarazosa, pues ella estaba violenta, lo noté y por eso tampoco le di mucha conversación.

Después, ella me mandó un mensaje diciendo que lo sentía, que no podía ser y que la disculpara por haber sido un poco borde ese día, porque no lo merecí pues me estaba portando muy bien con ella en esa situación.

Yo no pude dejar eso así, sin hablar, y la llamé por teléfono, puesto que no quería que fuese en persona. Le dije que respetaba su opinión, eso ante todo, pero que lucharía por ella, puesto que he de reconocer, que así se lo dije, que no había luchado por ninguna otra, puesto que nunca había sentido nada parecido por una mujer, que sentía que debía de luchar por esa relación, que no sabía que haría ni cómo lo haría, pero que desde luego, con lo cabezón que soy y la paciencia que tengo, lucharía por ella. A lo que volvió a comentar que esa noche había sido muy bonita, pero que lo había pensado y hablado (supongo que con algún orientador) y que ella se debía al Señor. En fin, volvimos a conversar sobre el tema, siempre diciéndole yo que lo que sentía era de verdad, que había comprendido que no era una chiquillada ni nada amor propio, sino que lo que sentía por ella me hacía comprender que debía de intentarlo como fuera, por mucho que me diese de cabeza contra un muro infranqueable.

Así quedó la cosa. Lo único que hago es mandarle mensajes de vez en cuando, aunque ella no responde, cosa que ya me suponía. Pero no se que hacer. Si seguir intentándolo o no. Yo la quiero, eso desde luego, pero no se si hago bien intentando que ella abandone lo de ser agregada, ni tampoco sé cómo hacerlo.

En esta web he visto que según los comentarios que hacéis es bastante difícil salir, y teniendo en cuenta que sus padres son también del Opus, supongo que más aún.

Pero no quiero renunciar, puesto que me aferro a esa pequeña esperanza que me da el hecho de que aquella noche se olvidase de que era agregada y quisiese salir conmigo, me hace albergar esperanzas de que vea que lo que siento es de verdad y no un tonteo.

Lo veo difícil, la verdad, y teniendo en cuenta que no se nada del Opus, pues quisiera, si es posible, que alguien que sepa me dé algún consejo sobre qué es lo que debo de hacer, si seguir insistiendo y cómo, o si dejarlo por imposible.

Yo le dije a ella que la fe mueve montañas, y que como yo tengo fe, voy a intentar por todos los medios mover esta, por muy complicado que resulte.

Pues esta es mi historia a grosso modo. Agradecería vuestros consejos, puesto que veo que sois más especialistas en la materia que yo, que en estos momentos estoy hecho un lío.

Gracias a todos por leer estas palabras y por vuestros consejos, de verdad, muchas gracias.

Córdoba







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