Visitas a enfermos.- Sara
Fecha Thursday, 29 January 2004
Tema 050. Proselitismo, vocación


Visitas a enfermos

Cuando estaba estudiando en la Universidad de Navarra, recuerdo que una de las asignaturas obligatorias era, por supuestísimo, la teología. La ventaja que tenía haber estudiado el BUP y COU en un colegio de fomento era que sabía perfectamente todo lo que el cura quería oir, así que eso me daba la posibilidad de saltarme todas las clases, y con leerme una vez los apuntes que algún alma caritativa me dejaba, aprobaba la asignatura sin problemas.

Sin embargo, recuerdo que en algunas ocasiones el sacerdote exigía la asistencia a clase, y entonces no me quedaba más remedio que asistir. Debo admitir que no me disgustaba en absoluto ir a esas clases, porque ese sacerdote era una persona muy inteligente y dialogante, y se abría y admitía los peros y cuestiones de la gente de mi clase.. y eso que ninguno pertenecíamos a la obra, así que le daban bastante caña... La verdad que sentía gran admiración por él. Creo que si no asistía a esas clases era fundamentalmente por el rechazo que tenía hacia todo lo que sonara a religión, tras salir del colegio del opus. Además era un hombre muy convincente, y en una de esas clases obligatorias nos planteó la posibilidad de ir a visitar a la gente anciana enferma en el hospital.. y lo planteó de tal manera que me convenció.

Como he dicho antes, en mi clase no había ningun numerario/a, así que cual fue mi sorpresa, cuando nos repartieron en grupos para ir al hospital, y a mí y a otra compañera de clase nos tocó con dos chicas que no conocíamos de nada. Por supuesto, numerarias. Así que de camino, una de ellas empezó a sondearme, que si familia, estudios, etc... y por supuesto, si creía en Dios, si iba a misa, bla, bla, bla.. y ahí ya empezó a tocarme la fibra sensible... y es que esa pobre mujer no sabía que la persona con la que estaba intentando hacer proselitismo llevaba 4 años a sus espaldas de lidia con numerarias, muchas de ellas muy fanatizadas, y que acabó bastante quemada. Así que le paré los pies de una manera quizás no excesivamente delicada, debo reconocerlo. Total que ya no me dirigió la palabra, pobre..

Recuerdo sentir una gran tristeza tras salir del hospital y haber intentado hablar y hacer compañía a esa pobre gente, ancianos enfermos, muchos con mal de alzheimer, y recuerdo que lo único que pensaba era en disfrutar de la vida todo lo que pudiese, porque algún día podría acabar así...

Lo que me cabreó sobremanera fue que en la segunda visita que hicimos, las numerarias ya no vinieron. Mi compañera de clase y yo hicimos la visita por nuestra cuenta. Claro, no merecíamos la pena, y lo de los pobres abuelos era simplemente un instrumento para captar peña. Me pareció muy ruín por su parte, ya que pensaba que salía de ellas comportarse así. Y es que entonces yo no sabía que esto era práctica habitual dentro de la Obra.

Sara







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