LA FASCINACIÓN DEL NÚMERO.- Satur
Fecha Monday, 06 March 2006
Tema 070. Costumbres y Praxis


Encomiable el trabajo de campo de Alfredo sobre la muchas y variadas comisiones regionales y delegaciones y centros  que tiene la prelatura. Un pasote. Alfredo, además, duda que estos días se junten 700 en Roma para cantar “Nascosta Rosa”, o “Padelante sin miedo no miréis patrás”. Yo también lo dudo: 700 es mucha peña.

 

Lo que está claro es que el número en la opus es una obsesión. Se hacían estadísticas de todo: número de chicos que asistieron al retiro mensual, número de asistentes al círculo, número de personas que fueron a convivencias... listas de amigos, listas de padres que hicieron un curso de formación. Un flipe de listados y de datos que indica que detrás hay toda una burocracia que puede ser letal para el espíritu primero que inició esa o cualquier otra institución que se dice vocacional: pocas cosas menos vocacionales que los burócratas. Vocación es llamada personal camino a recorrer con cierto espíritu de aventura, de locura, de iniciativa personal. Así me lo vendieron a mi. Y así lo veo...



Pero el número fascina. Cuando vemos la exuberancia, la prodigalidad de la creación, los miles de millones de seres que pueblan la Tierra, los billones de estrellas y planetas de tachuelan el cielo, uno se queda pasmado. Incluso hay tíos que cuentan los ácaros, que son unos bichos muy feos que están en los colchones y en las mantas. Leí en un folleto que en un colchón puede haber dos mil millones de ellos. O sea, que estás durmiendo y tienes dos mil millones de bichitos abrazándote, y metidos por las orejas, por las narices. Increíble, maravilloso. Yo no sé cómo lo hacen para contarlos, pero se ve que lo tienen muy claro. No como los que cuentan las manifestaciones, que si es la policía municipal dice que tres mil doce, y si es la delegación del gobierno cuatro millones de personas. Pues vaya cachondeo, vaya birria de técnicos. ¿No sería mejor llamar a los que cuentan los ácaros?. A ver, ¿cuántos ácaros tiene una persona?. Pues tiene 750 millones, por ejemplo, ¿y cuantos ácaros había en la manifa?. Pues había tres billones cuatrocientos quince mil ácaros. ¡¡¡Pues ya está!!! : tanto ácaros dividido por ácaro / pelsona / cuelpo, y sale redondo.

 

Claro que si asiste la duquesa de Alba entonces habrá que aplicar un plus de ácaros por las chollas que tiene, porque esa melena – clon de la del Mudo de los hermanos Marx -, tiene que tener mogollón de ácaros.

 

Pero el número también tiene su lado negativo: el anonimato unido a la multitud, la disolución del individuo en la muchedumbre de criterios, costumbres y reglas externas para uniformar comportamientos, la originalidad prohibida a cambio del parecido. Se erosiona la calidad y se opta por la cantidad, lo más sustituye a lo mejor ( por eso se prefieren cientos de vocaciones de una atacada a ese ir una a una que se habla en las parábolas de la Misericordia: una oveja, un dracma, un hijo…).

 

No se pretende directamente, o quizás sí, pero con esa perspectiva de los grupos la libertad agoniza. El desmenuzamiento de las diferencias de los individuos y los grupos proporciona el cimiento ideal de la ciudad totalitaria. Cuando uno pierde su singularidad interna resulta presa de cualquier fuerza exteriores que lo pueden descomponer y recomponer a su gusto. Y se hace de dos modos: o por la corrupción o por la tiranía. Sea como fuere, los síntomas en las personas quedan muy patentes: aburrimiento, descontento, el hacer las cosas porque hay que hacerlas así. La uniformidad que la burocracia ejerce sobre el número, agota la calidad de cada uno y segrega aburrimiento.

En la prelatura, con el tiempo, hay mucho aburrido, desencantado y triste. Hay mucho mal genio… Ruiz Retegui se refiere a ello cuando los  compara a animales enjaulados, y las consecuencias de ese enjaulamiento en el carácter de las personas.

 

Es más difícil, está claro, tratar a las personas como individuos libres que encorsetarlos en modos externos de actuar. Entre otras cosas porque el viaje con los primeros tiene demasiadas averías, demasiados extravíos, demasiadas vueltas a empezar… pero es más apasionante.

 

Del otro modo el viaje, que eso es una vocación, resulta demasiado previsible: es un tour operador, con todos los gastos pagados, con pulserita para consumir lo que quieras en el Hotel  Bahía Próstratos Caribe Beach… a condición de que no salgas del Complejo Resort.

 

El número fascina, pero da miedo, y la gran tentación consiste en dominar el miedo creando una burocracia fuerte, compacta y rígida, que transmite la uniformidad, las reglas, los criterios a seguir hoy, ahora, en este momento y por estas causas… que desconoce el individuo. No se saben las razones de esos comportamientos, pero es lo que se supone que debo de hacer.

 

Si dice que se ha de hacer así, por algo será… doctores tiene la Iglesia. Pero un burócrata no es un doctor, ni siquiera un auxiliar de enfermería… algunos ni ellos mismos saben quienes son

 

¡¡¡ Ay, las Parábolas del uno!!!... ¿dónde están? .

 

Por cierto, y cambiando de tema: envío foto de mi media naranja, pos si la queréis poner en “quienes somos”.

 

 

 

 

Satur







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