El egoísmo de los ex.- Guiomar
Fecha Monday, 27 February 2006
Tema 040. Después de marcharse


En su escrito de (20/02/06) Satur nos habla, con motivo de la infancia espiritual que se fomenta en el Opus Dei, de la inmadurez pueril que padecen los miembros de la “Mare Nostrum”. No puedo estar más de acuerdo con él, pero diré que esa característica los persigue aun cuando salen. Sin dudarlo.
 
Transcribo de una novela de Khaled Hosseini, "Cometas en el Cielo", en la que el protagonista habla de su infancia y de un hecho que marcó su vida, lo siguiente: “... De eso hace muchos años, pero con el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos.”
 
Es evidente que unos les marca más que a otros. Y lo que dice Satur "Un infantil esconde un grandísimo egoísta. Un egoísta de tomo y lomo", me da pie para aportar algo que yo llevo viendo desde hace bastante tiempo y últimamente con más intensidad.
 
Todos salimos con unas costumbres aprendidas en lo que se refiere a lo externo, y que nadie diga que no, porque la "pinta de numerario" o "pinta de numeraria" existe, cuanto más en lo interno porque probablemente será donde hemos puesto más esfuerzo en adquirir los hábitos y costumbres de la cosa. Por tanto si uno que sale tiene que poner todos sus sentidos en desandar un montón de costumbre opusianas, también tendrá que acostumbrarse a pensar en los demás en términos desinteresados. A no ver en el prójimo un instrumento.
 
Me explico: durante años, depende del tiempo que cada cual haya estado en la Cosa y de cada uno, claro, el trato con los demás era con fines apostólicos (estos fines apostólicos incluyen los sablazos). Es decir, se hacían "amigos" no por el hecho y el placer de la amistad, que por  otro lado estaba prohibida, sino porque ese "trato" te llevaba a otra cosa, tenía otro fin.
 
Pues, si durante años y años nos hemos movido en esos parámetros, no vamos a pretender pasar de la noche a la mañana a ver a los demás desinteresadamente. Es cuestión de tiempo, no mucho, de tener la inteligencia de darnos cuenta y ponerle remedio. El problema grande radica cuando esta forma de actuar persiste, entonces es que ya éramos unos grandísimos egoístas antes de pertenecer a la opus.
 
Y el mayor problema no lo tiene el ex, lo tiene quien se pone en su camino que sin comerlo ni beberlo se encuentra metid@ en un laberinto del que es muy doloroso salir, porque el ex, aquí sí suele darse más en los hombres, no ha tenido la delicadeza de curarse antes de experimentar en sus relaciones con los demás.
 
Saludos
Guiomar








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